vitoria. Mireia Gabilondo (Bergara, 1964) es Irene en la primera serie de época grabada para ETB. Mugaldekoak, la historia que cuenta cómo un grupo de mugalaris arriesgaba la vida para salvar a los pilotos que eran derribados por los nazis en la Segunda Guerra Mundial, ha sido doblada al castellano por los propios actores. La protagonista femenina de la serie comenta qué ha supuesto para ella este trabajo y cómo ve la producción que se emite los miércoles en ETB-2 bajo el título de Operación Comète -cuyos tres últimos capítulos se ofrecen esta noche-. En esta producción no sólo da vida a una mujer que toma la decisión de ayudar a una red que existió realmente -aunque no es muy conocida en Euskadi-, sino que también es la directora de la película y de los trece capítulos. A su lado en el proyecto cinematográfico estuvo Fernando Bernués y en la serie, Eneko Olasagasti y Carlos Zabala.

¿Cómo le ha resultado el doblaje de la serie?

Ha sido un trabajo novedoso para muchos actores que no habíamos hecho doblaje. Quisimos hacerlo nosotros mismos. Nos hemos enfrentado a otra disciplina y hemos aprendido en el camino. Es doblarte a ti mismo y es una sensación diferente a la que sientes cuando interpretas.

¿Nota los cambios entre la versión en euskera y la de castellano?

Varía en cierta forma. En la historia de Mugaldekoak, el protagonismo del idioma es fundamental. En la muga la gente se entendía a través del euskera. Los de aquí y los de Iparralde que pasaban a los aviadores, su manera de entenderse era a través del euskera. Al convertirlo al castellano, no se entiende tanto esa unión a través del idioma pero se intuye. Pasa con películas en las que todo el mundo habla en inglés aunque la relación sea entre rusos y americanos. En el caso de Mugaldekoak (Operación Comète en castellano) se entiende perfectamente la historia.

Da vida a Irene, ¿cómo es su papel en esta historia?

Es uno de los personajes protagonistas de la serie. Es una mujer y tenemos que ir a los años cuarenta y tantos. Irene vive una época que fue difícil, postguerra, es la mujer del médico del pueblo y toma una decisión personal, ayudar a una red que existió de verdad y donde los mugalaris ayudan a pasar a los aviadores que caían en tierras belgas.

Un tiempo de postguerra en el que las diferencias ideológicas se dan dentro de una misma familia, ¿no?

Efectivamente. Es una mujer que tiene la valentía de tomar esa decisión individualmente, dejando de lado a su familia. Eso es lo más bonito del papel de Irene. Además de su labor en la Red Comète, tiene hijos y tiene una historia secreta del pasado que va emergiendo. Vive en una sociedad donde los bandos en los pueblos estaban muy marcados.

¿Lamenta que la historia se haya quedado en sólo trece capítulos?

Siempre da un poco de pena. Nosotros hicimos un gran esfuerzo haciendo la película y luego los trece capítulos. Lo pasamos muy bien, aunque también fue un trabajo duro y de muchas horas.

¿Qué supuso más esfuerzo a la hora de realizar la serie?

Fue un gran esfuerzo a todos los niveles: actoral, producción, guion… Estaban hechos los decorados y da pena que no tenga continuidad una historia que yo creo que es interesante y que puede interesar al espectador.

¿Resulta más duro grabar una serie de época que una contemporánea?

Todo es más complicado. A mí me gusta, siempre había querido hacer una serie de época como actriz y como productora. Los hombres y las mujeres de aquella época se relacionaban de otra manera y es algo que tiene que estar presente a la hora de hacer los guiones. Como producción es más complicado porque no todo está al alcance de la mano. Los exteriores son difíciles de encontrar porque han cambiado mucho las cosas. Esta serie es muy rural y el monte tiene mucho protagonismo, en ese sentido ha sido también más fácil.

¿Ha sido fácil el vestuario?

En toda producción de época, el vestuario y la peluquería son fundamentales. En una ficción como Mugaldekoak necesitas un poco más de tiempo. Si se hace con rigor y se ambienta bien el resultado es muy gratificante, pero el esfuerzo es mayor que el que puedes invertir en una serie de ambientación actual.

Usted ha estado al frente de esta producción como directora.

Mugaldekoak es serie y película. La película la dirigimos Fernando Bernués y yo. La serie, los trece capítulos, los dirigimos entre tres personas: Eneko Olasagasti, Carlos Zabala y yo.

Todavía son muy pocas las mujeres que dirigen producciones audiovisuales...

Es una pena. Cada vez hay más, pero aún somos pocas. Cada vez se van sumando más a la dirección, aunque poco a poco.

¿Cuál es la dificultad que impide que haya más mujeres directoras de cine, televisión o teatro?

La misma que en otras disciplinas. Siendo mujer ha sido difícil, en otras épocas, acceder al mundo laboral. Creo que poco a poco vamos llegando a los sitios, pero todavía falta mucho. Los cargos están ocupados por hombres porque antes todo eran hombres. También hay veces que como mujer te cuesta lanzarte, por muchas razones: seguridad, saber encontrar el hueco… No me gusta ser demasiado pesimista, pienso que es mejor ser realista y saber que hay muchas mujeres que saben contar historias.

¿Historias diferentes a las que cuentan los hombres?

Sí, van a ser historias diferentes porque los puntos de vista a veces varían; varían para bien y para mal. Es bueno ver las cosas desde dos sitios diferentes. Lo que hay que hacer es intentarlo y no tener ni complejos ni miedos o tener los mismos que puedan tener los hombres.

¿Es la primera vez que dirige?

Fernando Bernués y yo dirigimos hace varios años Kutsidazu bidea, Ixabel, esto en cuanto a cine. También he dirigido series en televisión y montajes de teatro. Hace tiempo que empecé a dirigir teatro de la mano de Fernando. Además de ser de Tanttaka, es socio mío y también mi pareja. Me gusta la dirección, es un trabajo que requiere esfuerzo, pero que es muy bonito.

Corren malos tiempos para la ficción televisiva, ¿no?

Para la ficción televisiva, para la cinematográfica, la teatral… Malos tiempos para la lírica, que se decía antes.

En Euskal Telebista no hay proyectos de ficción...

Cierto. No sé qué pasará este otoño o a partir de ahora. Es una pena porque es importante hacer ficción propia. Es la forma de poder contar tus historias, desde las personas o desde el lugar donde estamos. Es la manera de crecer, de tener un público… No sabemos qué pasará, parece que hay proyectos, pero no sabemos mucho. Ojalá tengamos un otoño florido, pero los tiempos son difíciles para los proyectos de ficción.