MADRID - Quita hierro a los desencuentros que pudo haber cuando grababa Aquí no hay quien viva e interpretaba a Paloma, uno de los personajes centrales de la ficción de Antena 3. Ahora está a partir un piñón con los hermanos Caballeros responsables de esa ficción y también de la actual de Telecinco La que se avecina. Esta serie se ha visto interrumpida, posiblemente ya no vuelva hasta septiembre y de Loles León solo se ha oído la voz a través de un portero automático. Se convertirá en Menchu en los tres últimos episodios y está casi convencida de que volverá a estar presente en la décima temporada.
Su personaje es?
-Menchu, una poligonera, bipolar que hace de madre del personaje que interpreta Miren Ibargure, la Yoli, la nueva novia de Amador.
Con esta definición seguro que va a ser un peligro de mujer.
-Va a ser divertida y un poco peligrosa, pero no un riesgo mortal para nadie. Pienso que Menchu va a aportar una dimensión diferente en Montepinar.
¿Le gusta más esta comunidad que la de Aquí no hay quien viva?
-Bueno, pienso que no son comparables, una era más al uso y los personajes eran extremos pero menos disparatados. ¿La pregunta era?
Si le gustaba más una que otra.
-Son divertidas las dos, me gusta más Montepinar porque es la que estoy ahora, es una serie diferente, pero tengo que reconocer que Aquí no hay quien viva me dio también mucha vida.
Hecha por los mismos profesionales.
-Que son estupendos, los hermanos Caballero, todo el equipo es estupendo, maravilloso.
¿Tenía ganas de trabajar en La que se avecina?
-Lo he dicho públicamente, sí. Muchos me hacen esta pregunta, no lo entiendo; no sé a qué viene tanto interés
Seguro que entiende el interés. Usted se fue de Aquí no hay quien viva y hay muchas versiones sobre los motivos.
-Eso pasa siempre. El ritmo era muy alto, yo no me veía bien, llegué al límite de mis fuerzas y no pude aguantar más, si no estoy perfectamente bien y lo doy todo, es mejor que me vaya. Yo nunca me he peleado con ellos, con José Luis Moreno tampoco.
¿Desencuentros?
-Sí pudo haberlo, no digo que no; se producen porque cada uno está en un camino diferente. No ha habido grandes broncas ni nada por el estilo.
¿Le gustaría tener vecinas como Paloma o Menchu?
-Rotundamente no. Yo no podría tener a ninguna de ellas puerta con puerta. No soy tan torbellino como ellas y no me gusta que nadie ande por mi casa a sus anchas. Me encanta la tranquilidad. Cambiaría de edificio si tuviera que estar con alguna de ellas en la puerta de enfrente.
¿Cómo está la profesión?
-Como el mundo en general, fatal. A nosotros nos ha tocado mucho la crisis porque nuestra profesión es insegura e inestable. No sé cuando saldremos de esto.
¿Qué más trabajos tiene entre manos?
-He rodado La reina de España, la película de Trueba. Es una película maravillosa, está hecha por todo lo alto; tiene actores buenísimos. He trabajado junto a Penélope Cruz que está maravillosa y mejor que nunca.
Un reencuentro de actores, ¿no?
-Sí, efectivamente, esto ocurre dieciocho años después de La niña de tus ojos. Ha sido una experiencia impresionante y maravillosa. Siempre es un placer reencontrarte con gente que ha sido muy especial para ti en el pasado. Hemos grabado en Budapest y en Madrid.
Dos personajes muy diferentes y épocas muy distintas las de televisión y el cine.
-La película está centrada en 1957, habrá diferencias en el vestuario y en los peinados. En La que se avecina, mi hija y yo somos dos mujeres de barrio, un poco chonis y muy horteras. En La reina de España, Macarena y Trini (Penélope Cruz y Loles León) venimos de Estados Unidos y tenemos cierto nivel.
Última temporada de Águila Roja. ¿Cómo recuerda su paso por esta serie?
-Fenomenal. Me encantó, es la serie que me dio la oportunidad de hacer unos registros que no había hecho hasta entonces, de los que tengo creo que no me sacan?
¿Le molesta estar de comedia en comedia?
-No, eso no. Pero es cierto que te encasillan y siempre piensan en mí para comedias.
¿Se sintió bien en el drama?
-Estupendamente. Águila Roja me dio la opción de vivir momentos dramáticos muy bonitos, me hizo sentir muy bien y me vine muy arriba. Tenía de compañero a Carlos Areces, hacía de mi hijo. Lo disfrutamos mucho los dos, me gustó esa producción con verdadera pasión. Hice catorce capítulos que me parecieron deliciosos. Es una serie estupenda y está muy bien hecha, una pena que sea la última temporada.
¿Le gustaría hacer más personajes dramáticos?
-Rotundamente sí. Pero no me llaman, qué se le va a hacer. Ponlo: quiero hacer más personajes dramáticos. A ver si lo leen y me llaman.
Está muy acostumbrada a la comedia, ¿le supone alguna dificultada añadida el drama?
-No. Es cierto que la comedia ni me es difícil ni me cuesta, es algo innato; el drama también lo puedo resolver bien porque me sale de muy dentro. Me sale bien.
¿Cuánto tiempo en la profesión?
-Me vas a hacer echar cuentas, llevo desde 1970, pero suma o resta tú. Son muchos años, cuarenta y pico. Siempre quise ser actriz, desde que tengo uso de razón me he visto cantando y bailando.
¿Tiene origen familiar su deseo de ser artista?
-En mi familia hay mucha gente con talento. Es gente que tiene arte, así que voy a suponer yo que esto que hago es por alguna herencia.
Si volvemos a Montepinar. ¿Cree que Menchu continuará en la décima temporada?
-Espero que sí, dependerá del éxito de mi personaje, que se verá a final de temporada, en los tres últimos capítulos. Estoy feliz en esta serie, es un proyecto nuevo para mí. No tiene nada que ver mi personaje con el de Paloma y estoy feliz de trabajar mano a mano con Miren Ibarguren, es una gran actriz y le pasa lo mismo que a mí, siempre nos dan personajes extremos en comedia. Pero las dos somos muy dramáticas si nos ponemos a ello.