- Un retrato de Felipe VI con su uniforme de capitán general de todos los ejércitos presidió anteayer la toma de posesión del general Arturo Prieto Bozec como nuevo jefe de la Guardia Civil en la Comunidad Valenciana. Las crónicas en la mayoría de los medios de orden cuentan que el tipo llega al cargo con la intención de luchar contra los bulos en el territorio que tiene al mando, mencionan que es hijo de un destacado miembro del cuerpo y destacan que se forjó “en la lucha contra ETA en el País Vasco”. Vayamos por partes. Respecto a lo de los bulos, fue gracioso el freudiano acto fallido que se reveló en su alocución: “Es un hecho evidente que la criminalidad va asociada a la riqueza y a la población”. ¿A la riqueza? Corramos un tupido velo. Sobre su condición de hijo de un notable benemérito, hombre, pues sí. Tan notable como Arturo Prieto Cueto, acusado de haber instigado, hace 45 años por estos días, el asesinato de los abogados laboralistas de la Calle Atocha en Madrid.

- De casta le viene al galgo, como comprobamos al poner la lupa sobre el apunte biográfico que glosa su “gran experiencia en la lucha antiterrorista”. Consta en las hemerotecas y con abundancia de detalles que en 1999 el entonces capitán Prieto Bozec fue condenado a 18 meses y tres días de prisión menor por las torturas infligidas en el cuartel bilbaíno de La Salve a tres presuntos colaboradores de ETA. El tribunal tuvo el cuajo de justificar la escuálida pena en los testimonios de los denunciantes, “quienes con su actuación y declaraciones, han introducido elementos de incredibilidad subjetiva, cuando menos parcial”. Dos años atrás, el tipo ya había conseguido salir de rositas del juicio por las brutales torturas al miembro de la banda Kepa Urra, pese a que fue el instructor de la detención.

- En cualquier caso, el hecho grave sigue siendo el mismo. Un condenado en firme por torturas ha ido subiendo en el escalafón sin problemas y desde el martes es el máximo responsable del Instituto Armado en la VI Región. Es un escándalo intolerable que, por lo demás, pone en evidencia un congo de contradicciones. Quienes no ven nada de particular en el nombramiento echaban hace bien poco los higadillos por la designación del exjefe de ETA David Pla como número tres de Sortu. En la paralela inversa, los que veían absolutamente razonable lo de Pla y los que exigen que se deje de incomodar a Mikel Antza se han lanzado a denunciar la promoción del conculcador de Derechos Humanos Arturo Prieto. Vigas y pajas, según el ojo, un clásico.