Hace ya tiempo que Hyundai trata de tú a tú a las marcas europeas. Ese derecho no obedece tanto a su decisión de instalarse en el Viejo Continente -tiene el Centro Técnico en Alemania y la fábrica en la República Checa- como al hecho de adaptarse a las preferencias de su público. Esa nueva carta de naturaleza queda perfectamente plasmada en sus más recientes creaciones. Ninguna la refleja tan bien como el i30. El coche que inauguró la era moderna de Hyundai hace debutar ahora una tercera entrega tan impecable como ambiciosa, que aterriza poniendo en solfa las jerarquías del mercado de los compactos. Avala sus pretensiones con una atrayente combinación de diseño, tecnología, calidad y precio (desde 14.900 euros acumulando todos los descuentos).
La firma surcoreana abre esta nueva etapa del i30 incurriendo en una abierta insubordinación. No se conforma con desempeñar un rol de comparsa y aspira a jugar un papel destacado en un escenario atiborrado de protagonistas. El segmento de los compactos de clase media polariza el grueso de las matriculaciones. Acaparan ventas el SEAT León, líder absoluto del mercado con 33.653 unidades vendidas en 2016, el prestigioso y longevo VW Golf (tercero) y el no menos curtido Renault Mégane (quinto); todos ellos recién renovados.
La predilección del público hacia este concepto de vehículo queda ratificada por la buena acogida que dispensa a otros productos semejantes. Así, el Peugeot 308 ronda los 23.500 pedidos y se ve empatado en décima posición por un Citroën C4 que computa juntos sus dos formatos. Ambos dejan algo más atrás al Ford Focus y al Opel Astra. Por su parte, el i30 atrajo el año pasado a 10.365 compradores, cifra considerable teniendo en cuenta la inminencia de su renovación. El estreno de la entrega actual dispara las expectativas de Hyundai, que se fija como objetivo alcanzar los registros de ventas de los contendientes más solicitados. No es una pretensión infundada. La tercera entrega cumple los pronósticos y ofrece más y mejor coche que nunca. Para empezar, el debutante es ligeramente mayor que su antecesor. Los códigos estéticos contemporáneos, esos que convierten al Tucson en uno de los SUV más sugestivos del mercado, modelan un turismo que ha estirado todas sus cotas. La aportación de esta generación de i30 a ese discurso estético es una nueva parrilla, rasgo que irán incorporando los siguientes hermanos.
La carrocería de cinco puertas del i30 -en marzo se dará a conocer el envase familiar- es algo más rígida y liviana que la anterior. También es ligeramente más grande y esbelta. Lo provoca una hechura que ocupa 434 centímetros de largo y 180 de ancho, cuatro y dos más respectivamente que antes, mientras que la altura (146 cm.) desciende un centímetro. Separa sus ejes 2,65 metros, lo que permite sustentar una cabina lo suficientemente amplia como para acomodar a cuatro adultos relativamente voluminosos. Ofrece desahogo a la altura de la cabeza y bastante anchura al nivel de los hombros. El portaequipajes brinda 395 litros, volumen semejante al de los modelos a los que se enfrenta.
El diseño interior se contagia del refinamiento que muestra el contorno. Su concepción no es especialmente innovadora, aunque resulta funcional, intuitiva y algo más colorida. Por si fuera poco, los materiales y su ensamblaje convencen. Por eso, la atmósfera que se respira a bordo acentúa la sensación de salto de calidad que sugiere el conjunto.
Hyundai corrobora ese mayor empaque general del coche adjudicándole unas dotaciones tecnológicas de primer nivel. El i30 puede equipar el último grito en sistemas de asistencia a la conducción, seguridad, confort y conectividad. Algunos de estos recursos avanzados van incluidos en el equipamiento de serie de los distintos acabados, otros se ofrecen como complementos opcionales. La lista de elementos disponibles es larga: sistema autónomo de frenada de emergencia con aviso de colisión frontal, control de crucero inteligente, detección de ángulo muerto, aviso de tráfico trasero, sistema de alerta por cambio involuntario de carril, información del límite de velocidad, asistencia para cambio inteligente de luces, detección de fatiga en el conductor, etc.