madrid - Antonio Díaz vuelve hoy a la televisión con su espectáculo El mago Pop: 48 horas con y a la vez da rienda suelta al ilusionismo en el teatro con Nada es imposible. No se mete en terrenos farragosos si la conversación discurre por términos políticos, él prefiere ir a lo suyo, crear ambientes de magia con famosos. Si algo le gustaría sacar de la chistera es alegría y enterraría la maldad.
Entre programa y programa con famosos no va a tener tiempo para adivinar qué les pasa a los políticos por la mente o cuál va a ser el futuro.
-Ja, ja, ja? Tiene que haber magia entre los políticos para que todo se pueda arreglar, pero prefiero seguir con lo mío y no me meterme en otros campos?
¿Más farragosos?
-Ja, ja, ja?.
¿Hay algún cambio respecto a otras temporadas?
-Los cambios están en la magia que hacemos, es más impactante que en temporadas pasadas. La grabación que hemos hecho ahora es la mejor de todas.
¿Tiene que hacer mucha magia para poder vivir de la magia?
-Claro, pero como en cualquier profesión. Hay magos a los que les cuesta y hay otros que viven muy bien y además dan trabajo a muchísima gente. Creo que la magia es un arte escénico que tiene que ver mucho con el teatro. Estamos pasando unos tiempos complicados pero aun así se puede ser optimista.
¿Ha conseguido hacer desaparecer sus facturas?
-En ello trabajo, pero aún no le he cogido el truco, en cuanto lo consiga?
¿Lo vende?
-No, los trucos no se venden.
¿Qué es lo más difícil del mundo de la magia?
-Seguir sorprendiendo una vez que has visto mucha magia, sorprender es el reto y el mayor desafío que tenemos. En nuestro caso, cuando ya se han hecho otras temporadas, lo importante es seguir sorprendiendo con la que comenzamos.
¿Le quedan muchos famosos para próximas temporadas?
-Hay muchos a los que me gustaría sorprender y con los que me gustaría pasar 48 horas.
¿Qué consigue de ellos en los dos días que pasan juntos?
-Llegar a sitios donde difícilmente se puede llegar sin el juego de la magia; la magia te lleva a tu niñez, te hace ver lo extraordinario y te deja sin palabras. Con la magia conoces a la persona desde otro punto de vista, es fascinante. Con todos los invitados tengo la misma sensación cuando acaban las 48 horas, es esa sensación que te hace pensar que nos conocemos a fondo.
¿Se ha negado algún famoso?
-La verdad es que no, el programa es tan blanco que a todo el mundo le apetece participar; no nos hemos encontrado nunca una puerta cerrada; en algunos casos no se ha podido hacer por disponibilidad, por agenda. Todos los que han participado se han puesto en nuestras manos y han colaborado con intensidad.
¿Tiene más proyectos entre manos?
-Acabamos de estrenar un nuevo espectáculo, Nada es imposible, en el teatro Rialto, en la Gran Vía madrileña. Estamos entusiasmados, está yendo fenomenal; es el sueño que yo había tenido toda mi vida, un espectáculo de gran formato. Competimos con los grandes musicales, en la misma calle, enfrente tenemos al Rey león y es un desafío maravilloso.
¿Qué haría si un día la magia se escapa de sus manos?
-Ja, ja, ja? No tengo un plan B, me va muy bien, tengo la sensación de que lo mejor está por llegar; pero hay otras cosas que me encantaría probar porque me gustan: me gusta el cine, la música, el teatro? No descartaría gestionar un teatro.
¿La magia es la manipulación de la realidad?
-Es la demostración de que nada es imposible. Es un juego en el que el espectador sabe que lo que hacemos no es verdad; nosotros, los magos, sabemos que ellos saben que no es verdad y jugamos a obviarlo, a manipular la realidad mientras se generan ilusiones imposibles.
Aun así, ¿son creíbles los espectáculos de magia?
-¿Es realidad o es ficción? Siempre hay una duda razonable en un espectáculo de magia. La magia en directo lo tiene más fácil, sabes que alguna explicación tiene que tener lo que está ocurriendo, pero lo ves increíble. Sin embargo, la magia en televisión siempre se ve con más reservas; se piensa que hay un corte de cámara, un truco de edición. Es otro tipo de desafío, tenemos que desactivar la desconfianza de la gente. En el caso de El mago Pop: 48 horas con, lo conseguimos a través del personaje famoso, él es el aval para el espectador y la gente cree que lo que está sucediendo es real.
¿Qué le pide el cuerpo sacar de la chistera?
-Alegría y buen rollo. Metería dentro de la chistera y escondería bien al fondo la preocupación, la frustración, la maldad y la falta de energía que parece haber en estos momentos.
De las chisteras de los magos ya no salen ni palomas ni conejos.
-La magia evoluciona, la magia con animales tuvo su momento pero hoy en día el público necesita otras cosas.
¿Un público más tecnológico?
-Sí, es el mundo que nos ha tocado vivir. Funciona muy bien la magia con tecnología, la magia con objetos que tiene el espectador en sus bolsillos?
Móvil, dinero y las llaves. ¿No se pierde el romanticismo?
-No, la magia funciona muy bien con los pensamientos y los sueños del espectador, también con lo que teme. La magia está evolucionando.
¿Hay algún truco que le haya enamorado?
-Recuerdo, pasó hace muchos años, que un hombre que se llama Oriol Rusca me hizo un juego con monedas y es de las cosas más bonitas que he visto nunca.
¿Era crédulo con la magia de niño?
-No, realmente ya sabía que había un truco detrás. Pienso que la gracia de la magia no es creer que es real, todos sabemos que no; lo bonito es que aun sabiendo que lo que está sucediendo no es verdad, lo estás viendo y eso es lo fascinante, quiere decir que algo te estás perdiendo, que hay cosas que no conoces, eso es lo misterioso y lo inspirador.
¿Explica los trucos o se los guarda en su particular chistera?
-Eso nunca. Ni los explico yo, ni los explica ninguna de las personas que trabajan conmigo. Confidencialidad absoluta.