De adolescencia rebelde y problemática -fue arrestado en numerosas ocasiones por beber alcohol en la calle, graffitear y formar parte de un grupo de malotes que robaba perfumes y los vendía luego a sus compañeros de clase-, la vida de James Franco dio un giro de 180 grados cuando logró su primer papel relevante en la aplaudida serie de culto Freaks and Geeks. Dicha interpretación le llevó posteriormente a ponerse en la exquisita piel de James Dean, a la perfección, en la biopic del legendario actor, a ser Harry Osborn en la trilogía de SpiderMan de Sam Raimi, o a protagonizar 127 horas, filme tan desgarrador como recomendable, en el que un intrépido montañero sufre una caída y queda atrapado en una profunda grieta y la única solución que halla, tras pasar varios días en tan desdichada situación, es la de amputarse un brazo. Sus actuaciones gustaron y convencieron. Tanto que la crítica de Los Ángeles, siempre necesitada de ídolos a los que aplaudir o criticar, lo elevó a las alturas, justificando que era la nueva promesa de un Hollywood que nunca ha tenido paciencia. Y, por supuesto, con Franco no ha hecho ninguna excepción. Quien pasó a fumar dos cajetillas de tabaco por día para mimetizarse al máximo con la existencia de James Dean (una vez finalizó el rodaje nunca volvió a darle al cigarro, todo sea dicho), vive ahora tiempos oscuros. Casi diseñados por el mismo Lord Voldemort, pues la prensa da la espalda a quien durante tantos años alabó.

De hecho, el actor (tras recibir presiones de su entorno más cercano, según dicen las malas lenguas) ha admitido esta semana que mantuvo relaciones sexuales con distintas estudiantes de su conocida escuela de interpretación, una polémica que se remonta al año 2019, cuando varias alumnas le denunciaron por abuso sexual. Sin duda, su principio del fin. "A lo largo de mi enseñanza me acosté con estudiantes y eso estuvo realmente mal", ha admitido, tras reconocer también que en aquellos tiempos desarrolló "una adicción al sexo difícil de controlar". Una patología tristemente instalada en la trayectoria de muchos actores de Hollywood. Ejemplos hay muchos: Charlie Sheen, Hugh Grant, Colin Farrell, Robert Downey Jr., David Duchovny, Michael Douglas... Y un largo etcétera.