Lucir una piel con tatuajes es una tendencia muy actual, pero su origen es una costumbre milenaria procedente de India, Japón, China€ Consiste en realizar un dibujo o texto de manera temporal o permanente en la piel con agujas u otros utensilios que inyectan tinta o algún otro pigmento en la dermis. Sin embargo se cree que el tatuaje también era utilizado de forma de castigo para aquellos que cometían sacrilegio. Por eso médicos griegos y romanos comenzaron a practicar el borrado de tatuajes. En la edad media y moderna también era contraria iglesia católica y solo se aceptaba en los caballeros cruzados con el fin de poder ser reconocidos en caso de muerte en alguna batalla, finalmente los tatuajes volvieron a ser aceptados en occidente.

El problema surge cuando se decide quitárselo. Los resultados del borrado dependen del tamaño, el color, y la cantidad de tinta que se hayan usado. Son varios los métodos que se pueden usar: estiramiento de la piel, abrasión, excisión, cremas...

Sin embargo, en la actualidad es mayoritariamente demandado el método con luz pulsante de un láser denominado Q-swtched, que se aplica sobre las partículas de tinta durante apenas un nanosegundo, y que luego son eliminadas a través del sistema linfático, sin producir quemaduras en la piel.

Los resultados no son visibles al acabar la sesión, sino que deberán transcurrir al menos cuatro semanas desde la última, el tiempo que tarda el organismo en eliminar las partículas de tinta. Los expertos advierten de que la técnica es molesta, más que dolorosa, por lo que se aplica una crema anestésica una hora antes, y la zona se inflamará en días posteriores. Lo mejor es aplicar compresas de frío para reducir las molestias y bajar la inflamación.

La duración del proceso es otra de las preocupaciones de los interesados en borrar un tatuaje. Pero depende del tamaño, del tiempo pasado desde que se hizo, de los colores y de la técnica de profundidad. En general, son necesarias como mínimo para lograr el borrado cinco sesiones pudiendo añadirse más en función de los factores mencionados. Es importante que transcurran de cuatro a seis semanas entre una y otra. El sistema láser no deja cicatrices en la zona tratada, si se siguen las indicaciones del médico apenas se notará que hubo un tatuaje. Sin embargo, es posible que haya una pequeña pérdida de pigmentación de la piel.

A tener en cuenta

Hay varias cuestiones a tener en cuenta, como la zonas de la piel en la que está. Son más finas el cuello, el escote o las muñecas, pero hay otras que tienen una piel mas gruesa y el pigmento del tatuaje penetra más profundamente, como piernas, brazos o espalda. Si han sido realizados por aficionados suelen quedarse en las capas más superficiales de la piel, por lo que su eliminación es más rápida.

Los colores utilizados, hay pigmentos que son más difíciles de eliminar como el amarillo, azul claro, blanco o verde, y otros que se eliminan con más facilidad como el negro y el azul oscuro. Además, no necesitarán el mismo número de sesiones para eliminar un tatuaje pequeño que uno que ocupe todo el brazo, por ejemplo. Es muy importante el tono natural de la piel: las claras suelen responder mejor a los efectos del láser y necesitan menos sesiones.

Una vez realizado el tratamiento, hay que evitar exponer la zona al sol y, en general, una fuente de calor como calefacción, agua caliente, etc. También es recomendable aplicar una crema regeneradora para favorecer la cicatrización, no usar productos que puedan ser agresivos y que tengan un pH neutro. Y por supuesto, no rascar o frotar la zona para evitar inflamaciones.Y por supuesto, no rascar o frotar la zona para evitar inflamaciones.