Hugo Silva es uno de los actores que más proyectos audiovisuales acumula en la actualidad. El año pasado estuvo en tres series: la comedia de Movistar+ Nasdrovia, Los hombres de Paco y La cocinera de Castamar. Entre manos tiene ahora mismo el rodaje de una película y de dos series de las que no puede contar nada, no vaya a ser que se gafen. Y está francamente bien con esta situación laboral.

Su personaje en Nasdrovia

Alocado de verdad no lo es, es el código, la creación del guion. En el mundo de Nasdrovia los personajes van encajando en ese tablero que se ha creado, y mi personaje es algo más que alocado.

Defínalo.

Es bastante cauto, bastante frío, bastante miserable, bastante cobarde, con un nivel de conciencia muy bajo...

Alguien con quien mantener las distancias, ¿no?

Ja, ja, ja... Es posible, pero es por lo que te he dicho en la definición por lo que mi personaje me gusta tanto.

Pero no se identificará con él.

Uf, para nada, pero es por eso por lo que lo he disfrutado tanto en las grabaciones. Mi personaje en Nasdrovia es tan miserable que te hace sonreír.

¿Es esta una comedia a secas o es algo más?

Es una comedia, pero tiene mucha coherencia y mucha profundidad. No es una profundidad obvia, pero se percibe y es lo que más conecta con la gente. También es una historia un poco experimental. Creo que es una serie donde se han probado códigos que en España todavía no están asentados, una serie muy valiente.

Julián y Edurne, los protagonistas, tienen la crisis de los 40. ¿Usted la ha padecido? ¿Ha sentido que quiere dar un giro radical a su vida?

He tenido crisis, quién no ha tenido crisis en su vida cuando ya has cumplido una edad, pero nunca he querido cambiarla. A partir de los 40 empiezas a mirar tu vida desde fuera y a tomar conciencia de lo que has hecho. Haces mucho cómputo.

Lo de las crisis de los cuarenta y tantos se ha convertido en un tópico.

No sé qué decir. Al llegar a cierta edad echas la vista atrás. Cuando tienes veintitantos o treinta y tantos solo vives el presente y lo haces con muchas ganas y con mucha energía. De todas formas, son momentos. Hay veces en que me levanto de la cama y hasta que no pasa un rato y la realidad me sacude, me creo que no tengo más de 20 años.

Pues hace 20 años terminó una serie que muchos aún recuerdan, Al salir de clase

Ahora soy el madurísimo Hugo Silva, ¿no?

Bueno, quería decir...

Ja, ja, ja... Lo que has dicho está muy bien. Era muy joven, tienes razón, pero hay aún un motor, una ilusión. Me atrevería a decir que todavía queda algo de la inocencia de aquella época. Me gusta recordar más que la serie, porque si te digo la verdad casi ni recuerdo las tramas de mi personaje, a mis compañeros. Me gusta recordar ese momento vital que compartíamos todos. Estábamos todos en la misma situación, éramos un grupo de chavales que teníamos las ilusiones puestas en querer vivir de este trabajo.

¿Pensaban que era un espejismo?

Más o menos. Estábamos flipando, nos habían dado la oportunidad y queríamos situarnos en un mundo que ya intuíamos muy difícil.

Y para rizar el rizo, era una serie diaria.

Fue una escuela para todos los que estuvimos en ese proyecto. Para mí, una serie diaria es lo más complicado en un trabajo como el mío. Requiere un grandísimo esfuerzo, y no solo de memorización, sino de justificación como actor. Veo a compañeros hacer cosas muy difíciles en series diarias. Empezar esta profesión con una serie diaria es una suerte, pero sobre todo un entrenamiento salvaje.

Aunque el tango diga que veinte años no es nada, parece toda una vida cuando hablamos de trabajo.

Siempre veinte años son toda una vida, y no solo en el trabajo, en todo, pero a mí se me han pasado volando, muy rápido. Eso quiere decir que lo he pasado muy bien.

¿Sin sufrimientos?

Si hago un balance general, sufrimientos, pocos. Creo que el tiempo es muy relativo y todo depende del punto de vista que utilices para analizarlo. Es cierto que cuando el tiempo ha pasado se ve lo ocurrido con una perspectiva muy diferente.

¿Cómo fue el regreso al pasado con Los hombres de Paco

Sorprendentemente fácil. Emocionante. Pepón (Nieto), Michelle (Jenner) y yo hemos coincidido en más trabajos. Somos amigos personales, íntimos. Cuando nos volvieron a juntar fue muy bonito y a la vez muy fácil, parecía que habíamos terminado de rodar el día anterior. Me pareció alucinante que el personaje que había interpretado años atrás saliera de una forma tan fácil. Cómo no iba a salir tan fácil si enfrente tenía a mis compañeros dándome la réplica con la misma facilidad que en el pasado.

Con Michelle Jenner ha coincidido en bastantes ocasiones, una de las últimas en La cocinera de Castamar.

Sí. Es una mujer con la que trabajo muy a gusto y nos conocemos muy bien. Hemos evolucionado y crecido juntos, y trabajar con ella es como estar en casa. Cuando me ofrecieron a ese personaje, Michelle ya estaba en el reparto de la serie, porque era la protagonista desde el principio.

Parece que tienen una química especial a la hora de trabajar juntos.

Bastante. Con ella he trabajado también en La princesa de Éboli y fuimos protagonistas en una comedia que se titulaba Tenemos que hablar. Es una amiga íntima a la que adoro y a la que me encanta ver en un plató y también fuera de él. Tenemos la suerte de tener a la misma representante, Ana Belén Burgos, y coincidimos muchísimo. En una profesión como esta es una suerte contar con amigos como Michelle o Pepón.

¿Qué tiene a la vista profesional en estos momentos?

Ahora me voy a rodar una peli. Estaré fuera de Madrid mes y medio. Cuando vuelva tengo una temporada en una serie y después otra temporada en otra.

Y no va a decir cuáles son esas series, ¿no?

No, no puedo. Tengo rodaje hasta octubre. A ver si puedo decir algo pronto. Sí diré que tengo previsto estrenar una película que está basada en un éxito argentino, Un novio para mi mujer. También tengo otra cosa para estrenar en Netflix, pero tampoco puedo adelantar cómo se titula.

Los actores se guardan un montón de secretos.

Yo lo diría todo, pero tenemos los labios sellados hasta que no haya una nota de prensa en la que las productoras o plataformas expliquen los detalles de un proyecto. A partir de ahí, nos dejan hablar, pero es cierto que antes de que ellos den publicidad a una serie o una película tenemos que ser como tumbas.

¿Nota la diferencia entre una plataforma y una televisión en abierto?

Si soy sincero, ahora mismo hay muy pocas diferencias. Se está empastando todo. También antes se decía que había muchas diferencias entre el cine y la televisión, y ahora no las hay. Tanto en uno como en la otra, y tanto en abierto como en plataformas, son los mismos creadores, los mismos directores, los mismos equipos los que están haciendo ficción. Al final, se consigue la misma factura. El nivel creativo es muy competitivo en toda la industria. La ilusión por hacer buenos trabajos se contagia y cada vez se va a más en ese sentido, hacia procurar historias muy bien contadas y muy bien planteadas.

Cuando comenzó a estudiar Arte Dramático también le apasionaba la música, de hecho tocaba la guitarra y pertenecía a un grupo.

¡Qué tiempos! La música siempre estuvo entre mis intereses. Quizá no me he desarrollado en ese campo, pero toda la vida he tenido una querencia especial por la música. Lo que pasa es que la vida son elecciones y yo elegí ser actor.

PERSONALEdad: 44 años (10 de mayo de 1977).

Lugar de nacimiento: Madrid.

Formación: Estudió Arte Dramático.

Familia: Está casado con la actriz Marta Guerra y tiene dos hijos.

Trayectoria: Comenzó a trabajar en una de las series que marcó tendencia en el estreno del siglo XXI, Al salir de clase. Tiene un currículo intenso: la ficción de Antena 3 Los hombres de Paco fue su consagración como actor, y también protagonizó la miniserie Karabudjan, rodada principalmente en Colombia y estuvo al frente de La princesa de Éboli, donde compartió pantalla con Belén Rueda y Michelle Jenner. Ahora da vida a Julián, el protagonista masculino de Nasdrovia, una comedia muy particular que va por la segunda temporada y se puede ver en Movistar+.