- Shona Moeller está embarazada de su primer hijo y lleva seis semanas ingresada en un hospital de Chicago (Estados Unidos). Está sola porque su marido, Robert Conlin, no puede acceder al centro por las medidas de seguridad sanitarias actuales. Apuntaba que la primera vez que fue al exterior del hospital le preguntó si quería cenar con él. “Ella pensó que íbamos a hacerlo por FaceTime, así que cuando aparecí, se quedó realmente sorprendida”, añadía. Shona tuvo un embarazo normal durante las primeras 20 semanas hasta que se le complicó. Pasó un tiempo en reposo en casa y, días después, fue ingresada en el hospital. En todo este tiempo, él, una vez a la semana, se sienta debajo de la ventana de la habitación junto a una mesa decorada con flores y velas. Para que la vida sea lo más normal posible, Robert pide comida en el restaurante preferido de la pareja, hace que se la lleven a Shona y para disfrutar de la cena juntos se llaman por FaceTime. Una de las doctoras que le atienden, Monique Brotman, reconocía que el “pronóstico en este momento es mucho mejor que cuando ingresó”. Ahora ella le envía fotos y cada vez que monitorean al bebé, le llama para que pueda escuchar los latidos de su pequeño corazón. A Robert le permitirán entrar a la sala de partos cuando Shona vaya a dar a luz. Hasta entonces, la pareja, que empezó una campaña en GoFundMe para ayudar a cubrir los gastos médicos que supondrán la estancia en el hospital durante semanas.