“¡El auge de China es irreversible!”, bramó el presidente Xi Jinping durante los fastos del centenario del Partido Comunista de su país. Lo hizo ante 70.000 entusiastas escogidos uno a uno en la misma plaza de Tiananmen en que Mao proclamó la República Popular en 1949 y donde en 1989 fue masacrada la disidencia. Cualquiera le lleva la contraria.