- La joven pareja conformada por Kerrie Jackson y su esposo Bleddyn reformaban su casa de campo, en una pequeña localidad al norte de Gales, en Reino Unido, cuando acabaron horrorizados al encontrar elementos demoniacos y de brujería debajo de las escaleras principales de su hogar. Bleddyn trabajaba en una de las habitaciones contiguas al salón cuando vio algo espeluznante a través de un agujero que yacía en la pared: elementos de protección contra brujas y demonios, tales como cráneos de animales, armas de fuego oxidadas, clavos gigantes y todo tipo de hierbas. Cuando los examinaron y consultaron con expertos en la materia, supieron que se trataba de artilugios destinados a la protección ante entidades malignas. Después de encontrarse con la guarida de brujas bajo su escalera, la pareja descubrió por qué aquellos objetos permanecían en el domicilio escondidos. Existe en Gales una vieja superstición que se basa en que, si las brujas querían entrar en algún hogar, lo harían durante la noche y a través de espacios como las escaleras. Por eso, los antiguos dueños de la casa colocaron esos artículos que espantaban a las hechiceras y hacían que se quedaran atrapadas si trataban de acceder al domicilio. Otra leyenda similar explica que, cuando las brujas o seres malignos descubrían el objeto escondido, quedaban fascinadas de tal manera que no tenían otra opción más que dejar a la familia en paz.