Vitoria. Ana Duato busca en cada programa de Un país para comérselo productos, historias y el trato especial con las gentes que abren sus casas y muestran sus experiencias para que el espectador pueda percibir lo que hay de diferente en un producto cultivado o preparado con un mimo especial. La actriz, y ahora también presentadora, ha aprovechado el descanso en los rodajes de la serie Cuéntame cómo pasó para poder grabar la diez entregas de este serial que mezcla paisaje y gastronomía.
Se habrá puesto usted morada.
Y qué lo digas. Ha sido un lujazo poder recorrer zonas increíbles y dejar que te cuenten historias las gentes que con mucha generosidad nos han abierto las puertas de sus vidas para explicarnos cómo consiguen que productos que todos conocemos nos parezcan excepcionales. Están todos los programas grabados, a excepción de El Bierzo con la vendimia. Efectivamente, me he puesto morada, pero no solo de gastronomía, de todo; es un programa cultural.
¿Qué destacaría?
Todo. Mostramos una materia prima maravillosa que viene del mar y de la tierra; me he puesto morada, como tú dices, de quesos, de vino y de disfrutar de la gente.
Me imagino que me dirá que la experiencia ha sido totalmente positiva.
No puedo decir otra cosa. Es una experiencia enriquecedora. Me siento una privilegiada por haber hecho este largo viaje que me ha dado la oportunidad de conocer al que vive de esa tierra, que sale al mar; que cuida de sus ovejas, de sus vacas. Es gente que ama lo que hace y que disfruta mucho con lo que hace. Un país para comérselo es abrir una ventana a una gente que vive del campo y de la naturaleza y suele tener una interpretación muy sabia de la vida.
¿Qué es lo que más le ha sorprendido? ¿Ha probado algo que ha sentido diferente a pesar de que lo conocía?
Solemos escoger gente que cultiva o prepara cosas que tú ya conoces, pero que lo hace de una forma especial. Por ejemplo, un puerro lo ves en el supermercado; pero ese puerro que sale en el programa está cultivado de una manera diferente para que sea único. He probado un queso de cabra, antes ya habíamos comido queso de cabra, como mucha gente; pero a estas cabras les ponen música clásica para que tengan toda la paz y armonía para que luego la leche con la que se hace ese queso sea especial en su sabor y textura.
Suena exótico lo de las cabras y la música clásica.
Sí, es sorprendente. Son materias que todos conocemos, pero que a lo mejor están elaboradas de una manera especial; posiblemente son tradiciones heredadas que se hacen de una manera artesanal. ¿He comido algo especial? Sí, pero no es como cuando vas a México, donde puedes comer hormigas fritas. He comido cosas muy especiales, sobre todo hechas con amor: ostras, queso, pescados, langostas, almejas, naranjas, verduras?
Un lujo de trabajo, ¿no?
Totalmente, no sabes lo afortunada que me siento. Es un programa que me gustaba mucho antes cuando lo hacían Imanol (Arias) y Juan (Echanove). No veas la envidia sana, por supuesto, que me daban esos dos.
Un programa maravilloso, pero un atentado para cuidar la línea y mantener los kilos a raya.
No es fácil eso de mantener los kilos a raya. Más de una vez he desayunado lechazo al horno, he almorzado judiones, he comido pintada guisada y luego he cenado chuletas al sarmiento?
Vamos, una dieta equilibrada.
Ja, ja, ja? Lo de equilibrada me temo que no, pero yo he disfrutado cada cosa que he comido. Todo estaba buenísimo. He vivido auténticas orgías gastronómicas, tienes que estar muy en forma para aguantarlas. Cuando te metes en un viaje de este tipo, estás preparado para todo.
¿Qué es lo que vamos a ver hoy?
Valencia, mi tierra. Estoy encantada y me siento en mí casa. Pero he disfrutado en todos los capítulos que hemos grabado. Lo que ocurre es que hay cosas de Valencia que para mí son reconocibles inmediatamente. Hablamos de sabores, de olores, de recuerdos de infancia? Me siento muy orgullosa del programa que ha salido, es un muy cercano a mí.
¿Cómo definiría los capítulos que ha grabado?
Cada una de las entregas ha sido un bombón particular con diferentes sabores. Si Valencia es una tierra muy cercana a mí, también te digo que la gente nos recibe en todos los lugares con el corazón abierto, y eso hace que te sientas también muy de la tierra que visitas. Te reciben con las puertas de sus casas abiertas, tú puedes entrar hasta la cocina y sentirte como en tu casa y esa gente, generosa y cariñosa, te cuenta su historia. Me he sentido de todas la tierras que he visitado.
¿Le gusta comer?
Mucho, vengo de una familia en la que la mesa, la comida, ha sido el centro. Tengo una hermana que tiene un restaurante y mi madre cocina de maravilla. Disfrutar de la comida, del vino y de la compañía ha sido una forma de vida. En este viaje maravilloso que he hecho a través de Un país para comérselo, he descubierto que la comida nos une a los seres humanos de forma inmediata. Me imagino que esa unión, a través de la gastronomía, nos viene de tiempos ancestrales?
Desde Atapuerca?
He estado allí y los hombres se reunían en las cuevas para compartir lo que cazaban. Nos une la comida, lo que sale de la tierra y lo que viene del mar.
¿Es usted buena cocinera?
Disfruto con la cocina. ¿Buena cocinera? Depende, hay platos que me salen muy bien y otros que no tanto. La cocina es esa parte creativa que uno tiene en su casa o en los momentos especiales. Cocino en el día a día, pero eso lo hace todo el mundo. También es que lo llevo en el ADN familiar. Con mi hermana suelo ir al mercado y disfruto mucho viendo los productos, oliendo e imaginándolos en la mesas? Ay, comer es un placer y hacer este programa ha sido un regalo.