Desde la sorprendente aparición en enero de unas fotos de Iñaki Urdangarin de la mano de Ainhoa Armentia, su nueva pareja, el divorcio del exjugador de balonmano y la infanta Cristina parecía inminente, aunque han pasado meses hasta que se ha encarrilado. Y eso que la relación del deportista con su excompañera de trabajo está totalmente afianzada y ya no se esconden en público.

Sólo faltaba por firmar oficialmente un acuerdo que, según ha desvelado este miércoles la revista Semana, se selló el 25 de marzo en la ciudad suiza de Ginebra, donde ambos firmaron la disolución de las capitulaciones.

Ese acuerdo establece que es la hermana del rey Felipe VI la que se queda con la custodia de los cuatro hijos de la pareja (fruto de 24 años de matrimonio): Juan, Pablo, Miguel e Irene, pero que Urdangarin podrá visitarlos cuando lo desee. Según avanza Semana, Cristina seguirá viviendo en Ginebra hasta que su hija Irene, que aún es menor de edad, acabe el Bachillerato. Lo hará en 2023, y ahí es cuando la infanta se plantearía regresar a España.

Además, el exduque de Palma no pasará una pensión alimenticia a su exmujer por sus hijos, y tampoco recibirá ninguna cantidad económica por parte de Cristina de Borbón.