Unos investigadores australianos se plantearon estudiar la relación que hay entre la morfología de la cara y la vida sexual que llevan las personas. Para ello realizaron un estudio donde preguntaron tanto a hombres como mujeres heterosexuales sobre el nivel de sociosexualidad.

La sociosexualidad es el grado de apertura que tienen las personas a la hora de mantener relaciones sexuales fuera del compromiso que implica una relación de pareja, es decir, lo que se conoce coloquialmente como sexo casual.

Una vez finalizada la actividad, se llegó a la conclusión que a causa de la pandemia las mujeres están menos abiertas que los hombres.

A continuación, se les pidió a los paticipantes que observaran un grupo de fotografias de diversas personas y juzgaran, basandose en la apariencia, si los protagonistas de las imágenes estaban a favor del sexo casual.

¿Cuáles fueron los resultados?

Aquellos hombres que practicaban el sexo casual tenían caras más largas, frentes más altas, narices más largas y ojos más grandes. Incluso, las chicas participantes determinaron que este tipo de rasgos les daba algún tipo de pista acerca de los gustos sexuales de la persona analizada.

Según los autores del estudio, “esta es una habilidad realmente valiosa, ya que permitiría a las mujeres tomar decisiones subconscientes sobre qué hombres serían adecuados para ellas, de acuerdo con los objetivos de su relación”.

En cambio, los hombres no acertaron tan bien. Percibieron de manera incorrecta los rostros femeninos que según ellos estarían más cercanos al sexo sin compromiso.

Uno de los autores indica que “a veces, es posible que estemos buscando formar una relación duradera, pero en otras ocasiones es posible que solo busquemos una aventura. Decidimos ver si las intenciones de las personas podían ser reveladas por sus rostros”.

Como punto final, los investigadores sostienen que las mujeres lograron identificar las facciones más fácil porque aseguran que la testosterona en el cuerpo de los hombres podría ser la respuesta.