Cuando esta revista habló con Izaro el coronavirus no había entrado aún definitivamente en nuestro vocabulario; todavía estaba en China y comenzaba a viajar hacia Italia y España. El confinamiento no era un estado previsible y la agenda de la cantante vizcaína ardía. Tenía dos conciertos en el Kursaal donostiarra -el primero coincidió con el inicio de la alarma sanitaria, el 15 de marzo-, y a partir de ese momento llegaron las cancelaciones en serie: Donostia, Hendaia, Pamplona y Bilbao, entre otras. De todo el calendario solo pudo cumplir sus compromisos en México a últimos de febrero, pero el resto se ha aplazado hasta octubre. Eso sí, a finales de abril se ha podido ver en ETB los videoclips de los temas Errefusiatuenea, Koilarak y Tu escala de grises, grabados con la Orquesta Sinfónica de Euskadi dirigida por Fernando Velázquez. "Es muy emocionante escuchar canciones hechas por una misma de otra manera, más aún si son interpretadas por un grupo de músicos como la Euskadiko Orkestra y arregladas por Fernando Velázquez. Fue muy bonito entrar en el primer ensayo y escuchar tocar a la orquesta; te das cuenta de que esas pequeñas melodías tuyas tienen vida propia. Y me hace especial ilusión ver a Fernando cantar mientras está dirigiendo", dice. Izaro es una joven con las ideas muy claras sobre su vida, su música y sus inquietudes. Es, sin duda, la cantante del momento, y su último trabajo, Limones de invierno, la ha colocado en el segundo puesto de la lista de éxitos discográficos.

¿Cómo comenzó usted en el mundo de la canción?

Desde muy pequeña, pero yo diría que me inicié más en el mundo de las artes que en el de la canción. Siempre me ha gustado, y siendo una niña ya lo hacía: hacía teatro, escribía guiones, cogía la cámara y hacía fotos, bailaba... Mi hermana era igual y las dos hacíamos espectáculos en casa.

Y al final se decantó por la canción.

Hubiera sido imposible seguir haciendo todo lo que me gustaba según iba creciendo. Siendo ya un poco mayor empecé a cantar con un chico que tocaba la guitarra. Hacíamos blues. Estando ya en la universidad en Donostia, una compañera de clase tenía una guitarra, me la dio, y me puse a hacer canciones.

¿Sabía tocar la guitarra?

¡Qué va! Para nada, fue un atrevimiento, fue una intención€ Toco mal, ¿eh?, pero toco. Soy una atrevida. Lo que quería era hacer canciones pensando: Quizá por aquí haya un camino. Lo había y lo encontré.

¿Qué estudiaba en la universidad?

Comunicación. Era una carrera bastante nueva y me gustó mucho. El último curso coincidió con el año que grabé el primer disco. Fue un poco todo a la vez.

Cuando se habla de Izaro siempre se le coloca al lado el calificativo de cantante revelación.

Sí, es cierto, pero pienso que lo de cantante revelación ya pasó y que de repente me he hecho vieja de golpe.

¿Perdone?

Ja, ja, ja€ No vieja de edad, vieja de esencia.

Va a tener que explicar qué es eso de vieja de esencia.

Siento que los últimos cuatro años han sido como si pasaran veinte, así€ [chasquea los dedos para indicar ese tiempo que ha pasado en un pis pas]. Ahora, de repente, me encuentro con que este es mi oficio.

¿No era lo que quería?

No lo sé, no lo sé si miramos atrás. ¿Quién espera algo determinado cuando se es muy joven? Pero ahora es mi realidad, es mi oficio; nunca lo esperé, aunque ahora ya lo veo como tal.

¿Un sueño?

Tampoco lo sé. En el segundo disco tuve una crisis existencial muy grande, porque nunca había pensado que mi vida iba a ir por este camino. Es un camino tan raro, tan peculiar€

¿Que le abrumó?

Supongo que sí. Ahora estoy convencida de lo que estoy haciendo, de que es mi vida, y sé que voy a seguir caminando por el mundo de la música.

Empezó usted este año aciago siendo la segunda en las listas musicales.

Una buena forma de empezar, ¿no? y no llegué a ser la primera por poco. Pero estoy muy ilusionada, porque significa que hay gente que aprecia la música independientemente de quien la haga. Para mí es una satisfacción. Yo tengo mi propio sello, me autoedito, y es muy significativo ocupar un lugar como el que ocupo al lado de artistas que van de la mano de grandes discográficas. Casi soy una pequeña intrusa en un mundo muy difícil. ¿Y sabes lo que digo? Que estoy encantada.

Se supone entonces que puede vivir de la música.

Ahora mismo, sí, a veces mejor, otras veces peor; a todo te acostumbras. Espero que cuando empiecen de nuevo todos los conciertos sea mejor, porque ahora mismo estamos un poco apretados.

A su edad, 26 años, vive ya independizada de sus padres, algo que no es muy habitual en estos momentos.

Sí, y llevo ya algún tiempo. Tenemos que pagar dos alquileres, el de la casa y el del local de ensayo. En él solemos trabajar toda la banda: Iker Lauroba, Oriol Flores, Garazi Esnaola, Julen Barandiaran y yo. Además, en concierto solemos tener grandes invitados.

"De adolescente pirateaba"

Autoeditarse tiene ventajas y también los inconvenientes de no tener las promociones y distribuciones que hacen las grandes discográficas.

Pero se puede llevar bien. Si tu música suena, si se corre la voz, la promoción comienza a ir por sí misma. La música no es un mundo fácil para nadie, pero ahora mismo nos hemos hecho un hueco. La distribución de mis trabajos es la convencional, la que siempre se ha hecho. Y también, está claro, la que se hace a través de internet.

¿Nota que le piratean su trabajo?

No creas. Hoy en día se piratea más bien poco. Creo que las plataformas digitales son bastante eficientes en ese aspecto. La gente está entendiendo que la cultura hay que pagarla y que tenemos que vivir de esto. No es tan difícil de entender.

¿Ha pirateado usted alguna vez?

Ja, ja, ja€ Sí, de adolescente lo hacía, pero creo que las plataformas han hecho más contra la piratería que lo que ha hecho cualquier gobierno. Ahora, yo pago todo.

Sus aficiones no se alimentarán solo de música...

Afortunadamente, porque eso sería terrible y dejaría mi mundo muy reducido. Me encanta leer y soy muy aficionada al cine, pero sobre todo me gustan mucho las series. Podría decir que soy una serieadicta. También me encanta perderme en los sitios, estar en un pueblo desconocido y descubrirlo, pasear€

¿La moda?

No demasiado, no presto demasiada atención a lo que llamamos tendencias. La moda no es un mundo que me interese en exceso; lo justo para ir cómoda y sentirme a gusto.

Veo que le conocen por la calle. ¿Cómo se siente?

Depende de cómo me pille el momento; hay veces que bien y veces que mal. Sé que es gente que me escucha, que me oye y que tengo que atenderla, pero todo son momentos. Si tengo un buen día, reconozco que me hace mucha ilusión; me paro, me hago fotos, hablo€ Cuando vas con prisa o no estás de humor, te cuesta un poco más pararte, empatizar, sonreír.

El mundo de la música es difícil y hay mucha competencia: hoy estás, pero ¿mañana? ¿Es la comunicación su seguro de vida?

Quieres decir mi plan alternativo, ¿no? Muchos me han hecho la pregunta sobre cuál es la alternativa a la música, sobre todo mis padres. A mis padres les hice entender que no había plan B, Te hago a ti la pregunta. ¿Tienes una alternativa a lo que haces, a tu profesión? No, ¿verdad? Entonces, no entiendo porque hay que tener una alternativa paralela cuando te dedicas a algún tema relacionado con el mundo artístico. Mira, la música es mi plan A, y si un día no llegara a funcionar, ya me buscaría otro plan A, pero de momento me quedo con esto.

Una mujer con ideas claras.

Sí, y ahora más. También colaboro en radio y escribo para una revista. Hago cosas aparte para ir picoteando, porque es difícil sacarte un sueldo solo de la música.

He escuchado sus discos y no siempre se atienen a un patrón, ¿cómo definiría su música?

Soy muy mala etiquetando. Dicen que es indie, folk pop€ Pienso que es música de cantautora vestida por unos músicos que respetan mucho mi trabajo. Diría que mi música es íntima.

"Un concierto es como un espejo mutuo"

¿Quién influye en las letras?

Tengo musas rondando y escribo bastante fácil; tengo esa suerte. Disfruto mucho componiendo letras y eso hace mucho más fácil la composición. Escribir y componer es algo que hago a diario.

Hay menos mujeres que hombres al frente de una banda, ¿lo tienen más fácil los chicos?

Lo tienen más fácil en todo. Espero que ellos se den cuenta de que lo tienen más fácil, que se den cuenta de que es un privilegio y dejen esos privilegios. Hay que hacer un trabajo muy profundo por todas las partes. Ellos tienen muchísima responsabilidad para lograr que haya un equilibrio.

Hablaba que de pequeña cantaba y actuaba con su hermana, ¿sigue sus pasos artísticos?

No, ella va a ser educadora y va a ser muy buena educadora, porque tiene muy buena mano con los niños, mucha empatía. Se necesitan profesores como ella. Fíjate, mi hermana es el buen plan, no necesitará explicar que ella no tiene plan B.

¿Qué siente cuando ve a la gente desde el escenario?

Me suelo sentir muy agradecida. Uf, es de agradecer que alguien pase ese tiempo contigo, que se sepan las canciones, que las canten, que lloren, que rían, que bailen€ Un concierto no se hace desde el escenario, se hace también desde el público. Es como un espejo mutuo. El público es parte activa de un espectáculo y disfruto mucho conociéndole.

¿Cuáles son sus músicos de referencia?

Muchísimos. Vas variando según pasa el tiempo. Tenemos referencias desde que nacemos y todo va cambiando. Ahora mismo escucho mucho a Tom Odell, Silvano Estrada, Elsa y Elmar, Norah Jones... Escucho a muchísima gente.

Un sueño.

Que la gente se conciencie de cómo vive y cambie para que este mundo no se vaya al garete.

¿Ecologista?

Sí, y bastante alarmista. Sufro mucho cuando veo hacia dónde vamos.

Se supone que será afín a las ideas de Greta Thunberg.

La veo valiente, mucho más que a los adultos. Es una niña y ha hipotecado toda su vida en su lucha. Todos tendríamos que hacer autocrítica de lo que hacemos y de cómo vivimos, porque lo hacemos todo bastante mal.

¿Qué hace usted por un mundo mejor?

Intento no coger aviones si no es estrictamente necesario, solo cuando tengo que saltar el charco. Intento desplazarme en tren en viajes largos, también me desplazo en bici, intento no comprar plástico, intento comprar menos, hacerlo en mejores tiendas, en kilómetro cero, como menos carne, apago las luces, gasto poca agua€

¿Es deportista?

Muy poco, la verdad. Acabo de empezar en el gimnasio porque necesito estar fuerte en el escenario. El deporte y yo no somos amigos íntimos. El deporte que más hago ahora mismo es bailar, aunque suelo ir al gimnasio dos veces por semana, pero solo porque los conciertos me exigen mucha energía y un buen fondo.

¿A qué país suele ir cuando cruza el charco?

A México. Hemos estado dos veces y me encanta ir, salvo que odio lo de volar.

¿Por motivos ecológicos?

Sí, eso por supuesto, pero también porque me da claustrofobia un vuelo de once horas. Mi guitarrista, que es con quien voy habitualmente, es feliz volando y no lo entiendo. Él dice que ve sus peliculitas y que duerme.

¿Le gustan las giras internacionales?

Son una oportunidad, y no solo de darte a conocer, sino también de conocer a otros músicos y de ver cómo se vive en los países en los que actúas. Pero yo soy muy casera; me gusta estar en mi casa y regar mis plantitas. Pero todo llegará, el ajetreo y también el descanso.

¿Qué siente cuando le dicen que tiene el aforo de un concierto vendido?

Pánico€

¿Pánico?

Sí, por supuesto, y alegría también. Pero siento pánico a no estar a la altura, a enfermar€ Pánico a muchas cosas, pero creo que a todos los que cantamos nos pasa en un momento u otro algo similar.

PERSONAL

Edad. 26 años (31 de diciembre de 1993).

Lugar de nacimiento: Mallabia (Bizkaia), pero desde hace años vive en Donostia.

Formación: Comenzó sus estudios de Física, pero no le convencieron y acabó escribiendo una novela que jamás publicará en las horas de clase. Después se mudó a Donostia a estudiar Comunicación.

Profesión: Compositora, cantante, romántica y soñadora (de sueño ligero, pero dormilona).

Trayectoria: A una compañera de clase le tocó una guitarra en una tómbola, se la prestó y empezó a tocarla y a componer. Estuvo un tiempo dando conciertos acústicos por aquí y por allí, hasta que un día la vio tocar en un bar Oriol Flores (su batería actual), quien le animó a grabar un disco. Se fue a acabar sus estudios a California y los meses que estuvo allí le confirmaron que quería vivir haciendo música. Cuando volvió, grabó su primer disco. Ha editado Om (2016), Hankapuntetan I (2017), Eason (2018) y Limones de invierno (2020).