vitoria. Antes de ser actor, Carlos Leal fue un vocalista del grupo de rap, Sens Unik, con el que logró cinco discos de oro. Gracias al rodaje de los videoclips, donde le pedían que interpretara a un personaje, descubrió su vocación de actor. Ahora, tras interpretaciones en teatro, cine y televisión y trabajar para directores como Pedro Almodóvar, Roland Joffé o Emilio Estévez, no se arrepiente de su profesión. "Ser actor te permite visitar otras vidas", afirma. Como la de Jacques Noiret.
¿Qué fue lo que más le atrajo de su personaje?
Al principio no me atrajo porque la primera temporada sólo era el padre de Iván, no me llamaba ni Noiret. Cuando pasa a convertirse en accionista del colegio, se vuelve más importante. Fue cogiendo vida poco a poco y se convirtió en un personaje manipulador, de doble cara. La de ángel y la de demonio.
Cuando lo conoce más, ¿no le dio miedo meterse en el papel de maltratador y asesino?
Es un riesgo. Un actor no puede juzgar un personaje, lo tiene que querer. Mi técnica fue preguntar a los guionistas la razón de tanto odio y maldad. Es importante saber de dónde viene eso. Tenía que tener un pasado para poder defender ese personaje porque si no, viene de la nada y no funciona. Noiret tiene un pasado de perder a un hijo, no poder tener otro, aceptar las órdenes de la organización?todas esas cosas poco a poco le dan unas razones. Cuidado, no estoy defendiendo a Noiret, sino mi trabajo de actor.
Fue un buen trabajo a juzgar por los resultados de audiencia.
Al principio los espectadores me odiaban. Era un personaje diabólico pero poco a poco a la gente le empezó a gustar. Recibí e-mails diciéndome que les parecía genial el personaje de Noiret. Eso paso porque le di un alma, una fragilidad, no sólo odio y maldad. La gente le empezó a entender, no sólo a odiar.
Es un demonio, como dice, pero al ver a su verdadero hijo, Tomás, se emociona.
Sí. La secuencia que realicé con Tomás cuando me voy a despedir de él supone el clímax. Cuando su verdadero hijo le dice: "De mayor quiero ser como tú". Ahí está la concesión de Noiret. Un hijo que siempre quiso querer y que le quiere porque no sabe quién es realmente. Cuando se despide de Tomás y le vienen las lágrimas, parece un animal que va a morir. Di las gracias a los guionistas.
¿Por qué?
Porque al final el mal que hizo Noiret se convierte en una gran bofetada que se lleva en la cara. Tiene que abandonar a un hijo que quiere y que piensa que es una buena persona. Noiret no es un héroe, es un antihéroe, pero al final se va casi como un héroe y eso es lo mejor que puedes ofrecer a un personaje malo.
¿En qué se basó para interpretarlo?
Soy padre desde hace tres años. Mi hijo vino cuando estaba interpretando a Noiret en sus peores momentos. Apareció la trama de que muere el hijo que espera de su mujer, un niño que él quería tener. Eso me ayudó a trabajar el personaje porque tener un hijo es lo más precioso del mundo y querer y no poder tenerlo, creo que debe ser lo más horrible. Me basé en ese sentimiento de frustración tan grande. Además, cada vez que representaba el odio intenté darle un aire algo cínico, cómico, porque Noiret cada vez que mataba a alguien decía algo tan cínico que es cómico. Le da un punto atractivo.
¿Admira algo de Jacques Noiret?
No defiendo su odio, ni la locura de matar a gente como lo hacía, pero la manera de manipular, de obtener lo que él quiere?es muy inteligente. Poder ser tan inteligente y obtener lo que quieras.
¿El acento es suyo?
Sí, ya me oyes. Mis padres son gallegos, pero nací en Suiza.
Cuando Noiret se ponía furioso movía hasta el pelo.
Son movimientos que en la televisión te permiten poco. A veces tienes que luchar con los cámaras porque te piden estar muy quieto. Creo que el actor debe tener un mínimo de libertad. Cuando tenía sus prontos de rabia procuraba que fueran lo más reales posibles.
¿Por qué decidió ser actor?
Hace muchos años estaba en un grupo de rap, Sens Unik, y en los videoclips te piden que interpretes un personaje. Comencé a hacer teatro en Suiza y después me fui a París. Cuando llegué a España ya no hacía música, sólo me dedicaba a ser actor.
¿Qué es lo más difícil de actuar?
Hay cosas más difíciles que otras. Lo más importante es tener en cuenta la historia que hay alrededor de ese personaje. Un actor no puede ser egoísta y pensar sólo en su personaje, tiene que pensar en todo. Son elementos que lleva la profesión de actor y de los guiones, realmente es inevitable.
¿Y lo que más le gusta?
Poder visitar otras vidas que podría tener, pero que no tengo. Mañana soy un psicópata, después una persona muy buena, al siguiente un cura y al otro un homosexual. Me gusta tener mis momentos de perderme en el alma de otro personaje. Descubro cosas humanas y sociales en los personajes que voy interpretando. Es casi un trabajo de psicólogo, es apasionante.