Cuantos más likes y visualizaciones tiene un vídeo, una foto o una publicación, mayor repercusión alcanza. Si no le damos al botón Me gusta al ver un vídeo, pero lo miramos diez veces, aunque no digamos directamente que nos gusta lo estamos mostrando, así que debemos ser muy cautos con los contenidos que premiamos con estos likes o con nuestras visualizaciones.

Si vemos un vídeo o nos paramos a leer una publicación que a priori sabemos que es inadecuada, ofensiva, irrespetuosa, que difunde desinformación€ lo queramos o no estamos favoreciendo el tipo de contenido de ese vídeo o publicación. Si algo inadecuado tiene muchas visualizaciones, el mensaje que se lanza es que ese contenido funciona, que lo ve mucha gente, y como consecuencia, se creará más contenido de ese estilo.

Es muy triste ver cómo vídeos donde se insulta a gente, se ven peleas que resultan humillantes, imágenes en las que se muestran accidentes o asesinatos, publicaciones que difunden desinformación y mentiras€ tienen millones de visualizaciones. Esto provoca que se sigan creando cada vez más contenidos de este estilo. Si algo funciona, se ve mucho o se hace viral, aquellas personas que quieran ganar dinero o hacerse visibles o famosas en redes sociales crearán más contenido de ese tipo.

Los usuarios tenemos mucho más poder del que imaginamos: en el momento en el que dejemos de ver ese tipo de publicaciones tóxicas, dañinas e incluso en algunos casos ilegales, se reducirá drásticamente la cantidad de contenido de ese estilo. Es por eso que estaría bien hacer el esfuerzo de contenernos y no ver publicaciones que ya sabemos, incluso antes de mirarlas, que son inadecuadas o tóxicas.

También debemos plantearnos si cuando le damos al botón like algo nos gusta realmente o no. Muchas veces lo decimos porque a todo el mundo le gusta, porque está de moda o porque nos sentimos obligados o presionados por los demás. A veces incluso le damos al botoncito por no quedar mal o por el qué dirán si no lo hacemos. Es importante que seamos autónomos en nuestras decisiones, que reflexionemos sobre lo que realmente nos gusta a nosotros y separarlo de lo que les gusta a los demás.

A veces decimos que una red social determinada, un juego, una serie, un programa de televisión, un libro€ nos gusta. Sin embargo, si nos paramos a reflexionar sobre lo que nos hace sentir, descubrimos que aquello que hemos dicho que nos gusta igual no nos hace sentir muy bien.

Es habitual que en redes sociales experimentemos sensaciones o emociones de envidia sobre lo que vemos, que sintamos frustración al compararnos con lo exhibido, tristeza cuando observamos toxicidad, miedo cuando nos atacan, ira cuando algo nos indigna€ Si nos damos cuenta de que una red social o un juego determinado nos hace sentir más cosas negativas que positivas la mayor parte del tiempo, deberíamos plantearnos dejar de utilizarla o reducir el tiempo que le dedicamos. Pero claro, para darnos cuenta de eso deberíamos concedernos un espacio de reflexión diario, de desconexión, sin inputs a cada instante, tiempo que nos ayude a procesar lo que estamos viviendo. Un espacio diario son pantallas.

Para comenzar a usar las redes sociales de una forma un poquito más sana podemos probar a cambiar la pregunta: ¿Me gusta algo? por: ¿Cómo me hace sentir?, y en función de eso comenzar a direccionar nuestro tiempo de ocio hacia aquello que nos haga sentir mejor. También podemos comenzar a ser más selectivos con los tipos de contenidos que queremos apoyar en redes sociales y hacerlo de forma más consciente.