Madrid - Abierta a cualquier pregunta, asequible, cercana y con simpatía, como siempre pero tres años después. Paula Vázquez es una mujer sincera que no tiene pelos en la lengua y que reivindica muchos aspectos sociales que la crisis ha aparcado y en muchos casos ha hecho que retrocedan. Regresa a la televisión con un programa que le ha enamorado y en una cadena en la que se siente a gusto, relajada y muy bien tratada. El puente es para ella una experiencia que no había vivido antes y que está dispuesta a disfrutar.
Este programa es su regreso a televisión después de?
-Tres años de haber estado fuera de platós y otro tipo de programas.
¿Qué ha hecho usted en este ‘puente’ de tiempo tan largo para un profesional de televisión?
-He visto mucha televisión, me gusta mucho la tele y veo muchos programas.
¿Con añoranza?
-Con placer. He viajado todo lo que he podido y más; he hecho los deberes conmigo misma.
¿Cuentas pendientes?
-Tenía facetas de mi vida a las que no había prestado atención. Por ejemplo, mirar el reloj. Ahora son 48 años, entonces eran 38 y pensar: “Ay, si yo no había pensado si quiero ser madre o no”. Lo de la familia se me había ido con el tiempo.
¿Ha aprobado todas las asignaturas?
-No lo sé. He vitrificado los óvulos. He aprovechado para hacer algún curso de guión y escritura. Al final, ese puente de estar fuera de todo lo que es la televisión se acaba con El puente. Esto es como un empezar de cero con fe en la televisión, con fe en el entretenimiento puro, con la ilusión de saber que formo parte de un proyecto que es pionero.
‘El puente’, un ‘reality’, un concurso, un premio? ¿dónde está la diferencia?
-El público no tiene nada que hacer, no nomina. Éste es un programa auténtico. Dentro de los realitys es un paso más hacia la verdad, para mí es una apuesta segura.
‘El juego del Euromillón’. ¿Se acuerda?
-Dios mío, hace casi 20 años, tenía yo 23. ¡Qué tiempos, qué momento, qué ilusiones! Te digo una cosa, a mí me parece que fue ayer por la tarde. Esta vuelta ha sido con la misma gente con la que hice ese concurso, con la gente de Zeppelin. Es más, hasta que me llamaron yo sentía que estaba retirada de la tele, no tengo ni mánager.
Una retirada muy temprana, ¿no?
-Bueno, 25 años de carrera profesional no está mal, supongo. Ahorré, invertí y me retiré y me puedo permitir vivir de otras cosas.
Vamos, como si le hubiera tocado el Euromillón.
-No, no. Se llama trabajo y empecé con dieciséis años y no paré hasta hace tres. La suerte ha tenido mucho que ver también, pero he trabajado mucho.
¿Estaba dispuesta a no salir en pantalla más?
-Sí, no es malo. Cuando llevas 20 años de popularidad, y ya has saboreado las mieles del éxito y del fracaso, la fama no es más que un hándicap para caminar.
¿Le sigue reconociendo la gente por la calle?
-Menos, pero sí. Puedo hacer una vida más tranquila pero aún hay gente que se acuerda de mí.
Ya no se escribe nada sobre que se quitó costillas para estar más delgada y estilizada.
-Ja, ja, ja? ¡Cómo se pasaron! Por cierto, ¿alguien ha conseguido demostrar lo de las costillas? Pero hay cosas que continúan, hace poco salí con la cara hinchada y ponían: “Paula con la cara nueva”. Detrás de todo esto no hay más que misoginia. Vuelve un profesional con veinticinco años de profesión a sus espaldas un formato potente y el titular es “Paula Vázquez se ha cambiado la cara”.
A veces un titular es llamar la atención del lector y usted, se cambie la cara o se quite costillas, sea cierto o no, vende mucho.
-Bien. ¿Por qué con los hombres no pasa? Hemos vistos a señores que eran calvos y salen con melena; señores sin ojeras cuando tenían bolsas. ¿Por qué lo de ellos son retoques y lo nuestro, lo de las mujeres, se llama cirugía estética? Me indigna. Lo que te digo, misoginia pura
Hablemos del programa. ¿Cómo ha vivido en la Patagonia?
-Increíble, nunca pensé que iba a conocer ese lugar. Es fascinante, todo un descubrimiento. Hemos estado en una zona donde sobrevolábamos los glaciares, las montañas, los lagos? La vista se te llenaba. Hay una historia paralela a El puente, no tiene nada que ver. Hay una conspiranoia que dice que Hitler se retiró allí. En Bariloche hay restos y tumbas nazis?
¿Le interesó la historia?
-Sí. Cuando me enteré, empecé a comprar libros y fue una especie de paranoia creyendo que el oro nazi está en la Patagonia.
Antes diseñaba biquinis y los lucía en el programa. ¿La vamos a ver así en ‘El puente’?
-Ya no lo hago, la crisis ha pegado fuerte en todos los sectores, los biquinis es algo que se vende tres veces al años y no resultaban rentables.
¿Por qué le dio por el diseño de esa prenda?
-Fue muy circunstancial. Me robaron las maletas y cuando llegaron a mí de nuevo estaban vacías. Utilicé la ropa de mis compañeras redactoras hasta que se acabó, luego utilicé biquinis, sabiendo que estaba dando una imagen que parecía muy machista. Pensé que en vez de dar la imagen de uso y abuso, me uso yo misma y creé una línea de biquinis con la que salí ganando.
Daba la sensación de que se veía obligada a presentar el programa en biquini.
-Nunca fue un requerimiento, fue una circunstancia. Si alguien me llama y me dice que me tengo que vestir de una manera concreta, lo tengo claro: le digo que contraten una modelo o una miss.
Usted ha sido modelo.
-De acuerdo, pero yo hoy cobro por ser presentadora, comunicadora?
¿Qué le ha parecido el primer capítulo de ‘El puente’?
-No quiero ser presuntuosa, pero este programa va a enganchar mucho. He visto el primer capítulo y me ha encantado. Es como una serie de televisión. Creo que se va a convertir en un programa como de culto que a los que les gusten mucho las series como Perdidos (Lost) lo van a ver más de una vez.
¿Espera segunda temporada?
-Sí, sí? Me encantaría, estamos todos ya con la maleta hecha. Por si hay que ir, yo lo tengo todo preparado, pasaporte, visado,... está todo.
Con dos biquinis y un pareo sirve, ¿no?
-No. El problema es que allí pasábamos de 30º a -3º en cuanto se movía la nube. Hubo días de sol y los concursantes pudieron bañarse y parte del equipo también.
¿A usted no le gusta el agua?
-Sí, pero no tuve tanto tiempo libre. ¡Ojalá lo hubiera tenido!
Está en un canal que reúne a gente muy reconocida de la televisión.
-Estamos todos los que creemos en un entretenimiento puro y duro.
¿Se arrepiente de lo que ha hecho en otras cadenas?
-No, no. Es cierto que las televisiones cambian y en tiempos de crisis algunas han involucionado. Hemos desaprendido muchas cosas y el papel de la mujer ha sido relegado a un espacio secundario que ya conocemos desde hace siglos.
La noto muy reivindicativa.
-Siempre lo he sido. A veces tienes que leer el texto de tu compañero porque él sabe que da igual; si no se lo sabe, le van a contratar? y tú cobras menos. Hay que decirlo para que las chavalas que vienen detrás cojan los tacones y empiecen a dar zapatazos en la mesa; las demás nos hemos llevado las hostias, los despidos. #0 es una cadena que no sexualiza a la mujer, pero en otras muchas se queda en un papel estereotipado y sexualizado.
A pesar de las campañas de igualdad?
-Te juzgan como persona dependiendo del número de hombres con los que has estado o no, si son hombres o mujeres. Me parece de la Inquisición. Que nadie se queje, que doy titulares.
Y que lo diga.
-Soy muy feliz, pero siempre diré bien alto lo que me parece mal.