vitoria. José Luis Gutiérrez volverá a vestirse en octubre de Satur para grabar nuevos episodios de Águila roja, una serie que en La 1 tiene audiencias de Champions. Mientras, participa en la obra de teatro Ay, Carmela y en su lista de proyectos está una película que comienza a rodar en breve y que le obligará a estar en Sevilla durante dos meses.
Va a trabajar en televisión, teatro y cine combinando los tres medios. No se puede decir que sea usted un actor en crisis.
No me puedo quejar, pero nuestra profesión, la de actor, lleva en crisis mucho tiempo. El teatro sigue siendo un enfermo con una salud de hierro, pero la situación actual ha afectado al cine de una forma tremenda y la televisión, que parecía que iba por buen camino y era refugio para muchos actores, ha empezado a producir menos. No me quejo, pero hay compañeros que están pasando momento muy crudos, pero como ocurre a otros muchos ciudadanos.
¿Es hora de aprovechar el momento y luego Dios dirá?
Es cuestión de trabajo, llevo muchos años aprovechando el momento. He vivido de todo, vacas flacas, vacas gordas y soy un actor que produce teatro. De alguna forma, esto último me salva de estar esperando permanentemente a que suene el teléfono. Tengo suerte de estar en una serie que lleva cinco años funcionando con muy buenos resultados. En el cine también tengo la oportunidad de acceder a algunos papeles y trabajar en proyectos que a mí me parecen muy interesantes.
Tres personajes a la vez, ¡vaya lío tiene que tener! ¿No se equivoca con ellos en ningún momento? ¿No los mezcla?
Los actores tenemos un lado esquizofrénico; eso de quitarse y ponerse trajes y meterse en otras vidas no es todo lo sencillo ni lo divertido que parece. Procuro tener compartimentos estancos. Ay, Carmela es un espectáculo que se estrenó en Madrid hace meses y que ha tenido muy buenos resultados. Paulino es un personaje que ya está hecho. En el caso de la película que estoy preparando, ahora mismo estoy enfrascado en descubrir el personaje, ver cómo es y cómo se mueve?
¿No le da pereza volver a empezar con un nuevo personaje?
No, qué va. Para mí es lo más divertido y lo más gozoso de esta profesión. Es ver cómo va a ser el personaje y cómo tú le puedes meter mano.
Hablemos de 'Águila roja', ¿qué le ha aportado Satur, su personaje en la serie?
Es un gran regalo para cualquier actor, empatiza con casi la totalidad de los espectadores. Es muy reconocible para la gente porque tiene que ver mucho con la historia, con la pasada y con la presente.
¿La presente también? Me da la sensación que poco tenemos que ver con el Siglo de Oro, escenario de la serie.
Bueno, no creas, los pícaros de hoy en día no son tan divertidos y tampoco nos hacen tanta gracia como los del Siglo de Oro. Satur es un personaje que transita de la comedia al drama con muchísima facilidad. Los guionistas le han dado mucha flexibilidad y han quedado unas historias muy escritas y un personaje muy bien servido. Es un personaje que me ha reportado una enorme popularidad?
Y más trabajo también, ¿no?
Claro. Cuando a uno le toca trabajar en una serie que tiene tanto éxito, que aguanta cinco años en antena, es un privilegio. Es como si me hubiera tocado la lotería del Niño, pero el premio gordo.
También trabajó en 'Los Serrano', una serie que tenía mucho tirón en su momento.
Sí, lo que ocurre es que en Los Serrano entré en las tres últimas temporadas y era una serie que ya estaba cuajada. El éxito venía precedido de otras temporadas y yo llegué casi al final. Es cierto que todo lo que he hecho en televisión han sido personajes que han tenido trascendencia y me han dado muchísima suerte.