Para empezar a proteger nuestro dispositivo se recomienda empezar activando un código o cualquier otra forma de seguridad para desbloquearlo. Esto evitará que cualquiera pueda acceder de forma física a nuestro teléfono para, entre otras cosas, enlazar nuestra cuenta de Whatsapp con su ordenador y ver nuestras conversaciones.

Es imprescindible tener un antivirus en todos los teléfonos móviles, menos en los que tienen el sistema operativo iOS, ya que Apple indica que los iPhones no pueden ser infectados y no permite su instalación. El antivirus puede ser de pago o gratuito.

Si tenemos información valiosa en nuestros dispositivos conviene realizar copias de seguridad de forma periódica.

Instalaremos solamente apps que vayamos a utilizar y lo haremos desde tiendas oficiales como Google Play, App Store, la tienda de Samsung y similares. Las apps instaladas desde otras fuentes pueden tener malware o virus incorporados. Antes de instalar una app también conviene mirar a qué datos de nuestro dispositivo vamos a darles acceso y a qué información quiere acceder. Muchas aplicaciones gratuitas lo son porque ganan dinero recopilando información de todos los dispositivos donde se instalan.

Es una buena idea usar gestores de contraseñas para guardar todas las que usamos, ya que debemos contar con contraseñas diferentes para cada servicio. Las últimas versiones de los sistemas operativos ya llevan incorporados estos gestores de contraseñas, pero si nuestro teléfono o tablet no tiene uno, podemos descargar uno externo como por ejemplo LastPass, 1Password o Keeper desde una tienda oficial. Evitaremos tener las contraseñas en las notas del dispositivo, en los contactos o en el típico documento llamado Contraseñas.

Tendremos mucho cuidado con las wifis a las que nos conectamos. Evitaremos las redes wifi públicas o gratuitas (las que no requieren contraseña) sobre todo las de lugares con mucha afluencia de gente como estaciones de tren, autobuses, aeropuertos, bibliotecas... ya que podrían ser redes falsas creadas por ciberdelincuentes para ver toda la información que mandamos a través de ellas. Si nos conectamos a este tipo de redes, o a redes wifi de lugares muy concurridos protegidas por contraseña (hoteles, restaurantes€), nunca accederemos a servicios donde tengamos que meter información privada como la banca online, redes sociales, correos electrónicos...

Tanto iOS como Android vienen con servicios de localización de nuestros dispositivos para que en casos de extravío o robo podamos localizarlos. Los dispositivos de otras marcas también traen habilitada una opción similar y muchos de ellos podemos enlazarlos a una cuenta de Google. Para saber qué opciones tenemos podemos ir a los ajustes del teléfono o consultar en internet.

Conviene tener anotados en algún lugar (no en el dispositivo) el número de serie y el IMEI de los dispositivos, para que si alguna vez los roban podamos poner la denuncia correspondiente.

Actualizaremos siempre el software de nuestros dispositivos, así como las apps que tenemos instaladas. Muchas veces las actualizaciones traen soluciones a fallos de seguridad o a posibles vulnerabilidades.

Por último, conviene tapar las cámaras delanteras de todos los teléfonos, tablets, ordenadores, etc. Hay diferentes tipos de malware que pueden activar las cámaras para sacar fotos y grabar sin que nos demos cuenta.