uando Thierry Sabine creó la carrera más dura, difícil y extenuante del mundo del motor, pocos eran conscientes de que la arena del desierto, cada 1 de enero, pasaría a formar parte de nuestra vida de manera tan irrenunciable como lo son los dulces de Navidad, las comidas y cenas copiosas o la tan temida cuesta de enero. El Rally Dakar es tan de comienzo de año como el concierto de música clásica en la 1 de TVE, los saltos de trampolín, el roscón de Reyes, los regalos o las rebajas. La belleza de unas imágenes que nos atrapan frente al televisor, el deseo de que ganen nuestros pilotos y marcas de vehículos favoritos, el miedo a los accidentes graves o irreversibles y la compasión que generan los rostros y cuerpos agotados de unos participantes que dan todo lo que tienen por vencer o simplemente llegar a meta nos cautivan como pocas actividades deportivas.

Es la magia del Dakar, aunque todos somos conscientes de que la vida real y diaria que nos espera a la vuelta de la esquina -concretamente ésa que comienza cuando finalizan las vacaciones de Navidad o terminamos con todas las sobras de tantas comilonas- poco tiene que ver con surcar dunas, volar a velocidades de vértigo sobre pistas pedregosas o llevarse los laureles de la victoria, ya sea en etapas diarias o en la clasificación general final. Pero el Dakar vende, porque imponerse en la que es considerada carrera más exigente del mundo da prestigio, tanto al piloto como a la marca y a su producto. Por eso Toyota ha luchado tan intensamente para crear un automóvil vencedor, por eso Audi ha puesto toda la carne en el asador para desarrollar un prototipo de ensueño, o también por eso Honda, KTM y Yamaha han rivalizado tan duramente por hacerse con la victoria final en motos. En la batalla entre los dos grandes este año Toyota se ha llevado el gato al agua. Nasser Al-Attiyah, piloto de Toyota Gazoo Racing, consiguió tomar el mando de la carrera desde los inicios y fue cimentando su victoria final en una solidez incontestable, tanto merced a su buen hacer como a la consistencia de su equipo y de su vehículo. El Toyota Hilux es el gran vencedor de la prueba y el futuro Toyota Hilux GR Sport, el heredero natural del Dakar. La próxima versión del exitoso Hilux, que llegará a los concesionarios dentro de unos meses, es la culminación de la última generación del modelo japonés y representa, en palabras de la casa nipona, "el nuevo acabado deportivo de la gama del pick-up de referencia en su segmento, un vehículo inspirado en el éxito cosechado por Toyota Gazoo Racing en el Dakar".

Esta nueva versión deportiva cuenta con un diseño exclusivo: nueva parrilla frontal negra, faros antiniebla, llantas de aleación de 17 pulgadas y terminaciones en negro en las carcasas de retrovisores, estribos laterales, pasorruedas y tirador del portón trasero; en tanto que por dentro destacan los asientos deportivos en piel y ante sintético, los anagramas GR Sport, sus pedales deportivos de aluminio y las levas en el volante, junto a las inserciones en fibra de carbono y la iluminación en azul en los paneles de las puertas. Dispone de suspensiones y puesta a punto con características específicas: nuevos amortiguadores monotubo en color rojo y resortes delanteros que aportan más confort y dinamismo. Todo ello además con el potente motor diésel de cuatro cilindros y 2,8 litros de 204 CV y 500 Nm con que el que es capaz de arrastrar un remolque de hasta 3,5 toneladas. El propio Al-Attiyah aseguró que "el Toyota Hilux tiene una reputación legendaria de dureza y fiabilidad, y no sólo el modelo de competición, sino también las versiones de producción, incluido el GR Sport. Este nuevo modelo encarna de verdad el espíritu de nuestros vehículos de competición y lleva un trocito del Dakar a los clientes de todo el mundo".

Esta variante más sport, desarrollada sobre las versiones tope de gama del Cabina Doble, se suma a las ya existentes de Cabina Simple, Cabina Extra y Cabina Doble, todas concebidas en torno a unas dimensiones que rondan los 5,33 metros de largura, 1,855 metros de anchura, 1,815 de altura y 3,035 de distancia entre ejes, y con unos precios que fluctúan entre 33.040 y 45.606 euros. Hay que apuntar que el Hilux también dispone de una mecánica diésel de acceso de 2,4 litros y cuatro cilindros que entrega 150 CV y 400 Nm, con 170 km/h de velocidad punta y un paso de 0 a 100 km/h en 13,2 segundos. El motor 2.8 de 204 CV y 500 Nm eleva estos registros a 175 km/h y 10,7 segundos. Como cabe apreciar, el rendimiento es sencillamente excelente. Disponible siempre con tracción a las cuatro ruedas y con cajas de cambios manuales y automáticas de seis marchas, con sus correspondientes reductoras, estos poderosos, robustos y fiables pick-up se muestran realmente irresistibles a la hora de alcanzar cualquier destino, por muy difícil que sea, en buena parte merced a su sofisticada tecnología, como demuestran su diferencial de deslizamiento limitado o el control de tracción activo.

Con cabina doble, 204 CV y 500 Nm, se muestra como el aliado perfecto para la carretera y los terrenos más inaccesibles

Toyota presenta el Hilux más deportivo, lujoso y robusto, el GR Sport, un 'pick-up' que hereda el espíritu del Dakar