umigado enredador general del reino: No me molesto en trasladarle mi pésame porque me imagino que le importa un comino y porque, siempre fiel a sí mismo, sé que anda vendiendo por ahí que fue suya y de nadie más la decisión de bajarse del barco del Capitán Sánchez. Incluso ha hecho correr la especie de que le ofrecieron ser ministro y usted se negó. No sé si cuadra eso mucho con la bofetada que le atizó Félix Bolaños al recoger la cartera que usted le reclamó a su ya antiguo jefe. "Estas cosas ni se pueden pedir ni se pueden rechazar", dejó dicho el nuevo Rasputín oficial. Yo, que soy un morboso, aguardo con ansiedad su venganza, aunque quizá solo consista en sentarse a ver pasar los cadáveres de quienes le han apartado del juego.