Bilbao - No le agobia combinar teatro y televisión, sabe que serán unos meses en los que va a tener menos tiempo para ella pero le compensa. Hasta mañana estará en Bilbao con una obra que habla de historias cotidianas que conectan al espectador con el escenario y donde el amor juega un papel esencial. Es Marta en el teatro y Maite en la televisión, en la serie La que se avecina, dos mujeres distintas que llenan hasta el infinito a Eva Isanta, la actriz que les da cuerpo, voz y vida.

¿Cómo definiría ‘El cíclope y otras rarezas de amor’?

-Como un bonito viaje. Es una obra que tiene una puesta en escena muy original, es un espacio vacío con un espejo en el que el público se siente reflejado en todos los sentidos.

¿Qué historias se cuentan desde el escenario?

-Son muy cotidianas, están contadas por tres mujeres y dos hombres en cuadros de a dos. Al principio parecen piezas individuales, pero el espectador las va ir hilando entre sí y va viendo que están conectadas, el tema es el amor.

¿Drama o comedia?

-El género en el que podríamos enclavar El cíclope es bastante indefinido, tiene muchos toques de humor imprescindibles para que nos traguemos el drama; la situación de los personajes es difícil porque están colocados en un punto de inflexión de sus vidas, momentos en los que tienen que tomar decisiones y muchas risas no hay.

Dice que tiene gira hasta junio y a la vez está grabando la próxima temporada de la que ‘La que se avecina’ para T5. ¿Cómo compagina los dos medios?

-Con muchas ganas y mucha alegría. Me gusta mucho mi trabajo y una cosa refresca a la otra. Este lunes hemos comenzado a grabar la undécima temporada, y es cierto que exige muchas horas y mucha dedicación pero tengo la suerte de tener mis personajes en la tele y en el teatro.

Hablemos de ellos porque son como la noche y el día.

-Es una suerte tener un personaje con un ritmo televisivo de comedia como Maite y tener un personaje como Marta en otro espacio como es el teatro, con otros ritmos. Maite es una locatis y Marta es una mujer muy de tierra y asentada.

¿Con cuál de ellas se identifica más, con Marta o con Maite?

-Soy un poco las dos?

¿Un poco bipolar?

-No, eso no; al menos no estoy diagnosticada, bipolar no soy. Soy muy aire y soy muy tierra, y las dos cosas me vienen bien, me ayudan a equilibrarme.

¿Cómo soporta tanto tiempo en ‘La que se avecina’?

-Muy bien. Lo primero, es un privilegio tener trabajo; segundo, es un privilegio tener un trabajo que te gusta tanto; tercero, estar en una serie que tenga éxito es un lujo. Me gusta y me siento bien cuando la gente me dice que se lo pasa bien y que es su momento de evasión.

Vamos, que cumplen casi una función social con esa locura de serie.

-Sí, hay quien te comenta que espera con ganas el día de la emisión para evadirse de sus problemas, para echar unas risas y para relativizar los dramas de su vida. Que te digan estas cosas te crea una sensación muy potente. Tenemos la suerte de tener un equipo de guionistas impresionante, renueva constantemente las ideas, vive en la actualidad y crea unas tramas tan buenas, divertidas e interesantes que no nos aburrimos.

Dígame, ¿se ha encontrado en vida real con algún vecino como los de Montepinar?

-Más potentes que los de Montepinar, ya sabes que la realidad supera a la ficción.

Esta frase es todo un tópico ya.

-Te lo puedo asegurar, es verdad. En la serie jugamos a ficcionar y estamos protegidos de alguna manera. Siempre digo que mis personajes reflejan una realidad pero no dejan de ser de ficción; ya sean en el disparate, en el drama o en el realismo cotidiano no dejan de ser una invención, la realidad es mucho más potente, más terrible que la ficción.

El teatro exige energía al actor, pero ‘La que se avecina’ tiene que resultar devoradora para ustedes.

-Se ve en la televisión a la hora de emitir la serie, tenemos un ritmo trepidante, la línea de pensamiento de los personajes cambia de forma vertiginosa, pasas de una cosa a otra, no hay transición. Cuando vienen artistas invitados se sorprenden de la rapidez con la que hablamos, de la rapidez en las reacciones? Los personajes cambian de forma instantánea de tempo, de emoción y de situación.

¿Extenuante?

-No, a mí me gusta. Esta facilidad para cambiar la tenemos incorporada cuando el rodaje avanza. Ahora que hemos empezado a grabar después de unos meses de parón cuesta, hay que engrasarse y pillar ese ritmo interno que es bestial.

¿Tiene tiempo para usted?

-Sí. Todo depende de los días, valoro la vida por encima de todo. Ahora estoy, excepcionalmente, compaginando teatro y televisión, va a ser durante un periodo. Intento que los ensayos de una nueva obra de teatro no coincidan con las grabaciones, es la parte más dura de una función. Ahora El cíclope solo lo tengo que vivir en las representaciones, que no es poco, pero ya está hecho, ya está creado.

¿Cuánto tiempo lleva en el mundo de la interpretación?

-Soy una gran afortunada, empecé a los 15 años en un grupo de teatro de Getafe, pero profesionalmente debuté a los 19, y soy de las afortunadísimas y privilegiadísimas que tengo trabajo y que puedo tener opciones encima de la mesa. Pienso que todas las actrices y todos los actores deberían tener las posibilidades de realizarse.

¿Se identifica más con algún género que otro, más drama o comedia?

Con ningún género, yo me identifico con los personajes que cuentan historias, con el alma de los de los personajes, soy un mero instrumento para contar historias. Me gusta vivir a cada uno de los personajes.