Londres - Las expectativas de que se cierre un nuevo acuerdo del brexit antes de la fecha límite del 31 de octubre se reavivaron ayer tras una reunión de cerca de tres horas entre el primer ministro británico, Boris Johnson, y su homólogo irlandés, Leo Varadkar. El jefe de Gobierno de la República de Irlanda, que había subrayado en los últimos días la enorme dificultad de acercar posturas con Londres, aseguró después de ese encuentro que ahora, en cambio, ve perfectamente “posible” acordar los términos de la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE) en las próximas semanas.

Varadkar no quiso valorar “quién está haciendo concesiones” ni ofreció detalles sobre su diálogo con Johnson, pero subrayó que ve factible pactar una fórmula que permita mantener abierta la frontera con Irlanda del Norte tras el brexit, el principal objetivo de Dublín en las negociaciones. Ambos jefes de gobierno se encontraron ayer en una finca en el norte de Inglaterra, donde mantuvieron primero una larga conversación privada y se reunieron después con el personal técnico de sus equipos.

Aunque no se habían programado declaraciones a los medios, Varadkar convocó una rueda de prensa improvisada en el cercano aeropuerto John Lennon de Liverpool poco después del encuentro. “Es posible llegar a un acuerdo, que haya un tratado que permita al Reino Unido abandonar la Unión Europea de una manera ordenada y que eso ocurra antes de que termine octubre”, declaró Varadkar.

Su inesperado optimismo respecto a un pacto impulsó la cotización de la libra esterlina, que llevaba días a la baja ante el temor a un brexit duro. La divisa británica se revalorizaba por la tarde un 1,15% frente al euro, hasta 1,1252 euros, y un 1,71% respecto al dólar estadounidense, hasta 1,2414 dólares.

La postura de Johnson se conoció a través de un comunicado conjunto que Londres y Dublín publicaron tras la reunión bilateral. En esa nota, ambos gobiernos recalcaron que existe un “camino” hacia un “posible acuerdo” y que la conversación sobre los principales puntos de fricción fue “detallada” y “constructiva”.

El ministro británico del Gabinete, Michael Gove, encargado de los preparativos para un eventual brexit sin acuerdo, expresó por su parte su confianza en que haya avances en las negociaciones. “Yo tengo que prepararme para cualquier eventualidad, pero tengo esperanzas de que, tras la conversación positiva que mantuvieron hoy (Johnson y Varadkar) se produzcan progresos en los próximos días”, afirmó.

sorprendente contraste La renovada confianza sobre la posibilidad de un acuerdo contrasta con la frialdad que habían mostrado hasta ahora tanto Dublín como la Unión Europea sobre los planes que Johnson hizo públicos la semana pasada.

Según la última propuesta británica, Irlanda del Norte abandonaría la unión aduanera comunitaria tras la ruptura con el bloque y la Asamblea autónoma de Belfast podría vetar la controvertida salvaguarda para evitar una frontera entre las dos Irlandas, dos soluciones que la UE ha descartado hasta ahora. El siguiente paso en las negociaciones se producirá hoy en Bruselas, donde tienen previsto reunirse el ministro británico para el brexit, Stephen Barclay, y el negociador jefe de la UE, Michel Barnier.

Todas las partes desean firmar un nuevo acuerdo en la cumbre comunitaria de la próxima semana, declaró Varadkar. Si ese plazo no se cumple, sin embargo, todavía quedaría tiempo para continuar negociando hasta el 31 de octubre, puntualizó. Johnson ha convocado una sesión parlamentaria extraordinaria el sábado 19, un día después de la cumbre europea. La Cámara de los Comunes podría votar entonces un acuerdo, si el primer ministro regresa con uno de Bruselas, o bien contribuir a definir los siguientes pasos en el complejo proceso del brexit en caso de que no haya un pacto.

Si el jefe de Gobierno británico no logra ratificar un tratado de salida ese mismo sábado estará obligado por ley a solicitar una extensión de la fecha límite para abandonar la UE. El líder conservador, sin embargo, asegura que no tiene intención de pedir esa prórroga en ningún caso, sino que está dispuesto a materializar la ruptura en la fecha prevista aunque no haya acuerdo, un escenario que amenaza con perjudicar la economía tanto del Reino Unido como de diversos países de la UE.