Vitoria. Esta periodista guipuzcoana -que ahora está de vacaciones en Iparralde- admite que México es un país peligroso. Sin embargo, recalca que son los periodistas mexicanos que cubren temas de narcotráfico y derechos humanos los que viven "en amenaza continua, porque están en el punto de mira". Este año han asesinado a cuatro de ellos.

Antes de irse a recorrer mundo, hizo otras cosas en ETB. ¿Qué recuerda de esos años?

Empecé en 1987, en el programa de cine y teatro Ikusmira de ETB-1, con Rosa Zufia al frente. Tengo muy buenos recuerdos de aquellos años, tanto de las personas del equipo como del trabajo que hacíamos. Creo que ese comienzo, de alguna manera, me marcó una forma de hacer, sobre todo una actitud, la del "sí se puede". Aunque seamos una televisión chiquita, podemos estar allí donde queramos, sin complejos.

¿Cómo y cuándo surgió la oportunidad de ser corresponsal? ¿En su decisión pesó la zona del mundo en la que iba a trabajar?

Fui a México en enero de 2003, entonces ETB estaba pensando en abrir una corresponsalía para América Latina y otra en Londres. Yo opté por América, fue una decisión rápida e instintiva. De todas formas, lo mirara por donde lo mirara, todo me parecía fantástico: vivir fuera, conocer América Latina, hacer un periodismo distinto, la gran oportunidad que se me presentaba de aprender de otras gentes y de otros lugares…

Usted vive ahora en México, pero es corresponsal de ETB para toda América Latina... ¿Qué porcentaje de su trabajo se centra en México y con qué frecuencia se desplaza a otros países?

Ciudad de México es la base desde donde me muevo a cualquier punto de América Latina y la actualidad es la que marca a dónde ir, qué evento o suceso cubrir en el hemisferio. La república mexicana es muy rica en acontecimientos, por su situación geopolítica y por su gran diversidad. Hay mucho que contar. Pero América Latina es muy extensa y está en continuo movimiento, eso hace que salgamos dos veces al mes de media a cubrir noticias en cualquier país.

¿A cuáles le gusta ir y a cuáles no?

Sinceramente, no hay país al que no me guste ir. En algunos trabajas con más facilidad que en otros pero siempre resulta interesante y emocionante.

Antes trabajó en Buenos Aires ¿En qué época fue? ¿Cuándo regresó a México?

Después de tres años en México tuve que volver a Euskadi por motivos familiares. A la vuelta, la corresponsalía se instaló en Buenos Aires, justo cuando ganó las elecciones Cristina Kirchner. ETB siempre había tenido interés por Argentina, que es el país con la mayor diáspora vasca en América. Fue una buena experiencia, pero Buenos Aires está demasiado al sur para cubrir América Latina, y después de casi dos años de trabajo dando a conocer la región, hablé con el jefe de informativos y decidieron devolver la corresponsalía a México. De eso hace un par de años.

Aquí sólo llegan las noticias de violencia y corrupción... ¿Diría que México es uno de los países más peligrosos del mundo o la percepción europea está alterada por los informativos?

Bueno, así es cómo está considerado -por detrás de Irak-en relación al número de muertes diarias y a los índices de violencia. Yo vivo tranquila en el DF, con miedo no se puede vivir, pero en determinadas zonas de la ciudad camino fijándome en quién tengo delante y en quién detrás.

¿Usted personalmente ha vivido alguna situación de apuro?

Más de una vez hemos tenido que salir corriendo de algún lugar pero afortunadamente nunca nos ha pasado nada grave. Quien realmente se la juega es la prensa local. Son esos y esas periodistas comprometidos que cubren temas relacionados con el narcotráfico o los que tratan temas de derechos humanos los que están en riesgo y en amenaza continua, porque están en la primera fila y en el punto de mira. En lo que va de año han matado a cuatro y el año pasado se produjeron doce asesinatos. Nosotros, la prensa internacional, tenemos mucho que agradecerles, entre otras cosas por poner su trabajo diario a nuestra disposición cuando necesitamos hablar sobre el crimen organizado. En esos casos nos movemos de manera distinta. Por ejemplo, nos desplazamos puntualmente a la frontera norte, Ciudad Juárez o Tijuana, durante una semana más o menos para hacer reportajes. En ese tiempo no es fácil que te localicen, no te haces notar. Para cuando te das cuenta ya estas de regreso.

¿Consigue "vender" a los informativos de ETB temas más amables?

Sí claro, hay mucho color en América Latina y eso también interesa, al fin y al cabo se trata de dar a conocer cómo y dónde vive la gente, qué les pasa, qué les gusta, qué hacen para ganarse la vida, etc.

México DF es una de las mayores ciudades del mundo. ¿Qué tal se mueve por allí, se orienta bien?

Yo nací desorientada, me pierdo hasta en Irun, mi pueblo. En México me pierdo más pero eso no quiere decir que no me arregle, doy unas cuantas vueltas pero al final acabo llegando. Y si la cosa se pone fea agarro un taxi y punto.

¿Con quién trabaja?

El equipo lo formamos el cámara Martín González y yo. Es argentino. Muy buen cámara y muy buen compañero de fatigas. Llevamos seis años trabajando y viajando juntos, estamos bien compenetrados, nos basta con una mirada para entendernos.

¿La diferencia horaria facilita o dificulta su trabajo?

Dificulta. Con México hay siete horas de diferencia y sobre todo cuando hay que hacer directos los horarios son intempestivos.

¿Un corresponsal tiene horario de trabajo o está siempre de guardia?

No hay horarios, es un ritmo de trabajo irregular que te obliga a tener siempre la antena puesta. Además si se produce una noticia inesperada (breaking news) en el continente, hay que salir cuanto antes, hay que agarrar el primer avión y luego ingeniártelas para llegar como sea y cuanto antes. En esas coberturas trabajas diecisiete horas y duermes cuatro pero después, una vez que vuelves, normalmente, siempre hay tiempo para descansar.

Cuando está libre, ¿qué es lo que más le gusta hacer?

Camino mucho por la ciudad, sobre todo por el centro histórico que es una maravilla y siempre sorprendente. Viajo lo que puedo fuera de lo que es el trabajo y paso el tiempo libre con mis amigos y amigas.

¿México DF es una de las ciudades con mayores contrastes del mundo entre los barrios pobres y los ricos o es otro tópico?

De tópico nada. Las tiendas de firmas y restaurantes más exclusivos de Polanco casi se tocan con las zonas más abandonadas del centro histórico en donde la pobreza grita cuando pasas. México es un país claramente desigual, la brecha entre pobres y ricos es enorme, hay muy pocas personas con muchísimos recursos y, por el contrario, de los 107 millones de habitantes, más de 70 millones viven en la pobreza. Las zonas indígenas sufren una marginación incluso mayor. En este contexto, es insultante que la lista que elabora la revista Forbes de las 100 personas más ricas del mundo esté encabezada por un mexicano y que además incluya a otros seis, entre ellos Joaquín El chapo Guzmán, el líder del cártel de Sinaloa.