Bilbao- El 1 y el 2 de octubre Javier Vizcaíno y Eider Hurtado se trasladarán a Catalunya para contar a sus oyentes de Onda Vasca qué es lo que ocurre en una de las citas con las urnas más polémicas de la historia de la democracia. Vizcaíno ha abierto las puertas de Euskadi hoy para estar al pie del cañón de una actualidad candente en algunos puntos y reposada en otros, pero siempre con la mirada en lo más cercano.

Siempre hablamos de novedades en las nuevas temporadas de los programas, ¿ha planteado muchas en ‘Euskadi hoy’?

-Muchas no, habrá algunas. La fundamental es que las mañanas las lleva Iratxe Celis y la hora de 10.00 a 11.00 horas de la mañana la vamos a hacer juntos. Después ella estará en el resto del magacín. Ha sido un reencuentro porque ya habíamos currado en Radio Euskadi juntos y nos hace ilusión volver a compartir espacio de radio.

¿Va a haber cambio de tertulianos?

-Muy poco, a lo mejor a lo largo de la temporada vamos cambiando el orden de los días o las mesas. Estamos muy satisfechos por cómo ha ido.

Un empiece temporada caliente, hay muchos frentes abiertos.

-Es una especie de atrapados en el tiempo. Todos los años piensas: Hay cosas en este principio de año. Lo miras bien, y siempre está Catalunya. Empezamos ayer el programa con la Diada. Es ahora o nunca, va a haber choque de trenes. Empieza fuerte.

¿Va a estar Onda Vasca el primer domingo de octubre en Catalunya?

-Sí, allí estaremos cubriendo la información Eider Hurtado y yo. Será interesante.

Un tema que para unos es apasionante, para otros desesperante. ¿Cómo lo ve usted?

-No le voy a poner ningún calificativo, es algo que está, que se viene cociendo en los últimos cinco años, desde la Diada de 2012 y ahora está llegando la hora de la verdad. Lo sigo con interés, parece que llegamos a los minutos importantes del partido. Sí que ha podido ser aburrido vivir en bucle las mismas declaraciones, pero ahora no.

¿Qué momento se vive, el de partida o el de final?

-Desde luego final no es. Estoy con Gabilondo que decía estos días que ni va a empezar ni va a terminar nada. Va a seguir la bronca, se va a enconar más. Pero reconozco que no tengo la capacidad de imaginarme por dónde va a estallar, ya sabes que tiendo al fatalismo. Imagino que va a haber un choque gordo, que se va a emplear la fuerza. No me imagino cómo puede seguir eso si no es mal, muy mal.

Dice usted emplear la fuerza, las amenazas para hacerlo existen, al menos eso dicen desde Madrid.

-Creo que cada vez son más claras y cada vez se están cortando menos. Se ha sido tan irresponsable que solo queda la fuerza. Si el gobierno de Madrid emplea la fuerza va a quedar fatal delante de Europa, pero si no la emplea se le va a escapar el procés. Yo me pongo en la piel del gobierno español y no me imagino qué es lo que pueden hacer, si solo les queda la fuerza, como la empleen mal vamos.

El gobierno catalán parece muy decidido.

-Totalmente.

Está convencido que el 1 de octubre se va a votar en Catalunya.

-Sí. También se votó en 2014 y no sirvió para mucho. Lo que me imagino es que esto no será una repetición porque entonces sería una tomadura de pelo. Supongo que quienes impulsan el procés y han llegado a este punto, tienen las cosas lo suficientemente claras.

Euskadi se ha mantenido en plano mucho más discreto en este tema. Ni siquiera encabeza las informaciones como ocurría hace unos años.

-Lo cual no está nada mal. Eso no creo que sea negativo, se han tranquilizado mucho las cosas y eso habla de madurez de la sociedad. El día que esta sociedad quiera, lo vea más claro, se den las circunstancias necesarias y las complicidades suficientes, que me temo que esto es lo que falta, entonces tiraremos adelante. Aquí, hasta que no se vea más claro no se dará un paso en ese sentido.

Además de política, ¿tendrá ‘Euskadi hoy’ otros temas?

-Sí, una de las ideas que tenemos es reforzar lo local. Vamos a hablar de la situación económica y de todo lo que se mueva en la sociedad sin descuidar la política. Tampoco podemos alimentarnos solo de política, salvo que cambien mucho las cosas, está todo tan suficientemente calmado que hay que ir a por otros temas que también resulten importantes.

Este es un curso no electoral salvo en Catalunya.

-Salvo sorpresa todo está centrado en Catalunya, pero la experiencia me dice que no se pueden hacer vaticinios. Cuando más calmados parece que van los temas es cuando saltan. En Catalunya no se esperaba hace seis años que doce meses después empezara todo este proceso, nadie lo pronosticaba. Pero de repente, se dan una serie de circunstancias que hace que todo salte. Una de las cosas que he aprendido es a no hacer vaticinios.

No hay muchos volcanes que exploten como este, ¿no?

-Uy qué no. Este tema es como otros muchos. Tampoco se esperaba un partido como Podemos. De repente, en cinco o seis meses se cuece lo que era inimaginable. Aparentemente el panorama está tranquilo en Euskadi pero hasta que deje de estarlo. Nunca se sabe.

Hablemos de usted y su trabajo. ¿Se ha asentado como un madrugador convencido?

-Sí, no tengo mayor problema para madrugar. ¿Convencido? No me queda otra, tengo que hacerlo y cada vez me siento más a gusto. Ahora, como he perdido las buenas costumbres en vacaciones, me costarán estas dos primeras semanas, pero enseguida a volveremos a las rutinas habituales.

Me imagino que en vacaciones se habrá hartado a leer y escuchar música.

-Menos de lo que quería. He paseado mucho, he andado en bici y he leído la prensa local de Zamora y de León.

¿Le ha sido fácil desconectar durante el verano?

-Ha sido imposible, en el verano han pasado cosas bastante gordas como el atentado de Barcelona y ha sido muy difícil desconectar. No he seguido todos los temas con la misma intensidad que en el curso pero he estado pendiente. Con el atentado de Barcelona es imposible desconectar aunque te vayas al fin del mundo. No he podido desconectar de las grandes cuestiones de la actualidad.

Para muchos un atentado muy difícil de predecir, incluso se decía que era imposible.

-Hasta que pasó muchos decían que no iba a ocurrir algo así en nuestro entorno y yo preguntaba que por qué estaban tan seguros de que era difícil que ocurriera. Yo estaba convencido de que sí era posible. Hablo de nuestro entorno: hablo de Barcelona, Madrid, Valencia y hablo perfectamente de Euskadi. Tengo claro que ese tipo de acontecimientos van a seguir sucediendo, no estamos libres y se ha demostrado. Había gente que decía que no tenía sentido la alerta y la preocupación y se ha visto que estaban equivocados. No quieres que ocurra pero es lo que temes que pueda ocurrir.

Un grito unánime: No tengo miedo. ¿Un canto al sol?

-Ya me gustaría no tener miedo, es un lema muy voluntarista. Desgraciadamente, sí tengo miedo; no es un miedo paralizante que me impida hacer cosas, pero es el miedo que guarda la viña, el miedo que te hace estar pendiente y estar alerta. Yo sí tengo miedo.