VITORIA. En Go!azen, Ramón Agirre es un cura a la antigua usanza. Lleva sotana, no le gustan los nuevos tiempos que imperan y quiere mantener el internado dentro de un orden y dirigirlo con mano férrea. Todas estas pretensiones chocan con parte del profesorado y con todos los alumnos, que no entienden la rigidez de sus normas. A él le gusta este papel religioso, es la segunda vez que interpreta a un sacerdote, la primera fue en la película Visionarios de Manuel Gutiérrez Aragón.
¿Cómo se ha sentido grabando "Go!azen"?
Me he sentido encantado, he bailado, he cantado... En la grabación me sentí muy bien.
Usted es el cura.
Sí, soy el malo de la película. Es un cura interesante.
Se hacen pocos papeles de este tipo, antes había más.
Va con los tiempos. Es que ya no hay este tipo de internados, no hay los típicos colegios de curas que había antes. Los chavales ya no les conocen. Esto es un cuento y el cura es un personaje del cuento. El malo de la historia, es como el dinosaurio de este relato musical.
¿El malo?
Sí, es anacrónico, ese vestuario... Es un personaje interesante, muy teatral, es muy divertido para trabajar con él. "El zuzen", como dicen los chicos y le llama todo el mundo.
¿Ha hecho de cura alguna vez más?
Sólo había hecho de cura una vez, lo hice en la película de Gutiérrez Aragón Visionarios. Comentándolo con él, le dije que era la primera vez que hacía de cura y no se lo creía. Me decía: "Con la cara de cura que tienes tú". La gente más o menos de mi quinta seguro que ha hecho más cura que yo. Me hizo gracia hacerlo en la película de Gutiérrez Aragón. También era un cura con muy mala leche. Estaba bien.
Hay una tendencia de poner a los curas con mala leche, retrógrados...
Un cura que se mantiene con su sotana, con su mala leche da más juego para hacer de malo. Y los personajes de malo siempre son más atractivos.
¿Qué tal ha llevado lo de usar sotana, es incómoda?
¡Qué va! Es cómoda. Depende para qué, pero a mí me resultaba muy cómoda. Antiguamente se jugaba al fútbol con la sotana, tirándose al suelo con ella. Para jugar al fútbol me parece que tiene que ser incómodo, pero por lo demás...
Atarse todos esos botones es una penitencia bastante pesada.
De verdad, atárselos tiene que ser una cruz. No sé si hay alguna otra manera de meterse la sotana sin soltarlos...
Un ejercicio de paciencia.
La que yo usé era una sotana un poco más preparada ya para el trabajo que estábamos haciendo y era diferente, más cómoda. Era un poco incómoda para bailar. Resultaba extraño hacer bailes modernos con sotana, también en eso era teatral.
¿Que tal lo de bailar y cantar?
Bien. Lo he hecho bastantes veces y me gusta. Me siento bien. Eso ayuda para hacer un musical, lo había hecho más de uno vez en el escenario. No me sentí extraño.
¿Ha conocido curas como éste en algún momento de su vida?
No recuerdo. He conocido curas cuando era niño, pero no tenían estas características. Recuerdo lo de ir a misa o confesarse, dejarlo cuando era adolescente... Pero hoy las cosas son diferentes, las generaciones jóvenes son distintas. Por eso sorprende tanto el personaje de mi serie. Anacrónico, como te digo.