madrid - Es una mujer muy activa, a la que le gusta entrevistar, discutir y debatir. No le aburre la política y lo demuestra con sus entrevistas en El objetivo. Unos opinan que es una periodista incisiva y profesional que persigue la respuesta; sin embargo otros, consideran que su forma de cuestionar a su invitado es una impertinencia.
Ahora cambia el registro y muestra una faceta diferente en un programa que nada tiene que ver con El objetivo, a ella lo que le interesa es preguntar ¿Dónde estabas entonces?, su nuevo programa. El conflicto catalán lleva meses manteniéndola ocupada, un tema que no le aburre, más bien todo lo contrario.
El tema catalán lleva eclipsando otros temas de actualidad que también preocupan al ciudadano, parece que a algunos les está viniendo bien, ¿no cree?
-Cierto que los temas catalanes tienen mucho peso y quizá en algunos momentos han sido omnipresentes, pero creo que eran importantes. Pero de nuevo hay otros temas que vuelven a saltar a la actualidad. Ahí tienes el caso Gürtel que vuelve a abrirse camino de nuevo. Pero volviendo a Cataluña, vamos a la campaña electoral en breve y debe tener presencia.
¿No le aburre tanta política en su vida profesional?
-Creo que no. Política es todo, las decisiones que toman los políticos son las que cambian a peor o mejor la vida de la gente. La política es la vida, pero siempre que sirva para mejorar la vida de la gente?
No estoy nada segura de que vivamos ese momento de mejora.
-Cuando no se mejora la vida de las personas también estamos ahí, para que los políticos no se relajen, se espabilen y trabajen; tenemos que contarlo.
Hablemos de ‘¿Dónde estabas?’
-Es una serie documental, y se va año a año, desde el 77, recorriendo el camino que ha seguido la democracia española. Cada capítulo es un retrato de lo que en ese año estaba sucediendo.
¿A nivel político?
-A todos los niveles: política, cultura, sociedad, deporte? la diferencia con otros programas que también tienen una mirada al pasado es que son los verdaderos protagonistas los que te lo cuentan, son ciudadanos anónimos que han contribuido a mejorar la sociedad.
Ha empezado con 1977, pero ¿cuántos capítulos va a tener esta serie documental?
-Ahora mismo vamos por el 85 u 86. La agenda es tremenda y nos movemos por muchos puntos para hacer grabaciones; dentro de cuatro días me voy un día a Sevilla y luego a Euskadi. Es una producción muy laboriosa, llevamos unos ocho capítulos.
Preparar y presentar ‘El objetivo’ de cara al domingo, y una serie documental que le obliga a viajar y desplazarse a puntos muy dispares... ¿Cómo consigue tiempo para todo?
-Peleando por hacer todo compatible, como los malabaristas. Es una situación a la que se enfrentan muchísimas mujeres, la conciliación laboral y familiar es una gran mentira en España.
Hablamos de conciliación y parece que es un tema que se conjuga en femenino, ¿no cree que también puede ser cosa de hombres?
-Sí. Cuando nos preguntan estos días a nosotros por cuándo y cuánto vemos a nuestros hijos, siempre respondo: Ojalá la conciliación fuera un tema solo de Ferreras y Pastor. Es un problema general, no se protege en absoluto a las familias. Los ciudadanos tenemos que exigir esa conciliación.
Volvamos al plató de ‘El objetivo’, da la impresión de que ya no le llueven tantas críticas por su forma de entrevistar. Supongo que así vivirá más tranquila.
-Siempre he estado tranquila, pienso que las críticas con respeto siempre son bienvenidas, te ayudan a crecer. Siempre dije desde el principio que mi forma de entrevistar se hace habitualmente en otros países, fuera no sorprende, lo que sorprende fuera es que los políticos no acepten entrevistas de este tipo.
En una conexión suya con Ferreras, él dibujaba con las manos un corazón. Muy tierno, ¿no?
-Ja, ja, ja? Lo vi después en las redes, pero la camiseta que yo llevaba ese día llevaba ese gesto que hizo él; es una camiseta de Rozalén, la cantante; el día anterior habíamos estado en el concierto. Dentro de ese gesto hay una frase que dice: El mundo está lleno de hombres y mujeres buenos. Creo que le salió el gesto por lo que habíamos visto la noche anterior en el concierto, por la camiseta y por lo que a él le viniera a la cabeza en ese momento.
Supongo que le gustó.
-Claro, por supuesto. Yo el gesto no lo vi porque no tengo monitor en el que pueda ver lo que va sucediendo.
Aparentan un carácter vivo los dos, me imagino que las discusiones también serán vivas.
-Sí, sí? Cierto que los dos tenemos mucho carácter y tenemos ideas y planteamientos ideológicos diferentes. Pero creo que eso también es enriquecedor. De hecho, hasta en los títulos de los programas se pueden ver las diferencias, su programa se llama Al rojo vivo y el mío es El objetivo.
¿Discutidores natos?
-Pero eso hace que la vida sea más apasionante a nivel personal y a nivel profesional. No nos gusta la gente que nos da la razón. A mí me gusta que la gente me aporte, por eso me gusta la gente que piensa diferente a lo que pienso yo; eso me pasa con Ferreras.
Discutidores los dos, ¿quién es más apasionado, él o usted?
-Los dos. Discutimos con pasión los temas y creo que también ponemos mucha pasión en lo que hacemos. En lo ideológico, no estamos de acuerdo en casi nada.
¿Han pensado en grabar las discusiones caseras? No estarían mal de audiencia.
-Discutimos, sí, pero de temas periodísticos. Te aseguro que en el resto tenemos una vida de lo más normal, que se limita, como en el caso de tantas y tantas familias, al cuidado de los hijos y a poder disfrutar del poco tiempo libre que nos queda.