Esta semana se ha examinado ante los eurodiputados el futuro Alto Representante de Política Exterior de la Unión Europea, Josep Borrell. El hasta ahora ministro de Exteriores español ha salvado el trance, que a otros aspirantes a Comisario se les ha atragantado, con relativo relajo. “Necesitamos una Europa más fuerte”, declaró tan solemne como grandilocuentemente declaró Borrell. Algo que pretende su jefa, la presidenta Ursula von der Leyen, pero que se antoja una misión posible, vistos los poco edificantes precedentes de gestión de crisis internacional que Europa ha proporcionado en el pasado. Además, la agenda internacional está repleta de nubarrones, cada día más, con aspecto de tormenta perfecta.