Con permiso de la desdichada María Antonieta, pocas reinas o princesas a lo largo de la historia del hombre y la mujer han dejado tanta impronta como ella. Nadie que pisara este divino mundo en los felices 90 vivía ajeno a sus hazañas. Ni a sus divorcios reales o amoríos de portada, porque según las malas lenguas, hasta 1.550 revistas llegó a protagonizar la infeliz Diana de Gales en solo dos años, entre 1995 y la noche de su muerte. Al día siguiente, por supuesto, fueron miles, millones más, porque no hubo periódico, revista o informativo en el mundo que no recogiera en titulares su trágico final el primer día de septiembre de 1997. El mismo en el que Tony Blair tiró de política para afianzar su liderazgo a costa de una reina, Isabel II, absolutamente desnortada por los terribles acontecimientos.

Todo ello lo plasmó una década después, en 2006, el director Stephen Frears en The Queen, uno de los mejores filmes palaciegos de todos los tiempos y solo un ejemplo más de las innumerables producciones, publicaciones, libros o reportajes que se han editado con Lady Di como eje central protagonista. Porque el recuerdo de la princesa permanece, todavía hoy, más vivo que nunca. Y el morbo por el final de sus días también. Un interés mediático que puede palparse en el rodaje de la tercera temporada de la exitosa serie The Crown, en la que la actriz australiana Elizabeth Debicki interpretará a Diana, o en la decena de documentales filmados por la misma plataforma durante este último lustro. También sobre los escenarios: la obra Diana: A true musical story, que tenía previsto estrenarse en Broadway el pasado mes de marzo (pero tuvo que suspenderse debido al coronavirus) llegará primero a Netflix.

"No podríamos estar más emocionados de poder finalmente compartir este show con los amantes del teatro de todo el mundo. Aunque no hay nada que sustituya al teatro en vivo, nos honra formar parte del entretenimiento de calidad que provee Netflix", han detallado los productores. Porque en la ficción, como en la realidad, Lady Di lo sabía bien, el espectáculo siempre debe continuar. Aunque en vida ella afirmara que "hay que dejarse guiar por el corazón, no solo por el bolsillo o la cabeza".