Bruselas - Sebastian Kurz volverá a ser canciller de Austria. Los democristianos del ÖVP (PPE), el partido que lidera Kurz desde 2017, han logrado sus mejores resultados desde 2002 y con un 37,1% de los votos son, de nuevo, la principal fuerza política del país centroeuropeo. Una amplia ventaja sobre sus más inmediatos perseguidores, los socialdemócratas del SPÖ (S&D) y la extrema derecha del FPÖ (ID), que han cosechado los peores resultados de su historia con un 21,7% y un 16% de los votos respectivamente.

Mientras tanto, dos fuerzas políticas han mostrado un enorme crecimiento en los comicios y podrían convertirse en elementos clave en la formación de un acuerdo. Se trata de Los Verdes (Greens) y los liberales de NEOS (Renew Europe) que, con un 14% y un 7,8% respectivamente, han logrado su mejor resultado histórico en unas elecciones. “Agradezco a todas las personas que nos han dado su voz y les prometo que haremos todo lo posible por nuestra hermosa Austria, a trabajar”, señaló un exultante Kurz tras conocer los buenos resultados electorales.

Un triunfo que, sin embargo, no le garantiza un Gobierno en solitario. Para el joven líder conservador arranca ahora un complicado periodo de negociaciones en el que deberá elegir a su socio (o socios) de coalición si quiere formar un Gobierno estable. Y todo parece indicar que será complicado reeditar la anterior alianza con los ultras del FPÖ.

Los antiguos socios de Kurz, muy mermados en las urnas por el Ibizagate (grabaciones en las que su antiguo líder aceptaba la ayuda electoral de oligarcas rusos y que tumbaron al anterior Gobierno), no están particularmente satisfechos con su nuevo resultado.

Norbert Hofer, nuevo líder de la formación ultra, aseguró poco después de conocer los resultados que las posibilidades de una renovada alianza son “muy improbables” dado sus pobres resultados. Aunque por otro lado, la afinidad entre ambas formaciones -que lograron un acuerdo programático en las elecciones de 2017- mantiene viva la opción de una nueva alianza a la derecha.

Más difícil será establecer un acuerdo entre los conservadores de Kurz y la segunda fuerza del país, los socialdemócratas del SPÖ. La “Gran Coalición” -una fórmula bastante habitual en Austria en el pasado- ha sido fuertemente criticada por Kurz por el “inmovilismo” de sus socios a la hora de acatar reformas. “El reto para nosotros será asegurar un buen crecimiento económico en el futuro así como hacer todo lo posible por evitar que crezca el desempleo en Austria de nuevo. Va ser una fase desafiante”, explicó Kurz el domingo.

La tercera vía, una alianza con los ecologistas, gana peso en Viena y comienza a convertirse en una opción verdaderamente factible. A priori, no existen muchas conexiones entre los conservadores y Los Verdes, pero si en las elecciones de 2017 la inmigración era el tema central, en esta campaña la discusión se ha centrado en la emergencia climática, la principal preocupación para el 63% de austríacos .