A raíz del brote de listeria del pasado verano y la pandemia de Covid-19, Beatriz Robles, autora de Come seguro comiendo de todo, se ha convertido en uno de los máximos referentes en temas de seguridad alimentaria en los medios de comunicación, donde aclara a la audiencia conceptos relativos a las buenas prácticas alimentarias. Robles hace especial hincapié a la hora de alertar sobre los bulos sobre la seguridad alimentaria, "porque son alarmantes".

¿Cómo surgió su vocación por la seguridad alimentaria?

A partir de una intoxicación que sufrí de salmonelosis que me hizo estar dos semanas a base de suero líquido, sudor frío y diversos fluidos. Mi salmonelosis particular se ha quedado como una anécdota con la que comenzar el libro. Así sucede con la mayor parte de las enfermedades transmitidas por alimentos, que se materializan con síntomas gastrointestinales más o menos graves; algunas pueden afectar al sistema nervioso central, producir abortos o malformaciones fetales. No son las habituales, pero nos recuerdan que, si hablamos de seguridad alimentaria, arriesgarse no es una opción.

El padre de la dietética

En el contexto que lo decía sí. Sin embargo, ahora la oferta en los supermercados está llena de alimentos superfluos, insanos y que solo debieran de encontrarse en nuestra dieta en ocasiones. Actualmente, si comemos de todo tendremos un problema de salud, por eso ese mensaje no es válido del todo. Hay veces que se confunde seguro con saludable. Por ejemplo, un bollo no nos hará enfermar, pero si abusamos de productos con edulcorantes la salud se verá perjudicada.

¿Qué alimentos nos recomienda alejar de nuestra cesta?

La venta de melones y sandías cortados por la mitad y envueltos en film transparente en la propia tienda. Muchas veces estos productos están colocados en zonas sin refrigerar, y entrañan riesgos si los consumimos. Las frutas y las verduras pueden tener en su superficie microorganismos patógenos como salmonella, listeria o escherichia coli, de manera que si no se lavan correctamente antes de cortarlas, pueden pasar al interior.

Huevos y salmonelosis son la canción del verano.

Los huevos no tienen que consumirse una vez pasada la fecha de caducidad. Alargarla aumenta el riesgo de contraer una enfermedad de transmisión alimentaria como la salmonelosis. Si tomamos huevos poco hechos una semana después de la fecha de consumo, el riesgo relativo aumenta un 50%. Además, los huevos deben guardarse refrigerados en casa, a pesar de no estar refrigerados en el supermercado. Con prácticas sencillas se pueden evitar muchos de los problemas alimenticios clásicos de verano.

"Cada vez hay más intrusismo en la profesión"

¿Hay muchos bulos en torno a la alimentación en las redes?

Sí, por eso la gente tiene que informarse antes de cuál es la fuente de esas informaciones. Además, cada vez hay más intrusismo en la profesión. En las redes hay auténticas barbaridades sobre nutrición, muchas de ellas fomentadas por las denominadas influencers que hablan y recomiendan sin pudor dietas que siguen y que a muchas personas les pueden perjudicar. Utilizan términos como coach y asesores nutricionales cuando en realidad no lo son. Es un gran problema.

¿En tiempos de Covid-19 cuál ha sido el bulo nutricional más viral?

Uno de ellos ha sido los beneficios milagrosos de la lactosa contra el virus y la ingesta de suplementos alimenticios que curaban el coronavirus. Los complementos sirven para complementar la dieta de determinadas personas en situaciones concretas: para los veganos y vegetarianos por ejemplo, o el ácido fólico para las embarazadas. Pero vivimos en una sociedad donde no existe déficit nutricional como sí sucede en países en subdesarrollo donde la falta de vitamina A provoca muchas cegueras. La mayoría de las recomendaciones de la influencers es tirar el dinero. Por otro lado, hay que saber que los suplementos no son inocuos.

Impunemente mucha gente está ganando dinero con estos temas en las redes.

Los consumidores tendrían que estar protegidos ante los mensajes nocivos en las redes, aunque no sea ilegal. Pero puede ocurrir lo mismo que con los movimientos antivacunas, que son tan potentes que denuncian a quienes les critican y defienden sus teorías, que tanto daño hacen a la humanidad.

Vivimos el boom

Tenemos que estar preparados para ello; es un reto y una realidad. La gente tiene que saber poner filtro a lo que lee y escucha en los medios, porque la ciencia es lenta y no da titulares. Los bulos sobre la seguridad de un alimento son alarmantes, porque la información falsa se propaga mucho más que la veraz; es más rápida, llega a más gente y es más probable que se comparta.

¿Y los mitos sobre la alimentación?

Son ideas erróneas que se propagan de generación en generación; se trata de información engañosa o imprecisa que compartimos porque no la reconocemos como falsa. La diferencia con los bulos es la intencionalidad.

¿Comemos ahora mejor que nuestros padres y abuelos? Se lo digo por el abandono de la dieta mediterránea

Hemos abandonado lo mejor de la dieta mediterránea, que estaba en un pedestal, pero hay aspectos que no entran dentro de las pautas saludables.

¿Por ejemplo?

El vino y la cerveza. Ahora no podemos ofrecer el mensaje de que una bebida alcohólica es saludable. Los puedes consumir por placer, por todo lo que tiene a su alrededor, pero como dieta saludable no tiene ningún beneficio; no está basada en la evidencia científica. Las carnes procesadas también hay que evitarlas, según recomienda la OMS. Por eso digo que hay aspectos de la dieta mediterránea que están idealizados.

¿Es verdad que los alimentos ecológicos, naturales o caseros son más seguros?

No. La legislación prioriza el uso de otras medidas, pero sí permite emplear estas sustancias. Además, independientemente de que se trate de un alimento convencional o ecológico, la utilización de medicamentos y productos fitosanitarios está sometida a una normativa rigurosa, se establecen límites máximos de residuos con un margen suficientemente amplio para que no supongan ningún riesgo para la salud, y se controla su cumplimiento. Otro bulo desmontado.

¿Cuál es el gran éxito del sector de la industria alimentaria?

Hacernos creer que muchos de los productos insanos que están en el mercado son sanos. Es un éxito incontestable. El marketing y las enormes sumas de dinero que destinan a ello hacen posible ese triunfo. Hay productos con malísimas materias primas están posicionados en el mercado como si fueran de primera calidad.

¿Y el peligro más habitual en la cocina?

La contaminación cruzada; contaminar unos productos con otros. Por ejemplo, cuando tenemos carne cruda en una tabla y utilizamos el mismo cuchillo sin lavar para cortar los tomates. Los microorganismos pasan por la tabla al segundo alimento y se podrían generar problemas. Por otro lado, está el no respetar la cadena de frío y dejar los alimentos a temperaturas ambiente cuando necesitan frío o al revés.

¿El frío destruye los microorganismos?

A más frío, más freno, lo que significa que en una congelación por debajo de los 18 grados bajo cero los bichitos se quedan en estado de latencia, hibernan. Pero están ahí. Los microorganismos siguen siendo viables y en el momento en que descongeles el alimento estarán dispuestos a seguir su vida como si nada.

"Hay que huir de las dietas milagro"

Aspirantes a celebrities

Hay que huir de ellas y si quieres hacer una dieta tienes que consultar con un especialista. Hay mucha irresponsabilidad en las influencers. Sobre la dieta de moda, la del ayuno intermitente, no hay evidencias científicas de que ofrezca resultados y se mantenga a largo plazo. Para adelgazar está la dieta de reducción calórica combinada con ejercicio y adaptada a cada persona; no hay que seguir los consejos de los famosillos que no son expertos en salud.

Cuando más sabemos de nutrición hay más obesidad, sobre todo infantil.

Sí. Es tremendo. Los datos son inaceptables. Se habla de que ahora mismo el 40% de la población infantil de nuestro país tiene sobrepeso y obesidad. El problema es que se sigue sin percibir como una enfermedad; se tiende a creer que el niño está sanote, fuerte. Y la obesidad está en la base de numerosos problemas como los articulares o en el desarrollo de 10 tipos de cáncer. No le damos la debida importancia y cada año se cobra muchas vidas. Además, es muy difícil que un niño obeso de mayor deje de serlo.

¿A quién va dirigida su guía para comer sin riesgos y evitar los errores más frecuentes que cometemos en la cocina?

A cualquier persona, porque todas en mayor o menor medida pasamos por la cocina y manipulamos los alimentos. Es un manual de buenas prácticas para aprender a comer sin jugárnosla; son consejos útiles y sencillos, y fáciles de poner en práctica.

PERSONAL

Lugar de nacimiento: León, 1981.

Formación: Es licenciada en Ciencia y Tecnología de los Alimentos y graduada en Nutrición Humana y Dietética, con una amplia formación en seguridad alimentaria y patologías nutricionales.

Trayectoria: Tras unos años asesorando a empresas como consultora freelance, hoy reparte su tiempo entre la docencia en el grado de Nutrición Humana y Dietética en la Universidad Isabel I. Además hace numerosas colaboraciones e intervenciones en medios de comunicación.

Activista: Lleva adelante campañas activas contra los bulos alimentarios y la desinformación. Se considera una entusiasta de la divulgación rigurosa. Es muy activa en redes sociales, donde cuenta con decenas de miles de seguidores.