venecia - Si hace 33 años el actor italiano Michele Placido se metía en la piel del comisario Cattani en La Piovra, un gran éxito de la televisión italiana, ahora es uno de los directores de Suburra junto con Andrea Molaioli y Giuseppe Capotondi. “Estamos viviendo una revolución televisiva y estoy contento de formar parte de ella”, afirmó Placido en una rueda de prensa sobre una serie que es la primera producción italiana de Netflix y de la que se pudieron ver los dos primeros episodios en Venecia. La serie se estrenará el próximo 6 de octubre.
Con una cuidadísima ambientación, Suburra tiene una imagen más cercana a las de las series americanas pero con una cadencia más europea, muchas escenas grabadas en las calles de Roma y una buena dosis de escenas eróticas. Consta de diez capítulos que alargarán un poco más la historia que se llevó al cine en 2015 y que se basa en el libro homónimo del juez y novelista Giancarlo de Cataldo. Porque la serie es una precuela y muestra a los protagonistas más jóvenes, según explicó la guionista, Barbara Petronio, que consideró que son personajes “universales que se sitúan en un contexto concreto que es Roma”. Una Roma, la que muestra la serie, que tiene elementos realistas pero que es de ficción. “Si hubiéramos querido escribir un reportaje periodístico, no habríamos llamado a la historia Suburra, sino Ensayo sobre la corrupción de Roma”, precisó De Cataldo. “Cada relato es siempre una metáfora y siempre una interpretación y cada interpretación es siempre un relato y siempre ficción”, agregó.
El título alude a Suburra, el antiguo barrio criminal de la Roma de Julio César, pero también a una frase hecha para referirse a los traficantes de droga, políticos y curas corruptos, prostitutas de lujo, la mafia o la especulación inmobiliaria. “Nada es ya sagrado” es la frase con la que se anuncia una serie que al ser de Netflix ha buscado un enfoque más internacional, según explicó uno de los productores, Riccardo Tozzi. “Requería algo fuerte y auténtico, con una potencia derivada de la verdad, pero al mismo tiempo debía poder ser entendida por todo el mundo. Ha sido un trabajo muy intenso”, explicó. - Efe