Discutir es una parte inevitable de las relaciones humanas. Siempre hay discrepancias en ellas, por diferentes gustos, puntos de vista, o decisiones discutibles cuando éstas no satisfacen a ambas partes. Y en las relaciones de pareja, donde se cultiva una de las convivencias más intensas -y probablemente la más problemáticas de todas-, surgen a menudo desavenencias porque uno de los miembros rechaza la proposición, la idea, la creencia, la petición, o la simple sugerencia del otro sobre cualquier asunto. Sin embargo, aprender a ejercitar el derecho a rechazar peticiones que van contra tus deseos, o aceptar tal disconformidad sin resentimiento, fortalece la relación de pareja (y la de cualquier otro tipo) y evita inútiles justificaciones y la prolongación del conflicto.

Precisamente, uno de los síntomas de la solidez de una pareja es cuando ambos miembros se sienten cómodos al ejercitar su derecho a rechazar cualquier solicitud que le plantee el otro. Como se sabe, siempre existen entre las personas diferencias individuales en cuestión de gustos o preferencias. Y el hecho de mantener una relación amorosa no cambia esta característica. Sin embargo, las parejas que no son capaces de aceptar una negativa o un rechazo -sin resentimiento-, por parte del otro, es improbable que resistan la prueba del tiempo. Son relaciones en las que se puede aventurar una fecha de caducidad.

QUÉ DECIRTE (A TI MISMO) CUANDO TRAS UNA DISCUSIÓN CON TU PAREJA DAS O RECIBES UN RECHAZO

Una respuesta a una petición para compartir un entretenimiento, ir a un concierto, hacer algún favor, acompañar en las compras, o incluso prestar una determinada colaboración implica, por parte del receptor, el siguiente planteamiento: "Si yo voy contra mi voluntad y mis propios deseos aceptando cosas que no sería feliz haciéndolas, acabaría finalmente sintiéndome irritado conmigo mismo, con mi pareja, y despotricando de la relación en conjunto". Estar de acuerdo en todo o en casi todo lo que el otro plantee es un riesgo demasiado caro que puede acabar con la armónica convivencia de ambos.

Por lo tanto, aprender cómo dar y aceptar negativas a una petición es una fórmula que puede generar racionalidad y energía emocional en una relación. Permite no solo superar acuerdos que se hicieron en su día compulsivamente por la inconsciencia del enamoramiento. Los beneficios que comporta el aprendizaje de saber dar y recibir negativas, sin que ninguno de los dos reaccione poniéndose a la defensiva, puede también a ayudar notablemente a desarrollar una comunicación sincera y emocionalmente correcta. Así, de acuerdo con la terapia de conducta emotivo-racional, las ventajas que la pareja puede obtener son diversas:

Transmite un voto de confianza al que deniega, por parte de su pareja: no aceptar la propuesta implica que el receptor de la negativa cree que el otro está lo bastante seguro de que su denegación no molestará y que lo que realmente rechaza es la petición, no a la persona que la formula.

— Establece una comunicación más abierta y honesta: comunicar directamente tu conformidad o disconformidad a una petición de tu pareja ayuda a romper barreras en la comunicación. Permite expresar con confianza y sin falsos argumentos tu propia voluntad.

— Ayuda a conservar la armonía en la pareja: una bocanada de aire fresco entra en la relación cuando se eliminan los temores y las precauciones que comportan el falso acuerdo ("dar conformidad a algo que te disgusta hacer") o la conformidad con enfado oculto ("aceptar la petición a regañadientes, aunque lo disimules"). Esto evita que el resentimiento se instale en la pareja.

— Se establecen las bases para una comunicación no defensiva: entendiendo y aceptando por ambos el derecho a rechazar cualquier petición, no aparece ningún sentimiento de culpabilidad ni necesidad alguna de dar demasiadas explicaciones ni por parte del que formula la petición, ni por la del que la rechaza. Deja a los dos miembros de la pareja en un estado de ánimo cómodo, armonioso y sin preocupaciones al respecto.

Libera la ansiedad que provoca la desaprobación: la pareja sometida al principio de la aprobación ("debo conseguir siempre la aprobación de las personas que me importan"), no vive, por lo general, satisfactoriamente, y su obsesión por buscar siempre la aprobación es una espada de Damocles que puede sabotear en cualquier momento su relación.

Hace más eficiente el tiempo que se dedica la pareja a sí misma: porque se pierde un tiempo precioso durante el proceso de toma y daca. Por una parte, dando razones para justificar la petición, y por otra, proporcionando argumentos para hacerse perdonar por el rechazo. Aprendiendo a dar y recibir negativas se gana un tiempo importante para otros disfrutes.

Elimina sentimientos de culpabilidad y otras dudas: la confianza en tu capacidad de dar asertiva, pero amablemente, una negativa a cualquier petición que contraríe tus deseos, ayuda a disminuir pensamientos negativos sobre ti mismo y tu pareja (¿le habrá dolido mi rechazo? ¿se vengará? ¿habré sido justo?)

Alimenta el bienestar emocional de la pareja: aprender a no tomar por lo personal un rechazo del otro proporciona muchas ventajas: descubres cómo librarte de pasados temores e inseguridades al adquirir tú también la capacidad de rechazar las peticiones que puedan hacerte otras personas; y eliminas la preocupación de pensar que si das una negativa estás sometido a un juicio ajeno por el que debes explicarte defensivamente. Aprender a dar y recibir rechazos es, según el psicoterapeuta Bill Borcherdt, fiel practicante de la Terapia Racional Emotiva, una importante contribución a nuestra salud mental.

FÓRMULAS PRÁCTICAS PARA PENSAR SALUDABLEMENTE

Pensamientos irracionales que eliminar

— "Si yo rechazo las peticiones de mi pareja puede pensar que no la quiero y eso sería odioso".

— "Tengo que ser considerado con la petición de mi pareja, pues si le doy una negativa me sentiré culpable por no cumplir mi parte del trato".

— "Debido a que, precisamente, mi pareja casi siempre dice sí a mis peticiones, debería aceptar casi siempre las suyas".

— "Si casi siempre estoy de acuerdo en hacer lo que mi pareja me pide, ella debería casi siempre aceptar lo que yo le pido".

— "Cada vez que mi pareja rechaza mi petición, debe pasar mucho tiempo antes de que yo la complazca en algo de nuevo".

Pensamientos racionales que incorporar

— "Es importante para ambos aprender que amor y obligación no son lo mismo. El hecho de que uno de nosotros no pueda entender esto en un momento dado, no significa el fin del mundo".

— "He de considerar justamente la petición de mi pareja, pero cuando mi respuesta no es favorable, no tengo por qué sentirme mala persona".

— "Aunque mi pareja es muy consecuente respondiendo afirmativamente a mis deseos, ni mucho menos existe una regla de oro que diga debo corresponder a los demás en la misma medida que lo hacen conmigo.

— La regla de oro inversa deben corresponderme en la misma medida en la que yo complazco a los demás tampoco existe. Tratar de reforzar este mito solo puede acarrearme a mí y a mi relación muchas preocupaciones".

— "Es preferible que yo acepte con madurez el derecho de mi pareja a rechazar mi petición antes de protestar infantilmente".

CONCLUSIÓN

En resumen, el aprendizaje de dar y recibir negativas te hace sentir lo suficientemente fuerte para no sentirte culpable de tus rechazos, y tu pareja se siente lo suficientemente segura para no tomárselo como algo personal. Y si ambos decidís sabiamente no discutir entre vosotros acerca de las peticiones y las respuestas, estáis construyendo una relación resistente. Con más tolerancia y aceptación del no en cualquier deseo, se fortalece la confianza en uno mismo, en la pareja y en la propia relación. Recordemos que la desconfianza es una señal de debilidad.