Bruselas - El mundo enfrenta una crisis invisible de la calidad del agua y la Unión Europea incluida.”. Así de clara y contundente ha sido la conclusión de informe publicado esta semana por el Banco Mundial, que añade que los impactos de esta crisis son “más amplios, profundos e inciertos de lo que se pensaba” y que “requieren una atención urgente”.
Esta crisis no entiende de ricos y pobres y afecta tanto a países desarrollados como en vías de desarrollo. Y Europa está entre los primeros. De hecho, que la calidad del agua de algunos países comunitarios no cumple la normativa no es nada nuevo, pues basta recordar que el Tribunal de Justicia ha llegado a multar a países como Francia, Alemania y Grecia por violar los límites reglamentarios para los nitratos. O que en el Reino Unido solo el 14% de sus ríos cumple con el estándar mínimo requerido de “buen estado”, según la Agencia Europea de Medioambiente.
El informe Quality Unknow: the Invisible Water Crisis (Calidad desconocida: la crisis invisible del agua) del Banco Mundial surgió con el objetivo de observar y analizar cómo una combinación de bacterias, aguas residuales, productos químicos y material plástico puede llegar a “absorber el oxígeno de las fuentes de agua” y a transformarlas en “veneno para las personas y los ecosistemas”.
Las causas son variables, desde la intensificación de la agricultura, hasta los cambios en el uso de la tierra, los patrones de lluvia más variables por el cambio climático o la creciente industrialización de los países que están creciendo. También los ricos tienen su parte de culpa: a medida que se desarrollan, surge un “cóctel de sustancias químicas” cambiante y que se puede ver, en plásticos o productos farmacéuticos.
Casi ningún país de la Unión Europea se libra de culpa. El informe revela que “casi todos los países (de Europa) violaron los estándares de agua superficial”. De hecho, más del 20% de las 538 subcuencas del continente con estaciones de monitoreo violaron las normas de calidad del agua en al menos seis de los nueve parámetros rastreados entre el año 2000 y 2012. A pesar de esto, el informe afirma que los países “están prestando mucha atención” y “pagando” para mejorar el suministro del agua y de saneamiento. Merece la pena recordar que en 2018 la Comisión Europea revisó la Directiva sobre el agua potable, para tratar de poner esfuerzos en mejorar estos sistemas; y que existe una Directiva sobre tratamientos de aguas residuales, cuyo objetivo es rehabilitar y construir infraestructuras de recolección y tratamiento de estas aguas. - P. G.de Tejada/A.Europa