La piel sana ayuda a conservar la humedad y es capaz de ofrecer protección contra bacterias, irritantes y alérgenos. Los eccemas aparecen por una variación genética que afecta a la barrera que protege la piel.

En algunos casos, las alergias alimentarias pueden favorecer a la aparición de esta enfermedad.

El 14 de septiembre se celebra el Día Mundial de la Dermatitis Atópica, un trastorno que afecta de manera crónica a la piel de los más pequeños, aunque se conoce que también puede atacar durante la edad adulta.

De acuerdo a un alergólogo, “el 60% de los casos de dermatitis atópica son infantiles, destacando que, dentro de ese porcentaje, un 70% de los casos se da en niños de 0 a 5 años. Se trata de la dolencia crónica de la piel más frecuente en la infancia, aunque suele mejorar al llegar a la pubertad”.

Es por eso que las alarmas saltan cuando se trata de diagnosticar la enfermedad, y los expertos aseguran que hay diversos factores que pueden prevenirla e incluso evitar afecciones relacionadas.

¿Cómo se puede prevenir?

Existen diversas maneras para que las personas puedan prevenir la aparición de eccemas. Pero el primer paso para hacerlo es identificar los factores que aumentan las posibilidades de contraer esta enfermedad para así poder evitarlas.

Según expertos la obesidad, el estrés, los jabones perfumados, el detergente, la exposición al polen o al polvo incrementan el riesgo de desarrollar eccemas, o si ya se tienen de empeorarlos.

Tampoco es recomendable ducharse o bañarse por mucho tiempo con agua caliente. Es mejor hacerlo durante 10 o 15 minutos y con una temperatura intermedia.

Además la Academia Americana de Dermatología recomienda baños de lejía diluida para ayudar a prevenir las exacerbaciones. Esto ocurre porque el compuesto químico reduce la cantidad de bacterias e infecciones en la piel.

Solo se debe sumergir del cuello hacia abajo o únicamente las zonas afectadas por 10 minutos. Se prohíbe aplicarlo en la cabeza y no sobrepasar los dos baños.

Y en relación a la hora del baño, se debe utilizar jabones suaves y cuando hay que secarse es mejor hacerlo con cuidado y dando golpecitos delicados con la toalla.

Una detección temprana

Las personas, independientemente de la edad, deben estar alerta de posibles señales que pueden indicar la presencia de dermatitis atópica. Entre ellas: piel seca, picazón que empeora en la noche, piel agrietada, inflamación y pequeñas protuberancias que desprenden un líquido, que al rascarse forman costra.

En cuanto a las manchas, suelen ser de color rojo y se pueden encontrar en manos, pies, tobillos, muñecas, cuello, parte superior del pecho, párpados, codos y rodillas. Y en el caso de los bebés, es común que las erupciones salgan en el rostro y en el cuero cabelludo.

Es por eso que es necesario acudir al médico cuando una persona no pueda realizar actividades cotidianas. Además si en la piel aparecen rayas rojas, pus o costras amarillentas, que no cesan a pesar de los remedios caseros.

A pesar de que existen tratamientos para aliviar o evitar la aparición de brotes, aún no hay una cura definitiva. Además puede ir acompañada de asma o de rinitis alérgica. Incluso hay personas que lo sufren de manera periódica y luego desaparecen por años.