París - Las autoridades francesas detuvieron ayer a más de 150 personas en una nueva jornada de protestas en París, donde coincidieron una manifestación de los chalecos amarillos con otras dos en defensa del clima y contra la reforma de las jubilaciones. A media tarde, sobre las seis, ya se había detenido a 163 personas en la capital francesa.
Las concentraciones de los chalecos amarillos no habían sido autorizadas, pero sus integrantes, que cumplían ayer su 45 jornada de movilizaciones, mantuvieron la protesta y acabaron siendo dispersados con gases lacrimógenos por parte de las fuerzas del orden.
Las autoridades habían desplegado a 7.500 agentes para evitar altercados ante el temor de la presencia de los llamados black blocs, grupos violentos de encapuchados conocidos por provocar altercados durante las manifestaciones.
Miembros de ese movimiento, no obstante, lograron sumarse a la manifestación contra la crisis climática, protagonizando enfrentamientos contra las fuerzas del orden. Entre los controles efectuados, policías y gendarmes habían incautado objetos como bolas de petanca o un martillo. Las protestas de los chalecos amarillos comenzaron el pasado noviembre en un primer momento contra la subida de los impuestos al diésel, y su amplitud llevó al presidente de Francia, Emmanuel Macron, a anunciar un paquete de medidas en favor de la calidad de vida de los ciudadanos con el objetivo de mitigar la crisis.
El jardín de Marielle Franco Por otro lado, París homenajeaba ayer la memoria de la concejala brasileña Marielle Franco con un jardín en su nombre que la ciudad quiere que recuerde su lucha en favor de las minorías y de los derechos humanos. Sus padres, Antonio Francisco da Silva y Marinete da Silva, y su hija, Luyara Francisco, participaron en la inauguración de ese lugar en la capital francesa, de 2.600 metros cuadrados y ubicado en una terraza colgante junto a la Estación del Este.
La Red Europea para la Democracia en Brasil, en representación de distintas asociaciones humanitarias, fue la que había solicitado que su nombre se inscribiera en un espacio público de la ciudad. El Consejo de París, órgano plenario del consistorio, lo aprobó como reflejo del compromiso de la capital con la defensa de los derechos humanos en todo el mundo y de los cargos públicos en peligro. “Es muy gratificante para la familia y especialmente para mí como hija estar aquí representando su legado”, declaró Luyara Francisco a la prensa. - Efe