l 26% de los participantes en el rule de Mallorca han dado positivo en covid. La cifra puede aumentar todavía y, obviamente, no contempla los contagios que se ha contribuido a propagar. Ante la contundencia del dato, procedería que los irresponsables causantes de este desaguisado cuyas consecuencias todavía están sin evaluar metieran la cabeza debajo del ala y mantuvieran la boca cerrada. Ni ellos ni, sobre todo, sus consentidores papaítos y mamaítas lo están haciendo. Al revés, están montando un enorme tiberio porque las pobres criaturas llevan -¡que horror más horroroso!- cuatro días chapados en un hotel con wifi y pensión completa. Después de la primera denuncia por detención ilegal se anuncia un reguero más y, mucho me temo, con serias posibilidades de prosperar, porque, como también ha quedado probado en esta pandemia, el virus ha tenido como aliados incondicionales a los interpretadores de la ley. Estamos a cinco minutos de que se establezca el derecho inalienable a contagiar. Puesto que mola tanto el rollo legalista a lo The good wife, quizá la otra parte, la objetivamente perjudicada por el comportamiento de los niñatos, debería pasar a la ofensiva judicial. ¿Cuánto le va a costar a Baleares y a otras comunidades haber tenido que endurecer los requisitos de acceso de viajeros? ¿Cuánto se ha perdido por la difusión de la propia noticia? Hablamos de decenas de millones de euros. Y eso, si solo lo medimos en pasta. Lo verdaderamente grave está en lo puramente sanitario. Hay curvas que se han dado la vuelta, mientras la temida variante delta supone ya un 15% de los nuevos contagios. No es una broma.