París - Las trabas burocráticas, los recortes presupuestarios y la mayor exigencia de la población han provocado la dimisión creciente de muchos alcaldes franceses, una situación inédita por su amplitud y que se ha acelerado con la llegada al poder del presidente, Emmanuel Macron, en mayo de 2017.
Desde finales de marzo de 2014, fecha de las últimas elecciones municipales, y hasta este mes, tras cuatro de los seis años de mandato, dimitieron en Francia 1.021 alcaldes frente a los 535 de entre 2008 y 2012, y solo desde mayo del año pasado tiraron la toalla 386, en comparación con los 283 de un año antes.
Las cifras oficiales del Repertorio Nacional de Cargos Electos difundidas por el diario Le Figaro detallan que la situación afecta principalmente al norte y el este de Francia, especialmente en municipios de menos de 2.000 habitantes, donde se concentran 887 de esas dimisiones. “No es algo sorprendente, porque las condiciones para ejercer, sobre todo en el mundo rural, se degradan cada año”, explica el presidente de la Asociación de Alcaldes Rurales de Francia (AMRF), Vanik Berberian.
La disminución de los medios financieros, el contacto directo con unos ciudadanos cada vez más exigentes con el cumplimiento de las promesas electorales y frustrados por los resultados y la obligación de someterse a una normativa que según Berberian no está adaptada a las necesidades de su territorio explican el desgaste.
“Hartos” Aunque en el pasado algunos alcaldes decidían no presentarse de nuevo tras acabar “hartos”, la diferencia ahora, en su opinión, es la cantidad de abandonos que se producen antes de llegar a la meta.
La decisión de Macron de julio del año pasado de suprimir progresivamente la llamada “tasa de habitación”, un impuesto que pagan quienes ocupan una vivienda, sean propietarios o inquilinos, no ha hecho más que incrementar la tensión, pues a las colectividades les supone dejar de ingresar unos 8.500 millones de euros.
Según Berberian, alcalde de Gargilesse-Dampierre desde hace 29 años, muchos de los que renuncian ejercían por primera vez “y no midieron bien las dificultades”. - M. Garde