Copenhague - El socialdemócrata Stefan Löfven se aseguró ayer la reelección como primer ministro sueco al anunciar los excomunistas su abstención en la votación de mañana en el Parlamento, lo que despeja el camino para su proyecto de gobierno rojiverde en minoría apoyado por el centroderecha. Suecia llevaba cuatro meses sin poder formar gobierno.

Löfven, nominado ayer oficialmente candidato, había dado el primer paso para permanecer en el poder al cerrar el pasado viernes un pacto con liberales y centristas que dejaba aislado al ultraderechista Demócratas de Suecia (SD), tercera fuerza política en las últimas elecciones, que se celebraron el pasado 8 de septiembre.

Las concesiones al centroderecha en materia fiscal y laboral, y una cláusula que dejaba al Partido de Izquierda fuera de “cualquier influencia” en la dirección política de Suecia hicieron que esta formación exigiese este pasado lunes una negociación directa con Löfven para no votar en contra en la Cámara y echar abajo su proyecto.

El líder excomunista, Jonas Sjöstedt, anunció ayer el cambio de postura tras un acuerdo con Löfven para defender las reformas impulsadas la anterior legislatura, en que fue apoyo externo de su gobierno rojiverde. La cláusula quedaba así enterrada.

Sjöstedt justificó la abstención por el carácter antirracista de su partido (en alusión al SD) y advirtió no obstante a Löfven de que si lleva adelante las reformas del mercado laboral y de régimen de alquileres incluidas en el pacto con el centroderecha, apoyaría una hipotética moción de censura en su contra.

“hay que cumplirlo” “Lo que está vigente es el acuerdo (con el centroderecha). Hay que cumplirlo. Cómo el Partido de Izquierda elige actuar en distintas situaciones es su responsabilidad”, se limitó a decir Löfven en rueda de prensa conjunta con el presidente del Parlamento, Andreas Norlén, para confirmar su candidatura.

Tanto conservadores como democristianos se mostraron dispuestos a respaldar una moción de censura y volvieron a atacar a sus todavía socios en la Alianza de centroderecha, centristas y liberales, que apoyan a Löfven para mantener aislada a la ultraderecha.

“Han roto la Alianza a nivel nacional, pero haremos todo lo posible para seguir colaborando en el plano regional y local”, dijo el líder conservador, Ulf Kristersson, que tildó de “absurdo” el acuerdo con Löfven.

Tanto la centrista Annie Lööf como el liberal Jan Björklund, sin embargo, defendieron el acuerdo como la única solución posible y se mostraron seguros de que Löfven respetará el pacto. Björklund restó valor a las especulaciones sobre una hipotética moción de censura y dudó de que conservadores y democristianos vayan a frenar unas reformas con las que simpatizan ideológicamente.

En una comparecencia anterior al anuncio de los excomunistas, el líder del ultraderechista SD, Jimmie kesson, había criticado al resto de dirigentes políticos por negarse a negociar con él en los cuatro meses que han pasado desde las elecciones legislativas del 8 de septiembre.

Kesson aludió a la singularidad de Suecia donde, a diferencia de lo que ocurre con formaciones políticas equivalentes en otros países nórdicos, su partido es aislado por su carácter xenófobo pese a ser la tercera fuerza, aunque en varias localidades del sur de Suecia el SD ya colabora con conservadores y democristianos.

Aparte del aislamiento al SD, el origen del bloqueo político era el apretado resultado de las elecciones legislativas: el bloque de izquierda de Löfven, cuyo partido fue el más votado, logró 144 escaños frente a 143 de la Alianza y 62 de la ultraderecha.

Hasta ahora se habían registrado dos votaciones sin éxito para conseguir un nuevo Gobierno tras los comicios de septiembre. En el sistema sueco antes de convocar elecciones extraordinarias son necesarias cuatro votaciones fracasadas en el legislativo, que es unicameral. Si el Parlamento acepta la candidatura de Löfven, este podrá presentar el lunes en la Cámara su declaración de gobierno.