vitoria. Compagina gira de teatro con la grabación de la serie para La Sexta, Buena gente. Un proyecto que le entusiasma y que le roba todo su tiempo de lunes a viernes. Los fines de semana los dedica a 19:30, la obra con la que está triunfando por toda España. Es una sátira en la que se analiza a políticos y periodistas, y ninguna de estas dos profesiones sale muy bien parada. Antonio Molero no olvida a los personajes que le han hecho popular -Poli en Médico de familia y Fiti en Los Serrano- y espera conseguir lo mismo de Sebas, su nuevo papel televisivo.
Si quedamos a las "19:30" en el teatro, ¿con quién nos encontraremos?
Con políticos y periodistas. 19:30, la obra de teatro va a las entrañas de un partido político y su relación con los periodistas que trabajan para el partido en el poder. Fantaseamos con lo que puede ocurrir en una reunión entre todos ellos. Nadie sabe lo que pasa realmente en esas reuniones.
¿Cree que los periodistas trabajan para los partidos en el poder o fuera del poder?
Ja, ja, ja? Eso me lo puedes contestar mejor tú, ¿no? También hay periodistas que trabajan para el partido en la oposición. Seguro que vosotros sabéis mucho más de estas cosas. Algunos también hacen otras informaciones. Que conste que no estoy en contra del periodista.
Entonces, ¿quiénes son peores los periodistas o los políticos?
Hay una frase recurrente, sobre todo en mi personaje?
¿Cómo es su personaje?
Un periodista sin escrúpulos, bastante entregado al poder, al abuso y a la corrupción.
¡Vaya retrato de la profesión!
Pues sí. Como te decía tiene una frase recurrente, él dice: Si hay algo peor que un político es un periodista. ¿Qué opinas tú?
¿Usted qué cree?
Que el espectador opine, yo recreo al personaje. Pienso que en el oficio de periodista hay de todo, no generalicemos. ¿Quieres que te diga cómo veo a los periodistas?
¿Cómo el personaje que interpreta en la obra de teatro?
Mejor lo dejamos y quedamos a las 19:30.
¿Qué veremos en la serie "Buena gente"?
Una comedia de situación y de mucho cachondeo. Estamos un grupo de actores con mucha experiencia en comedia, de guionistas con mucha experiencia en comedia y una productora como Globomedia que también sabe mucho de esto. Tenemos todos los ingredientes para que esto funcione como un tiro.
¿Siempre le enganchan para una comedia?
Sí, pero también me dejo yo enganchar. Al final miras hacia atrás en tu trayectoria y hay un poco de todo. A veces puedo elegir yo, no siempre, pero cuando en teatro me dan dos cosas, me decanto por la comedia. Elijo comedia porque a mí me gusta más reírme que llorar.
¿En qué se nota la calidad de vida?
Cuando trabajas y estás repitiendo muchas veces la misma cosa, prefiero salir con buen cuerpo de una función, y eso te lo da la comedia. Te sientes bien cuando ves que has hecho reír a la gente. He hecho de todo, pero últimamente estoy ahí, especializado en la comedia.
¿Cuántas veces le llaman Fiti?
En cuanto me reconocen por la calle. Pero cuando estuve en Médico de familia me llamaban Poli.
¿No le dan ganas de matar al personaje para que le dejen tranquilo?
Esa gente, Poli y Fiti, son los que me dan a mí de comer. ¿Cómo les voy a matar? Es una causa-efecto absoluta. El público está ahí, es el respetable -así se dice en los toros-, y es el que entiende y hay que respetar que te identifique con los personajes. Es verdad que a veces uno se cansa de intenta explicar a la gente que uno es el actor y que no es el personaje. Llega un momento que asumes a esos personajes, los integras en tu vida y vives tranquilo.
¿Entre Poli y Fiti con quién se queda?
Quiero igual a todos mis hijos. No tengo preferencia. Les debo tanto a estos dos que echarlos de mi vida o elegir a uno de ellos sería cruel e injusto por mi parte.
¿Por qué cree que calan tantos sus personajes entre los espectadores?
No lo sé. Pero creo que los que yo interpreto son personajes amables. Pueden ser más o menos patosos, más o menos inteligentes, pero suelen ser?
¿Buena gente?
Eso es, como el título de mi nueva serie, Buena gente. El que me ha tocado en suerte ahora también lo es. Eso influye y también influye la manera de interpretar.
Naturalidad y credibilidad en el personaje, ¿es fácil para usted?
La gente cree que es fácil ser natural y creíble en un personaje, todo lo contrario. Es muy complicado hacer las cosas creíbles y que parezca que no estás interpretando, es lo que yo intento conseguir.
¿Cansa la fama?
Ya no. Es como si le preguntas a un perro si le cansa ser perro.
¡Vaya símil!
Es lo que es, no merece la pena darle más vueltas. Entiendo que estaría más cómodo y más tranquilo pudiendo ir por la calle a cara descubierta y pudiendo observar a la gente. A mí me gusta más observar que ser observado. Eso no va a ser así, a no ser que me vaya de vacaciones al extranjero que es lo que hago.
¿Cómo se llama su personaje en "Buena gente"?
Sebas, de Sebastián Bermejo, policía local. Arranca con la separación de los dos protagonistas, Malena Alterio y yo. A partir de ahí, cambia la vida de la pareja de forma radical. Él tiene que cambiar de casa, tiene que cambiar de manera de relacionarse con su mujer, con sus hijos, sigue como policía municipal? Son situaciones a las que estamos habituados. Es como si la vida te diera un vuelco. Aprovechamos ese vuelco para hacerlo en clave de comedia y en clave de enredo.
¿Con qué serie se queda?
Siempre con la última. En el caso de los personajes, siempre le debes a unos y a otros. Pero cuando estás con un proyecto nuevo y este tiene que arrancar, siempre le mimas y es el proyecto de tu vida. Pero no reniego de lo anterior, cómo hacerlo de Médico de familia o Los Serrano, es imposible, fueron años maravilloso, pero hay que mirar hacia delante. Ahora es en esto en lo que tengo puestos los cinco sentidos.
¿Cruza los dedos cuando oye el término audiencias?
Sí. Es una espada de Damocles la que tenemos encima. Yo a veces lo comparo con el teatro. Cuando llegas al sitio donde vas a actuar miras y ves que hay mucha gente, poca gente, muy poca gente? Pero tú haces la función y ya está, sigues hacia delante. Cuando haces televisión y el patio está medio vacío puede ocurrir que doscientas familias a la semana siguiente se queden sin trabajo. Esa es la crueldad que tiene esta industria. Evidentemente, a mí no gustaría estar pendiente de las cifras, pero al final lo estás. Tu vida y la de mucha gente depende de ello.