madrid. Entrar al plató es como viajar en una cápsula del tiempo. Salones de regios cortinones, delicados juegos de café, camas con pesados ropajes y lámparas señoriales se reparten por la zona de rodaje que emula las diferentes estancias de un elegante hogar de principios de los años 30. "Esta es la casa en la que yo nunca estaré", dice riendo Álex Angulo. Y es que el actor vizcaíno interpreta en la serie República a Antonio Prado, el guardés de la finca de campo propiedad una acomodada familia, habitante de la mansión que recrean los decorados. Este nuevo producto de TVE, secuela de La señora, traslada al espectador al frenético Madrid de principios de la II República. Ataviado con una gorra y con un chaleco, metido totalmente en la piel del guardés, Angulo reconoce que no está habituado a este registro, a estos ambientes añejos. Pero está contento con el nuevo desafío y con sus jóvenes compañeros de reparto. De hecho, su personaje es el padre de Alejandra y Jesús, dos de los protagonistas encarnados por Alejo Sauras y Verónica Sánchez. Resumiendo: una nueva y apetecible experiencia para un veterano con muchas, muchas tablas.
Viendo las parrillas televisivas está claro que se han puesto de moda las series españolas de época.
No sé si decir que son modas o tendencias. Pero sí que es verdad que ahora las series que se están haciendo son de época, no ya de época como República, sino de tiempos muchísimo anteriores, como Hispania. No podría decir un por qué pero está claro que Amar en tiempos revueltos ha dejado una huella. Ha demostrado que se pueden contar historias que no trascurren en la actualidad y que no responden a deseos sociales inmediatos, sino que remueven las historias antiguas que son los antecedentes de lo que ahora nos ocurre. Y que son un espejo de lo que ahora nos pasa porque se trata de relaciones humanas.
¿Se siente cómodo en un papel de época?
He hecho muy poca época y me siento aprendiz. Voy a ver cómo me adapto a este nuevo tiempo de República, a este personaje de campo, a este nuevo lenguaje que tendrá que descubrir Antonio a través de mí o yo a través de Antonio.
Como actor ha tocado usted todos los palos: cine, televisión, teatro... La eterna pregunta ¿con cuál se queda?
Me quedo con los tres porque siempre que te lanzas a por una cosa acabas añorando las otras. Ahora parece que las historias de teatro también empiezan a moverse, parece que han revivido otra vez. Hay una afluencia de público al teatro interesante. Y evidentemente, siempre apetece hacer cine, y trabajar con gente que empieza. Los tres son medios diferentes e historias diferentes. Cualquiera de ellos me apetecen siempre que cuenten historias y se alimenten los deseos de los espectadores.
Al hilo de esto, usted siempre ha sido un actor al que le ha gustado trabajar con gente joven, que empieza, con productos arriesgados, en el mundo del cortometraje...
Sí. Los que ya tenemos una carrera creo que también debemos aportar nuestro grano de arena. Pero yo nunca me he creído esas cosas. Yo creo que en nuestra tarea de actores siempre estamos empezando. Con cada peli o cada nueva serie o cada obra de teatro siempre estás empezando. Te enfrentas a un personaje nuevo, a compañeros nuevos, a directores nuevos, visiones nuevas... Creo que tenemos que aportar algo a los jóvenes que empiezan a equivocarse. Eso es lo más interesante: que la gente pueda equivocarse para seguir creciendo. Yo, en mi carrera, he tenido tropezones a montones, porque como digo, estás siempre empezando y eso supone estar ilusionado de nuevo. Cuanto más mayor te vas haciendo, que yo ya voy notando que me voy haciendo de los mayores, más necesidad tienes de no perder esa ilusión que la gente joven trae a espuertas. Sólo hay que dejarles un hueco para que pasen y para que nos cuenten sus historias.
¿Pasan las series españolas un buen momento? Cada vez se producen más y de mejor calidad, pero Hollywood también está muy fuerte.
Evidentemente hay una escuela en Hollywood que está muy bien, pero nosotros estamos dando nuestros pasos. No se puede correr a 200 por hora sino se ha pasado bien la nota corriendo a 50. Seguimos nuestro paso, tratando como siempre de hacerlo lo mejor posible. Yo lo que echo de menos algunas veces es que las cadenas dejen a algunas series continuar. Esta profesión es negocio y también creación; y hay que alimentar los negocios pero también la creación.... A veces como actor, desde el punto de vista de la creación, ves que hace falta un poco de espacio y de tiempo para que la gente deguste las series; y para que se aprenda de los propios errores de las series que empiezan. Reconstruir una serie cuesta dinero como para tirarla al segundo capítulo.
Antes hablaba de gente joven en el cine. Aquí tiene usted unos compañeros de reparto también muy jóvenes. Las nuevas generaciones vienen pisando fuerte.
Ellos son ahora las estrellas. Y qué bien que hayan tenido la oportunidad de aprender en escuelas y desde muy jovencitos a moverse con soltura por estos medios que nosotros los descubrimos bastante más mayores. Ellos casi han nacido haciendo personajes en las series. Y ahora ya no son jóvenes promesas. Ahora son realidades. Se les nota cuando ves las presencia que tienen en escena.
¿Hay que salir de Euskadi para hacerse un hueco en ese mundo tan difícil que es el cine?
No sólo salir de Euskadi, sino salir probablemente de España hacia la estratosfera para poder mirar desde otra perspectiva. Hay que salir para ver otras cosas y porque tampoco encuentras una escuela boyante en Euskadi. Así que, está por un lado, la necesidad de salir para ver y aprender, y por otro, porque la industria que hay en Euskadi es pequeña y además está repartida entre euskera y castellano. Las producciones, el dinero y el negocio están abajo y van creciendo muy poquito a poco. Por eso, los que ya vamos siendo mayores, esperamos que la gente joven de Euskadi tenga el valor, la fuerza y el dinero para remontar y hacer una industria más potente.
Hubo un tiempo en el que se hablaba de cine vasco. ¿Sigue existiendo?
Yo nunca he querido llamarlo cine vasco porque el cine es cine. Siempre que cuentas historias, aunque sean muy locales, aunque sean nuestras, vascas, yo creo que son extrapolables a todos los rincones de España y del mundo. Porque somos personas como los demás y tenemos los mismos problemas que el resto. Pero evidentemente, sí que creo que el sitio donde hemos nacido siempre marca un carácter muy especial a cada uno. Eso se ve, se nota, y con nuestra presencia es suficiente. No hace falta ser redundante ni que lo vayamos llevando en la etiqueta. Somos de Euskadi. Hemos nacido allí, hemos vivido allí y tenemos unos intereses y unas historias que podemos contar. No hace falta que las contemos a base de megáfonos.
Después de "República" ¿tiene algún proyecto en mente?
Hay proyectos... Series que se rodarán mas adelante, pelis... Pero la situación es ahora bastante caótica, de cambio. Seguro no hay nada. Ahora cuesta más sacar los proyectos adelante, cuesta más hacerlos creíbles económicamente, cuesta mucho más sacar financiación. También hay alguna cosa de teatro... pero no puedo decir realmente si mi personaje de la serie me va a dejar sitio y tiempo para abordarla.