madrid - Equipo de investigación de La Sexta, narrado por Gloria Serra, cumple hoy 300 programas y celebrará su octavo cumpleaños en enero. El espacio tiene previsto emitir esta noche un reportaje en el que analizará desde todos los puntos de vista el presunto delito de abuso sexual de La Manada a una joven en Pozoblanco. Este es uno de los programas dedicados a temas de actualidad y que, según Serra, les obliga a trastocar todas las rutinas y aunar fuerzas para sacar adelante un tema de estas características.

300 programas, ¿cómo se siente?

-Es increíble. Recuerdo las primeras entrevistas que me hacíais cuando empezábamos con Equipo de investigación y entonces era impensable pensar en tener un horizonte tan amplio. Mañana (hoy) llegamos al programa número 300 y en enero cumplimos ocho años.

¿Ni en sus mejores sueños lo habría pensado? ¿Confiaba en la duración del programa o ha sido una sorpresa?

-En los mejores sueños todo parece mejor, sueñas con lo imposible. ¿Sorpresa? Al principio, pero una vez que fuimos cumpliendo años y celebrando números redondos el factor sorpresa se va reduciendo. Cuando ves que Equipo de investigación se va convirtiendo en un referente empiezas a ver todo más claro y empiezas a pensar que cuando pusimos en marcha este reto no estábamos desencaminados.

¿Un clásico?

-Sí, aunque suene un poco fuerte. Al principio dudé muchísimo, me parecía un reto interesante pero muy difícil. No las tenía todas conmigo, pero no porque no confiara en el trabajo que íbamos a hacer, sino más bien por las circunstancias.

¿Cuáles eran esas circunstancias?

-Arrancamos en enero de 2011, en plena crisis económica. Es un programa con contenidos informativos puros y duros, no hay espectáculo y nos empezamos a bregar los viernes por la noche; yo decía: Esto va a ser imposible, no podemos plantar cara a la competencia. Primero en Antena 3 y luego en La Sexta, paso a paso y con la confianza del grupo (no tendré nunca palabras suficientes para agradecerlo), apostaron por nosotros y estamos encantados de continuar.

¿Cuántos reporteros han pasado por su programa? ¿Imposible calcular?

-Imposible, sí. Han pasado una barbaridad. De los originales quedan poquitos, pero es que se los llevan, nos los quitan de las manos. Es cierto que algunos se van porque les surgen proyectos nuevos e interesantes, uno hasta se nos ha ido hacer política. Pero es habitual la renovación en nuestro medio, hay gente que entra y que sale. Hemos creado una escuela de reporteros. Para cualquier profesional, incluir en su currículo que ha trabajado en Equipo de investigación es un label de calidad y de credibilidad, por eso nos los quitan de las manos. Seguiremos formando gente, no pasa nada.

¿Es amplio su equipo?

-Un centenar, más o menos. Hacemos cuatro programas a la vez. Hay veces que lo dejamos todo y nos lanzamos a uno para realizarlo solo en ocho horas como hicimos con el rey del cachopo. Cien personas es la masa crítica que necesitamos para garantizar durante toda la temporada, de septiembre a junio, un programa semanal de una hora. Sería complicado hacerlo con menos gente porque se comprometería la calidad.

¿Hay preferencias de áreas o de temas?

-Cuando arrancamos lo hicimos con temas de corrupción, estábamos en plena crisis y empezaban a estallar todo ese tipo de temas; también salimos en los primeros meses con reportajes de investigación sobre la pobreza, constructoras que paralizaban las obras, gente que se quedaba sin trabajo. Otro punto fuerte fueron las redes criminales. Cuando empezamos con temas de consumo tuvimos nuestras dudas.

¿Lo consideraban un tema menor?

-No. Teníamos dudas de que nuestro público habitual se quedara allí, parecían temas sin tensión, sin tanta adrenalina. Son interesantes, divulgativos y se han convertido en temas muy apreciados. Después de haber hecho muchos reportajes tenemos la sala de reuniones llena de eslóganes y voy a coger uno: No es el tema, es el enfoque.

La veo muy orgullosa.

-Lo estoy. Hemos sabido dar tratamientos muy nuevos, muy distintos y muy únicos a todo lo que hacemos; todo esto son elementos que nos distinguen. No hay tema pequeño, no hay tema poco interesante: hay formas de abordarlos.

Supongo que hay una preparación muy intensa, pero a veces da la sensación de que se enfrentan al tema a puerta fría.

-No, a puerta fría no. Si lo parece, bien; eso le da mucha tensión al programa, pero es todo lo contrario. Primero porque no somos unos irresponsables, hacerlo de esa forma sería malgastar dinero. Ir a ver qué se encuentra, no se puede. Nosotros vamos siempre muy bien documentados y con las ideas bastante claras de por qué vamos a ese sitio y no a otro. Pero sí entramos con una mirada virgen. Tenemos mucha información antes de llegar, lo que hacemos es intentar entrar como si fuéramos espectadores, eso le da frescura. No hay nada peor que un periodista resabiado, ése que sabe la respuesta antes de que la dé el entrevistado.

Así que podemos decir que son exquisitos en la preparación del programa.

-Es un programa informativo, de actualidad, y creo que todos los que informamos debemos ser exquisitos a la hora de trabajar con la actualidad y con las noticias en todos los medios. Nosotros nos jugamos en cada programa semanas de preparación. Imagínate que fuéramos a lo loco, una vez que estás en un lugar puede haber personas que con sus declaraciones te den ideas y te vayas a otro lado.

¿Preparada para otros 300 más?

-Nosotros sí. Este año ha sido muy excitante. Cuando parece que todo entra en una rutina, siempre nos inventamos algo nuevo.

¿Cuál ha sido el último invento?

-Seguir la actualidad. Una locura para un programa semanal de una hora. Hicimos un especial del Cachopo en ocho horas, nos metimos con el tema de Franco, ahora estamos haciendo La Manada en Pozoblanco, es el tema de esta noche. Cuando crees que estás bien en la rutina, nos volvemos locos y damos un paso más? Ir urgentemente a un sitio me da vidilla, por lo tanto sí: 300 programas más y otros ocho más.