VITORIA. Este actor guipuzcoano no cree que Plaza de España vaya a herir ninguna sensibilidad porque es "muy blanca". Añade que "no trata de política", sino que "es una excusa para hacer humor". Acostumbrado a abordar temas conflictivos y actuales tras su paso por Vaya Semanita, recalca que esta serie que emite TVE-1 los lunes es la historia de "unos jetas" que ocultan el fallecimiento del aristócrata del lugar para quedarse con sus posesiones mientras idean todo tipo de subterfugios para que los militares franquistas no se enteren de lo sucedido. En medio de ambas partes está su personaje que, casualmente, nació en ese pueblo, donde vivió hasta los tres años y donde sigue teniendo familia.
El teniente Rivera, su personaje, ha entrado arrasando las audiencias. ¿Esperaba tanta superioridad de sus tropas?
(se ríe) Hoy en día en la televisión nunca se sabe. Teníamos la idea de que Plaza de España podía funcionar bien porque se había testado con gente de diferentes edades, ideologías y clases sociales y le había encantado a todo el mundo. Leyendo los guiones, los actores nos hemos descojonado y eso no suele pasar mucho. Empezar así está muy bien.
María Pujalte y 'Los misterios de Laura' les dejaron la posición bien asegurada...
Sí, Televisión Española ha apostado mucho por nosotros y nos ha puesto el mejor día de la semana, en el que más audiencia tenía la cadena. Para una serie nueva es muy importante cómo funcionó la que se emitía antes.
¿Su personaje se va a plantear fusilar hasta a su abuela?
No, ya se ha visto que eso no lo hará, aunque él tiene unos ideales muy concretos y firmes y es mucho de luchar por su causa. Mi personaje sufre. Lógicamente le pueden más la familia, el pueblo y su prima. Toda la serie gira en torno a cómo la localidad de Peñaseca vive una mentira y el coronel y el ejército no se enteran. Y yo en medio, con broncas y líos por un lado y por otro.
¿Tiene alguna posibilidad con Remedios?
Eeeeh, ahí va a andar la cosa. Un pasito pá alante, otro pá atrás. Como una sitcom que es, con historias autoconclusivas en cada episodio, lo único que por ahora tiene continuidad en la serie es la relación entre Remedios y el teniente Rivera. Tiene recorrido, pero de momento es un tira y afloja. Ella le ve como una forma de salir de ese pueblo. Le parece un hombre valiente, al que le gusta la guerra, aunque otras veces le ve como más inocentón e incluso se mofa de él con su abuela, pero poco a poco también va sintiendo cosillas.
Los responsables de Televisión Española tenían algunos miedos sobre cómo podía aceptar la audiencia una comedia con este trasfondo. ¿Lo entiende y lo comparte?
Yo vengo de Vaya Semanita, que en plena vigencia del conflicto vasco consiguió hacer comedia con todo; con gusto y con amor y sin posicionarnos. ¡Eso sí que era más arriesgado porque es un tema actual y con el que todavía la gente sufre! La Guerra Civil ha generado mucho sufrimiento, por supuesto, y todavía perdura, pero hablamos de hace setenta y cinco años. Además, la serie es muy blanca, no va al tema político. El contexto histórico es una excusa para hablar de este pueblo, de estos jetas y de un personaje que está entre dos bandos recibiendo leches por todos lados. Vaya Semanita era más concreta y más política, pero Plaza de España pasa por encima de los bandos y no quiere recordar hechos históricos traumáticos.
¿Se ha enfadado alguien?
De momento, no le ha sentado mal a nadie. Además, con la Segunda Guerra Mundial y con el nazismo se han hecho películas y series mucho más bestias. De todas las guerras se han hecho comedias, es inevitable. La película La vida es bella, la serie Allo Alló, La vaquilla... no han sentado mal e incluso se hicieron más cerca de la época en la que se ambientaban.
Es lógico que en la presentación de la serie se insistiera en que no es una comedia sobre la guerra, sino que la contienda es solo el contexto...
La serie no trata de política, es una excusa para hacer humor. Como Gila. ¿Quién va a criticar a Gila porque hacía humor con la guerra y el teléfono? Es absurdo. Plaza de España no habla de política, ni de los bandos, ni de los asesinatos, sino que dentro de una contextualización histórica habla de un pueblo perdido y de unos personajes unidos en tirar para alante como pueblo, en tener comida y en trabajar poco, en la picaresca española del vago. Sin mayores problemas.
Cuando usted leyó los guiones, ¿se planteó que a algunos espectadores podía no hacerles gracia?
Me lo planteé muy poco, la verdad. Me pareció una producción tan buena, tan blanca y tan divertida que no pensé más.
Costumbrismo, neorrealismo, surrealismo... La serie no se queda corta de aspiraciones ni de inspiraciones.
La aspiración máxima es la de hacer reír y que la gente se vaya a dormir con una sonrisa. Inspiraciones sí tiene, muchas, desde Berlanga a Gila, una mezcla de todo eso y sobre todo un surrealismo que permite que ocurran cosas muy locas.
¿Qué reacciones le han llegado?
Ha habido unanimidad. A todo el mundo le ha gustado y piensan que es muy diferente a lo que se ve en la tele habitualmente, también agradecen el formato de veinticinco minutos. Funciona con los que han vivido la guerra y con la gente de veinte años, como se pudo ver en Twitter.
¿Hay esperanza, casi certeza, de que habrá segunda temporada?
Bueno, certezas en la televisión no hay nunca pero ha sido un buen comienzo. Hay escritos ya bastantes capítulos así que sí tengo esperanza, pero hay que ir pasito a pasito.
Poco a poco usted ha recorrido todas las televisiones. Desde que empezó en Euskal Telebista ha pasado por Televisión Española, Cuatro, Antena 3, Telecinco... solo le falta La Sexta.
Pues dentro de poco ya no, porque parece que en septiembre voy a hacer un monólogo en El club de la comedia. No me quejo en absoluto, estoy teniendo mucha suerte.
Y en medio se ha hecho famoso en el cine como 'Pagafantas'...
Fue un auténtico lujo trabajar con Borja Cobeaga como director, que la escribió junto con Diego San José, guionista de Vaya Semanita. Era una película maravillosa por la que todavía la gente me para por la calle y me dicen que la han visto varias veces, ha calado.
Si mira para atrás, ¿siente más cariño por 'Goenkale' que fue su estreno o por 'Vaya Semanita' que fue su trampolín?
Siento igual cariño por todos los programas en los que he participado, no me arrepiento de ninguno. Todos me han servido como una semillita más para el futuro. Lógicamente, por cercanía y porque hicimos un equipo humano en el que seguimos relacionados, si tengo que destacar uno elijo Vaya Semanita.
¿Cuándo va a volver a trabajar en Euskadi?
Seguramente en noviembre o diciembre rodaré una película en Bilbao que dirigen Aitor Mazo y Patxo Tellería. Es mi siguiente proyecto.