BILBAO - Ha recorrido la posguerra y la Transición española a través de la serie de La 1 Cuéntame cómo pasó. Siempre le ha gustado contar historias de terror y dentro de su cabeza bullía desde hace tiempo una que se basaba en una pesadilla antigua. Hoy, es un libro que ya va por la tercera edición y por el que tuvo que dejar temporalmente su personaje, Toni Alcántara. Ahora está feliz viajando de acá para allá y pensando en ponerse a escribir su segunda novela en cuanto tenga tiempo.
¿Siempre ha querido escribir? ¿Era una espina que llevaba clavada?
-De pequeño no quería ser escritor, quería ser actor. Me gustaba mucho el cine, contar historias, inventarme personajes y jugar a desarrollar los personajes que me gustaban del cine y del mundo de las series. El dinero me lo gastaba en revistas de cine. Veía muchas veces las películas que me fascinaban, dibujaba a sus personajes y los recortaba. Me gustaba contar historias de terror a mis amigos.
¿Le dio por escribir de repente?
-No. Tampoco es así. Cuando decidí que quería estudiar opté por la interpretación y a la vez por el periodismo porque quería escribir. Terminé Periodismo Audiovisual. Cuando decidí a qué me quería dedicar, no prescindí de una cosa por hacer la otra. Pienso que todo está muy vinculado.
Ha estado en presentaciones y en ferias del libro. ¿Ha oído esa frase de: “Otro televisivo que escribe”?
-La editorial ha mandado el libro con anticipación a críticos, gente que hace reseñas literarias y a vosotros, los periodistas; eso puede ser muy bueno o muy malo. Si no gusta, está condenado antes de salir. Pero, curiosamente, se ha recibido muy bien. Que haya prejuicios sobre si soy un televisivo que escribe no es algo que yo pueda cambiar por mucho que quiera.
Hay escritores que ven intrusismo en el hecho de que la gente que sale en televisión escriba.
-Yo recibo mucho respeto, los medios me tratáis muy bien. Soy muy serio y me fui de la serie para escribir el libro, estoy formado. La editorial y yo hemos dedicado mucho tiempo al libro. Sinceramente, creo que está bastante bien, el que lo lee ve el trabajo que hay detrás y la gente dice que se engancha. Yo no siento que alguien me vea como un intruso, la gente me está dando una oportunidad. Yo nunca diría que alguien es un actor intruso, por eso pienso que tampoco pueden decirlo de alguien que escriba un libro.
¿Cómo surge la idea del libro? ¿Parte de usted o de una editorial?
-La idea viene de cuando yo tenía 17 o 18 años y estaba en casa de mis padres. A mí me encantaba el cine de terror, mi cabeza siempre ha ido a mil por hora; una noche tuve una pesadilla, sentí mucho miedo y me empecé a imaginar una historia y con el tiempo comencé a desarrollar los personajes. He aprovechado el tiempo que me dejaba libre la serie, hubo una temporada que en un parón no tenía ni cine ni teatro y me fui fuera a escribir. Primero pensé en un guión, pero me encanta la novela negra y me decidí por ella. Desarrollé los personajes a partir de 2008 y aquí estamos. En 2015 presenté el manuscrito a una editorial.
Y se lo aceptaron, ¡qué suerte!
-Me dijeron que la historia estaba muy bien y me dieron un año y medio de tiempo para que se convirtiera en el libro que es hoy. La editorial quería que conociera el oficio y que disfrutara de él. Ser conocido puede ser una baza, pero también puede volverse en contra. La suerte que he tenido es que el libro es el que he querido escribir.
Por este libro corrió el riesgo de dejar la serie. Fue temporal pero los guionistas podían haber ‘matado’ a Toni Alcántara.
-Tengo muy buena relación con la productora, somos un equipo, son muchos años de trabajar a favor del producto y ellos han trabajado siempre a favor del personaje. Sufrí un poco porque no podía decir por qué me iba. La editorial me pidió que lo escribiera sin presiones, que no tuviera que hablar mucho de la novela para que no perdiera el interés. Yo lo camuflé diciendo que me iba a hacer teatro y que tenía otros proyectos personales. La productora fue muy generosa cuando me fui y también a la vuelta.
Una novela sangrienta, se ve que le gusta el terror.
-Ja, ja, ja? Es sangriento el final, la novela engaña en el sentido de que no es terror cien por cien. Es intriga, habla de un parricidio y de las dobles vidas, del determinismo y de lo importante que es dónde nazcas. Que el padre se vaya de casa es determinante, los personajes se ven al límite y de repente pueden hacer una locura. Cuando investigas, te das cuenta de que los crímenes reales son muy pasionales, no los comete gente mala porque sí; es gente que se vuelve muy obsesiva o el amor les ciega. Se desarrolla en un barrio de clase media, se ve que algo pasa, que algo se rompe y tiene un final muy terrorífico que se convierte en un rompecabezas.
Volvamos a ‘Cuéntame cómo pasó’. La muerte de Miguel (Juan Echanove) llegó con polémica desde el exterior. ¿Le pareció lógica?
-Cuando tienes cariño a los personajes, no quieres que les pase nada. Como actor, lo sabes desde que firmas: pueden prescindir de ti en cualquier momento. Puede ser para dar emoción, para buscar audiencia, para lo que sea; pero eso es algo que sabemos todos. Tú ves Anatomía de Grey y están muriendo muchos personajes. ¡Mira Juego de Tronos, en la primera temporada se cargan a cinco protagonistas, y cuatro eran los que a mí más me gustaban!
Una respuesta políticamente correcta. ¡Imagínese que matan a Toni Alcántara!
-Puede gustar o no a los espectadores, incluso a los actores, pero los guionistas están haciendo bien su trabajo. Cuando me fui a hacer el libro, Toni estaba con toda la parte de la investigación de los GAL y de ETA y pensé que sería muy buen final que un personaje arriesgue la vida, estaba jugando con fuego y en la realidad hubo gente que se quedó por el camino. Ése podría haber sido un buen final, aunque como actor te fastidie. Por suerte para mí, me perdonaron la vida y me mandaron a Londres.
¿Siempre está de acuerdo con lo que escriben los guionistas para Toni Alcántara? ¿Es usted de buen conformar?
-Pocas veces estoy en desacuerdo. La labor del guionista es complicadísima, somos muchos personajes, son muchos años los que han tenido que mantener a todos y crearles tramas interesantes. He visto muchas series americanas que me parecen obras de arte y a la segunda o tercera temporada se la han cargado, 18 temporadas es un logro. Pero el mayor logro es trabajar tanto tiempo juntos y estar abiertos para poder trabajar bien en equipo.
No cabe duda, Pablo Rivero tiene vocación diplomática.
-Ja, ja, ja? Es que hay que conocer el trabajo al que nos dedicamos. Tenemos muy buenos guionistas, trabajan muy bien, son generosos y son muy listos; ellos saben que conocemos nuestro trabajo y que conocemos muy bien a nuestros personajes, igual o mejor que ellos, y por eso hay mucho trabajo de mesa y muchos cambios. Normalmente, con esos cambios los personajes se enriquecen, los guionistas se toman muy bien nuestras sugerencias y las aceptan. Saben que trabajamos a favor. Estamos abiertos al aquí y ahora, eso es magia.