Pocos saben que el rostro más famoso y atractivo de la televisión de los 90 nació en Ermua, Bizkaia. Y que ganó en formatos como el Telecupón, Vivan los novios, Bellezas al agua o La Ruleta de la Fortuna muchos más miles que el mismísimo Ramontxu García y Ana García Obregón, con quien, por cierto, iba a protagonizar una obra de teatro el pasado verano de 2020 (Falso directo), pero el empeoramiento y posterior fallecimiento de su hijo Aless Lequio terminó por cancelarla. El caso es que, un buen día, como también le ocurrió a Carmen Russo, Marlène Mourreau, Loreto Valverde, Asunción Embuena y a otros tantos, esa tele que tanto dinero, glamour y barniz les había otorgado durante años, dejó de llamarles, y decenas de estrellas de aquellos mamachicheros años tuvieron que rebautizarse. Algunos hallaron refugio en las autonómicas, otros tantos en cadenas más locales. Y aquellos con nociones dramáticas se lanzaron de lleno a los bolos, a la ficción, o por supuesto al teatro.

Es el caso de Andoni Ferreño, casado desde 1992 con Paula Sereno y padre de dos hijos (Gonzalo y Adriana), que ha participado en los últimos lustros en decenas de montajes teatrales, filmes tan destacados como La piel que habito (de Pedro Almodóvar), o series como El comisario o La verdad de Laura. Incluso llegó a marcharse a Colombia para rodar dos telenovelas.

Por ello, no es de extrañar que haya sido precisamente la interpretación la que, veinte años después, le ha traído por sorpresa de nuevo a la pequeña pantalla. Ferreño acaba de fichar por Antena 3 Televisión para Amar es para siempre, una de las series más vistas de la parrilla. En ella interpretará la vida de Lorenzo Bravo, "un galán maduro y recién enviudado que puede acabar conquistando a Benigna, papel que interpreta Anabel Alonso". Una actriz, al igual que Ferreño, que llegó a Madrid también de Bizkaia (en su caso de Barakaldo), en 1987, cuando debutó en el programa La bola de cristal.