Para disfrutar de un ejemplar del nuevo Serie 5 es preciso disponer de paciencia y de fondos. BMW hará esperar hasta febrero a los primeros compradores de la séptima entrega del modelo, que cuesta entre 49.400 y 70.500 euros. La exitosa y longeva berlina Premium reaparece más esbelta y aún mejor pertrechada. Comienza proponiendo dos motorizaciones diésel -con 190 y 265 CV- y dos a gasolina -de 252 y 340 CV-; todas dan a elegir propulsión o tracción integral xDrive.
Con el Serie 5, la casa bávara ofrece otro recital de diseño y tecnología de vanguardia, dirigido nuevamente a la clientela más sibarita y solvente. Como es habitual, el salto generacional muestra un respeto máximo hacia el aplaudido discurso estético vigente. Dicha coherencia preserva una silueta dinámica, armoniosa y elegante, seña de identidad de los productos de la firma. A cambio, anula toda posibilidad de efecto sorpresa, ya que reitera el estilo de los demás modelos contemporáneos del clan.
La próxima entrega acumula modificaciones de distinta trascendencia, provocando con ello una notable transformación respecto a la edición cesante. La nueva es ligeramente mayor. Aumenta sus proporciones unos milímetros, hasta alcanzar 4,93 metros de longitud, 1,87 de anchura y 1,47 de altura. Gracias a la labor de los diseñadores, esas dimensiones permiten habilitar una cabina que supera en amplitud, y por tanto en confort, a la edición aún vigente.
El nuevo Serie 5 da la sensación de ser algo más espacioso que hasta ahora. Es una impresión corroborada por las mediciones, que constatan una mayor altura interior y más sitio para las piernas en las plazas posteriores. El leve estirón aplicado a la hechura también procura un plus de capacidad al maletero, que gana 10 litros y alcanza un volumen de 530.
La silueta estilizada, que confiere elegancia y deportividad al conjunto, comporta otra ventaja adicional: optimiza su coeficiente aerodinámico. Esa menor resistencia del aire al avance del vehículo coopera con la reducción del peso del mismo -el Serie 5 pierde hasta cien kilos respecto al antecesor-, contribuyendo así al incremento de la eficiencia de los motores. Los continuos ajustes técnicos a los que son sometidos consiguen moderar, hasta en un 12%, las cifras de consumo y los registros de emisiones contaminantes.
La gama motriz de lanzamiento contempla cuatro candidatos, la mitad de cada combustible convencional. Son bloques con inyección directa y sobrealimentación. De un lado aparecen unidades diésel de cuatro cilindros y dos litros, con 190 y 265 CV, que dan origen a las habituales versiones comerciales 520d y 530d. La otra vertiente del catálogo presenta propulsores de gasolina con estructuras de cuatro y de seis cilindros en línea; el primero tiene dos litros y 252 caballos (530i), el otro tres y 340 CV (540i). Inmediatamente después de las primeras entregas en febrero, el Serie 5 engrosará su nómina con dos versiones más: la 530e iPerformance, híbrida enchufable con 252 CV, y la deportiva M550i xDrive de 462 caballos.
Las motorizaciones iniciales están disponibles con tracción trasera y con el sistema xDrive de cuatro ruedas motrices. A excepción de la versión gasóleo menor provista de propulsión, que se asocia a caja manual de seis velocidades, el resto de las variantes equipa transmisión automática Steptronic de ocho relaciones; este sistema ofrece estrategia de cambio de marcha asistida con datos de navegación.
Las prestaciones del Serie 5 van acordes a lo que se presume en una berlina de última generación con esa dotación de caballería. Por eso, quizá merecen ser destacados otros logros conseguidos por esta séptima remesa del modelo. Por ejemplo el de la variante 520d EfficientDynamics, disponible a partir de marzo, que homologa un gasto medio de 3,8 litros. Este promedio oficial comporta unas emisiones mínimas de 102 gramos de dióxido de carbono por cada kilómetro.