Según este reputado epidemiólogo y divulgador científico, nacido en México pero gijonés de adopción, el coronavirus volverá en invierno, y el sistema sanitario deberá estar reforzado en la vigilancia epidemiológica si queremos evitar un segundo confinamiento. "Que no haya rebrotes dependerá de que los pocos casos que hay no se conviertan en detonadores de una transmisión más amplia, para lo que hay que cercar todos los casos que vayan apareciendo. Hay que ir al fondo del problema con el estudio exhaustivo de los casos y de todos sus contactos para evitar la transmisión y zanjar el riesgo de rebrotes", explica.

Si tenemos una de las mejores sanidades del planeta, ¿cómo se entiende entonces que haya más de 50.000 sanitarios infectados en el Estado español?

España tiene un buen sistema sanitario cuando se valora en términos de la cobertura universal de la población, que muchos países no tienen. Cuando se valora en términos de resultados en salud, con el nivel de gasto que se invierte en salud, a pesar de que estemos por debajo de la media europea, el sistema marcha bien. Y cuando uno hace comparaciones internacionales, el funcionamiento del sistema sanitario español es mucho más que satisfactorio. En demasiadas ocasiones lo damos por descontado y no valoramos que muchos países no dispongan de una sanidad universal.

¿Entonces?

Aún con el buen funcionamiento general del sistema sanitario no teníamos la adecuada preparación para el escenario de una pandemia que entraña dos cosas: equipos de protección en cantidad para el personal sanitario, y no solo mascarillas o guantes, sino los equipos enteros; y por otro lado han faltado planes de contingencia y un adecuado adiestramiento del personal sanitario, médicos, enfermeras y otros trabajadores, para escenarios de una posible pandemia como la que hemos vivido. Eso es algo que se ha repetido insistentemente por parte de OMS y por el Centro Europeo del Control de Enfermedades en todos los países del mundo.

¿Los países habían bajado la guardia?

Desde la epidemia aviar hasta ahora se habían relajado. Ahí hemos tenido una deficiencia de equipos de protección que tiene que ser no solo solventada ahora, sino que hemos de tener reservas estratégicas para cualquier otro brote que podamos sufrir de una epidemia como esta. Lo segundo es que estamos ante una situación que, hasta cierto punto, es inédita, con una pandemia donde hay una gran cantidad de transmisión silenciosa por personas asintomáticas. No es únicamente el contagio con relación al contacto con enfermos, está también el que sanitarios contagiados pueden no haber tenido síntomas y haber estado en interacción cercana tanto con enfermos como con otros profesionales y generar una transmisión.

"Hay que hacer más pruebas a los sanitarios periódicamente"

Un problema sufrido en todo el mundo.

Pero en España se ha dado un fenómeno singular, que es la gran entrega, heroicidad y trabajo por encima del nivel del deber por parte de los sanitarios ante esta pandemia. Sin embargo, la otra cara de la moneda es que muchas veces se ha trabajado sin la suficiente protección, y esto ha determinado ese número tan grande de personal sanitario contagiado. La lección que se tendría que sacar es que hay que hacer más pruebas a los sanitarios periódicamente, y no solo una vez, para asegurar que aquellos que dan positivo son aislados o tratados, y que no entren en un circuito de transmisión a otros colegas.

El coronavirus era inédito, pero no las epidemias y pandemias víricas: gripe, viruela€. ¿qué se venía haciendo mal para que el sistema haya colapsado o haya estado a punto de colapso?

Cualquier infraestructura sanitaria, como se ha demostrado en todo el mundo, por abundante y por buena que sea, corre el riesgo de colapsarse ante una pandemia como esta. Desde que se dieron los primeros casos en Wuhan, algunos subrayamos que cualquier sistema sanitario corría riesgo de saturación y de colapso dada la alta severidad de los casos de Covid-19 y la alta necesidad de hospitalización, y también por la forma en que la infección y su severidad se cebaban en los mayores. En todo el mundo los sistemas sanitarios han tenido que hacer las cosas de tal forma que se aplanara la curva de la demanda de infraestructuras, porque no bastaría ninguna estructura sanitaria para este grado de severidad y de atención.

¿Y no se han cometido errores?

En España y en todos los países hemos cometido errores a lo largo de muchos años por desatender los planes de contingencia y los preparativos para situaciones pandémicas. Ahora bien, esta pandemia es muy diferente a otras. No se puede comparar con las de la gripe estacional y no tiene nada que ver con la pandemia del 2009.

¿Han repercutido los recortes presupuestarios en Sanidad?

Ha habido una caída de la inversión en gasto en materia de Sanidad que ha debilitado los aparatos de salud pública y de vigilancia epidemiológica a lo largo de más de una década, desde la crisis de 2008. Bajaron el reforzamiento y el mantenimiento de la Atención Primaria, y en algunos casos esta desinversión ha determinado también una creciente privatización en algunas comunidades autónomas. En los territorios donde ha habido una mayor apuesta por el gasto sanitario sostenido se ha podido contener mejor la epidemia y ha habido menos problemas asociados a debilidades de la estructura sanitaria.

¿Qué tendríamos que aprender para controlar un posible rebrote?

Que hace falta seguir con disciplina férrea las medidas de distanciamiento, de higiene, evitar el contacto social y reducir la movilidad por parte de la sociedad. Ese es uno de los ingredientes más importantes para luchar contra una epidemia donde no hay una vacuna o un tratamiento eficaz comprobado que nos permita decir que esto se puede curar. Y por otro lado, tenemos que aprender que ante una situación como esta pandemia, con tanta transmisión asintomática, no basta con hacer pruebas a quienes ingresan en los hospitales y tienen un cuadro severo, sino que debemos, como se empieza a hacer en algunas comunidades autónomas en mayor grado, realizar más pruebas de PCR para aislar a positivos asintomáticos y evitar la transmisión.

"Hay que dotar de mejores medios a la atención primaria"

¿Hay que potenciar la identificación y rastreo de casos?

Hay que fomentar los rastreos de controles en los dispositivos de salud pública y vigilancia epidemiológica; a eso tenemos que darle mayor fuerza y prioridad. Asimismo, hay que dotar de mejores medios a la atención primaria, que es la base para poder hacer una contención del exceso de ocupación hospitalaria y de unidades de cuidados intensivos, que permitirá además racionalizar el uso de recursos de hospitalización para los casos más severos. Debemos combinar todo esto para estructurar de mejor manera la respuesta del sistema sanitario.

En igualdad de condiciones, algunos responden al Covid-19 con sintomatología extrema y otros son asintomáticos. ¿Por qué?

Todavía estamos aprendiendo por qué la enfermedad se expresa de distinta manera. Hay un grado distinto de severidad y letalidad en hombres que en mujeres. Se atribuye a ciertas proteínas más presentes en varones que pueden determinar una mayor agresividad del virus en los tejidos de las personas. La verdad es que existen también susceptibilidades individuales que no terminamos de entender a qué se deben. Existe también la suceptibilidad incrementada en personas con comorbilidades como la diabetes o la hipertensión, y todo esto nos muestra que el virus no se comporta igual con todas las personas, que hay una distribución diferencial por edades, por sexos, y por condiciones de patologías existentes o no.

¿Por qué hay reinfectados?

Desconocemos cómo es la inmunidad que genera la infección natural de Covid-19, si dura un corto plazo, meses, o si tendrá una duración como lo han hecho otros coronavirus como el SARS. No sabemos si la inmunidad es duradera o no. Estamos ante una situación donde ignoramos muchos de los elementos de la verdadera inmunidad. La evidencia reciente parece indicar que no hay riesgo de reinfección del que se estaba hablando, sino más bien casos de falsos resultados de los test.

¿Sería eficaz la figura del rastreador-inspector de contagiados?

Sí, y se hace en todas las epidemias y brotes de enfermedades infecciosas. En el caso de la transmisión de persona a persona hay que hacerlo en términos de quién ha tenido un contacto próximo en donde pudiera haber acceso de partículas a través del aliento, el agua o la respiración porque ha habido una cercanía con esas personas. Entonces es importante que cada caso no solo se diagnostique y se hospitalice, sino que se indague entre los contactos que ha tenido en los últimos 15 días para poder llegar a todas las personas que han tenido riesgo y poder hacerles pruebas. Y para hacer el rastreo de los casos es necesaria la figura del rastreador, que complementa la acción del personal sanitario.

"Hubo un gran déficit de pruebas diagnósticas"

El curso 2017-2018 hubo 15.000 muertos por gripe. En dos meses y medio el Covid-19 ha matado a casi 30.000 personas. ¿Ha fallado la previsión del proceso o la provisión de PCR?

Ha habido un poco de todo. No teníamos pruebas suficientes y adecuadas ante un virus nuevo del que no tuvimos su secuencia genética hasta mediados de enero. La efectividad de las pruebas diagnósticas también fue mejorando, pero es cierto que al principio hubo un gran déficit. Tiene que haber más capacidad para hacer las PCR. Aquí destacaría el esfuerzo realizado por La Rioja, Asturias, el País Vasco y Navarra por hacer muchas más pruebas que el promedio de España. Quizás uno de los cuellos de botella más grande que ha habido ha sido la dificultad para disponer de un incremento rápido de la capacidad de hacer estas pruebas diagnósticas.

Para frenar una epidemia-pandemia el confinamiento ha dado buenos resultados, pero ¿es sostenible en el tiempo?

En una pandemia como la del coronavirus, con una transmisión tan intensa, es muy difícil pensar que se pueden aislar de esa manera los grupos. Es complicado, porque no tenemos vacuna ni tratamiento. Lo único que en este caso funcionaba y ha funcionado ha sido la medicina del siglo XVI, que es el confinamiento ante una epidemia, y esa es la técnica que hemos aplicado. Sabemos que eso tiene impactos económicos, pero la única manera de no tener más pérdida de vidas y de no colapsar las infraestructuras sanitarias era el confinamiento.

¿Qué esperan para octubre si se sufre un rebrote? ¿Habrá más confinamientos?

No lo sabemos bien porque desconocemos cómo se comporta estacionalmente el virus con las temperaturas, con el clima... Pero es de esperar, como ha ocurrido en otros temas relacionados con virus respiratorios, que existan ciclos estacionales y que en octubre o noviembre reaparezca. Que todo vaya bien dependerá de nuestra capacidad de diagnóstico temprano, de tomar medidas drásticas, de evitar que haya importación y exportación de casos, de contener muy bien los casos diagnosticados y de hacer el rastreo de contactos y la determinación a través de pruebas de la positividad o no de esos contactos.

PERSONAL

Lugar de nacimiento: México (1954), pero gijonés de adopción.

Formación: Licenciado en Medicina, Máster y Doctor en Salud Pública.

Trayectoria: Es miembro de la OMS desde 1986, Director de Acciones de Salud en la OMS, responsable del Clúster de Salud desde 2006, y asesor independiente coordinando proyectos de necesidades de salud de los refugiados desde 2014. También es profesor en varias Universidades con experiencia en cursos online. Ha publicado numerosos libros y forma parte del comité editorial de prestigiosas revistas.