El acto consistió en una cena de presentación a cargo del chef Enrique Martínez Burón en el Hotel 3 Reyes de Pamplona, con producto de los territorios que participan de la iniciativa -son Navarra, Euskadi, La Rioja y las regiones francesas de Pays Basque y Béarn-, una breve visita al stand del destino en la feria Navartur, que se celebraba en esos días, y una escapada hasta Lekunberri para conocer de primera mano una de las propuestas que se pueden acometer, y más ahora que la localidad se ha hecho con el título de Best Tourist Village 2022 . El cierre fue una comida de clausura en Maskarada.

Merece la pena que triunfen iniciativas conjuntas de este estilo, que tampoco es que sean una novedad en el mundillo gastroturístico, ya que las ha habido con anterioridad, y en este caso por al menos tres razones.

La primera es porque no se trata de una aventura vacía de contenido ni mucho menos; los cinco territorios que se promocionan en conjunto tienen entidad y recursos suficientes que presentarse ante el turista cargados de razones, y baste con decir que acumulan 42 restaurantes con estrella Michelin y más de cuarenta denominaciones de origen o indicaciones geográficas protegidas. Y todo ello en entornos naturales privilegiados, porque el turismo experiencial y de naturaleza también forma parte del proyecto, y alrededor de los Pirineos lo hay, mucho, bueno, y desde antiguo.

Otro motivo importante es que su rastreo de propuestas es absolutamente horizontal, huyendo de exclusivismos, y se presentan establecimientos de postín, sí, pero también pequeños locales hosteleros, productores del sector primario e iniciativas de todo tipo, por humildes que puedan parecer. Y el tercero es más simbólico, pero muy potente: que en estos tiempos de mirar con recelo al vecino, de individualismo exagerado y de escasas ganas de compartir, que cinco territorios, que tienen mucho en común, desde luego, pero al final diversos, y que están situados en dos países distintos y a ambos lados de los Pirineos, decidan dar pasos conjuntos, es cuanto menos para aplaudir.

Quedan muchos flecos por cerrar, a tenor de lo visto en la presentación, y muchos pasos que dar para que la teoría de la iniciativa se concrete en una herramienta potente y efectiva que atraiga al turismo, haga crecer a los territorios, promueva iniciativas de investigación e intercambio y consiga un desarrollo armónico y sostenible. Pero parece que hay, al margen de los citados argumentos preexistentes, ganas y conocimiento para llevarlo a cabo. Y además, y esto no es baladí, las administraciones públicas se han implicado de uno u otro modo y apoyan decididamente la iniciativa, que nace además con fondos europeos.

"La base son eventos gastronómicos de todo tipo, desde bares pequeños a grandes restaurantes", dice Maite Gabilondo, de INTIA, sociedad pública del Gobierno de Navarra. "Vemos la necesidad de internacionalizar la proyección turística y gastronómica de los territorios implicados y la de conectar entre nosotros", añade Andrea Chocarro, responsable de comunicación de la Asociación de Empresarios de Hostelería de Navarra (AEHN), una de las instituciones más activas en crear esta aventura.

La herramienta principal sobre la que pivota buena parte del proyecto es el portal web visitgastroh.com, una web no comercial ni de venta directa, sino informativa, que muestra lo que ofrecen los cinco territorios, que pone rápidamente en contacto al cliente con su objetivo y que puede proponer diferentes rutas preestablecidas. En la web lo mismo se encuentran compras que escapadas y visitas, experiencias singulares, alta gastronomía, rutas gastronómicas transfronterizas, productos locales de referencia (queso, vino, embutidos, dulces...) o visitas a fincas productoras.

VisitGastroh!, que tiene un premio en naming según se dijo en la presentación, a pesar de lo complicado de enunciarlo, propone rutas tan atractivas como el Destino del Vino (con paisajes, bodegas, zonas productoras y arquitectura singular); el Destino del Queso (productores, pueblos, variedades); el Destino Denominación de Origen (con las más de cuarenta realidades que cuentan con algún tipo de protección); la Ruta Eco-Gastronómica, tan en boga hoy en día; la Ruta Gourmet, que es un elogio de los establecimientos de restauración más internacionales y reconocidos; la Gran Roadtrip (para hacer sin prisas y descubrir lo mucho que une, y también lo que diferencia, a los cinco territorios); y la Ruta de los Sabores del Camino de Santiago, porque la Ruta Jacobea, que está conociendo una enorme expansión en los últimos años, es un hilo conductor tan obvio para estas zonas como atractivo.

En Lekunberri

El cierre de la presentación fue una breve visita a Lekunberri, como muestra de una de las experiencias propuestas, incluidos breve paseo por la Vía Verde del Plazaola y comida en Maskarada, una de las instituciones gastronómicas locales, previo conocimiento de la vida tan próxima a lo natural que llevan los cerdos píos negros de raza Euskal txerri en una de las fincas que tiene la empresa, en este caso en la localidad de Arruitz.

Sabido es que Lekunberri, desde hace ya muchos años, es un atractivo destino turístico de interior que ya exploraron nombres tan conocidos como Fabiola de Bélgica o Ernest Hemingway. Hoy, su institución tractora, para la localidad y toda la comarca, es el ente mancomunado Consorcio Turístico Plazaola, cuyo gerente, Gustavo Ortiz de Barrón, presentó, situando los remotos orígenes de la actual Vía Verde (por la que se puede llegar hasta Andoain), en la creación en 1914 del ferrocarril de vía estrecha que unía Pamplona y Donostia, que acabó cayendo en desuso por la mejora y fuerte competencia de las carreteras y por unas fuertes inundaciones que a mediados del siglo XX dañaron buena parte de sus infraestructuras. Hasta que llegaron primero el abandono y después, ya en los años 80 del siglo pasado, las iniciativas de restauración y adecuación para usos turísticos lideradas por el Ayuntamiento de Lekunberri. En efecto, el abandono de la vida rural y la despoblación del territorio hicieron que sonaran las alarmas e iniciaron una época de reinvención hasta llegar a la situación actual, cuando la zona se ha convertido, según técnicos municipales, en un foco de atracción para nuevos residentes (hoy en Lekunberri viven 1.600 personas), con calidad en los servicios y la nueva unión de los recursos económicos de la zona, que desde tiempo atrás han sido el sector primario y el turismo, casi en pie de igualdad, respaldados por una naturaleza desbordada, pequeños hitos como las cuevas de Mendukilo o el santuario de Aralar, pueblos con encanto, o un estilo de vida donde la gastronomía de calidad está muy presente.