Vitoria. Ángel López busca un símil viajero para explicar a quienes no lo entiendan por qué ha cambiado Radio Euskadi por Onda Vasca. Cambia hotel de cinco estrellas por alojamiento con encanto; un proyecto para él más que ilusionante y que este año va a estar reforzado en contenidos y va a contar con Javier Vizcaíno en la franja nocturna.
¿Por qué ha cambiado Radio Euskadi por Onda Vasca?
A todos los que me han preguntado eso mismo en el último mes y medio les he dicho esto: He cambiado un hotel de cinco estrellas enorme y un poco impersonal por una casa rural con encanto, en el que tratas al cliente de tú a tú y con cariño. Soy una persona que disfruta mucho viajando y no es lo mismo un hotel de cinco estrellas que una casa rural con encanto.
Curiosa comparación.
Este es un alojamiento rural con encanto que tiene mucho para crecer. Va a crecer con gusto; primero va a tener un jardín, después una piscina, luego una huerta, luego unos caballos... Para mí es una cosa mucho más interesante y más reconfortante. EITB lleva unos ritmos que no son los que yo tengo.
Nuevo curso, nuevo trabajo.
Ha sido un año curioso; he cambiado de piso, he cambiado de trabajo y ahora ya no quiero cambiar más. Quiero descubrir un medio que tiene mucho margen de crecimiento y que me ha seducido desde el minuto uno. El proyecto es ilusionante, las personas que lo componen más aún, tenía ganas de cambiar de aires porque me estaba convirtiendo en un funcionario sin plaza, el volantazo me va venir bien.
¿Qué va a hacer en Onda Vasca?
Aprender y, de paso, lo que he podido aprender en mi trayectoria profesional aplicarlo en un medio que tiene ahora mismo todas las ventanas abiertas y mucha capacidad de innovación y de crecimiento. Eso no lo tenía ya en EITB porque es más complicado moverse en un medio de esa dimensión.
Hay muchas emisoras, muchas opciones para el oyente, ¿cree que en la radio está todo inventado?
No, para nada. Me pongo en el rol del oyente para saber lo que me gusta y lo que no me gusta y los formatos en la radio dependen de las personas que la hacen y siempre te encuentras a alguien que tiene ideas nuevas. Una de mis funciones es buscar esos formatos nuevos, que tengan un interés generalizado y que, si es posible, tengan una visión comercial. Los productos deben tener visión comercial, visión de audiencia y, sobre todo, que sea un producto que guste y que te diferencia del resto de lo que hay en el mercado. Si se hacen sucedáneos de otras cosas no hay ningún futuro.
¿La competencia en radio es dura?
Pero hay muchas que hacen lo mismo. Lo que hay que conseguir es un elemento diferenciador claro o que se saquen del oyente generalista cosas que nos unen. En nuestro caso, en un país pequeño, pero muy diverso es cuestión de tocar la fibra sensible de aquellas cosas que nos unen a todos. Da igual la ideología, da igual el perfil profesional o personal, es tocar la fibra sensible; y por ahí podemos tirar también nosotros: hay que ser naturales, abiertos, espontáneos, que se nos note sin ningún tipo de mordaza.
¿Ha hecho ya algún diagnóstico?
Tenía información privilegiada sobre lo que me iba a encontrar. Sí he descubierto cosas nuevas: he descubierto algún talento, comunicadores que tienen perfil de éxito, gente que funciona muy bien. Nos queda conocer la potencialidad de la gente de Herri Irratia. Nos vamos a obligar a estar muy presentes en la redacción de Donostia.
¿Llega con proyectos nuevos?
Los que me conocen saben que soy un poco hiperactivo. Proyectos hay muchos: unos son desechables, otros son imposibles, pero ideas tengo muchas, soy un torrente y un mínimo de aventura tiene que existir. Tiene que haber ideas atrevidas con un perfil arriesgado que nos desmarquen del resto de productos radiofónicos que hay en el dial.
Está a punto de estrenarse el segundo año de Onda Vasca, pero ¿cómo vio el primero?
Tampoco me sorprendió el éxito del proyecto. Todos conocemos la sociología del país. Existía una necesidad de refugiarse en una burbuja en la que sensación de libertad en el producto de comunicación fuera clara. Hubo mucha gente que enseguida tuvo la necesidad de un trasvase y encontró el refugio claramente en Onda Vasca. Conociendo a los profesionales que conformaban el medio tampoco tuve dudas en que iban arrastrar público.
El tramo nocturno también va a tener su plus para el oyente con Javier Vizcaíno.
Estoy seguro que va a ocurrir lo mismo cuando se incorpore Javier, va a arrastrar a mucho público a ese tramo nocturno y que, además, lo van a hacer a largo plazo. El producto tiene muy buena pinta y Javi se vende solo. Tiene una personalidad espectacular y arrastra a muchísimas personas.
Hablemos de la importancia de los contertulios.
La radio es una fábrica de contenidos, se producen al minuto. Ya han desaparecido los comunicadores tipo telepredicador que cogían el micrófono y te daban un speech modelo Fidel Castro. Ahora el producto es más enriquecedor y plural cuantos más y mejores contertulios lo acompañen.
¿Es difícil la elección?
Es lo más difícil. Es fácil cerrar un plantel de contertulios mediocres. Es muy difícil atinar con contertulios que no hayan pasado por otros medios y que sean diamantes en bruto que descubras de pronto, que sean gente con un bagaje, con un conocimiento de la vida que al que escucha le enseñe a disfrutar de lo que tiene alrededor. Fundamentalmente, los buenos contertulios son los que enriquecen un programa. Sobre todo tienen que ser personas con capacidad divulgativa, divertidos, rápidos, ágiles...
¿Va a notar las diferencias entre un medio público con muchos recursos y un medio privado que no tiene tantos resortes?
Ya las he notado, pero eso me produce entusiasmo. El trabajar en un medio público con tantas herramientas, con tantos medios y con tanto personal, a veces es más lastre de lo que parece. El carácter funcionarial de muchos puestos de trabajo también impide tener cintura o capacidad de movimiento en jornadas en las que te encuentras con cosas inesperadas como el anuncio de ETA el domingo. Estuvimos todos -muchos renunciando a su día libre-, para intentar improvisar un espacio informativo y dar cobertura a algo que no estaba previsto. Eso sólo ocurre en un proyecto privado donde la gente se sienta muy partícipe y esté muy implicada en su crecimiento.